Al salir de aquel corredor me pude dar cuenta que Mauricio me había conducido al techo de aquel enorme hospital, desde ahí podía observar perfectamente el jardín, la muralla que rodeaba el lugar y la neblina que jamás se apartaba. Pronto Mauricio había tomado asiento en una enrome gárgola de piedra que resaltaba del tejado y yo me había inclinado sobre el tejado cuidando de no caer de aquel lugar. La vista era hermosa, pronto caí en la melancolía al pensar cuantos paisajes como este habría observado con mi esposa y ahora no era capaz de recordar ninguno.
- Ten cuidado con lo que dices Julián- , me dijo Mauricio en un tono que mas de amenaza sonaba a miedo; Enseguida y mas por impulso que por un raciocinio lógico le dije: ¿acaso tienes miedo de perder su juguete favorito? El sonrió y me aseguró que era por mi propio bien que me lo decía, lugares como este no encontraría tan fácilmente en un sitio así, además me dijo:
Pones en riesgo no solo un paraíso, sino el refugio de millones de seres, tú no tienes idea de la cantidad de pacientes que el doctor tiene bajo su cuidado, la mayoría le deben a él el escaso raciocinio lógico que poseen. Ten cuidado pues en esta empresa tuya puedes perder más de lo que imaginas.
En verdad no recuerdo las palabras exactas con las cuales respondía a sus acusaciones pero le aseguré que yo solo respondía a una grave agresión de su parte. El sonrió y me dijo que nosotros, los seres humanos pensábamos de antemano que todo lo que las otras personas hacían en contra de nuestra voluntad siempre era con el ánimo de lastimarlos, pero la verdad casi nunca era así, lo que siempre resultaba herido agrego, es el ego mismo de las personas. “Una persona como tú jamás entendería eso”.
Sonreí discretamente, y le informe que yo también había pensado en todo eso, pero talvez fuera hora que el paciente ayude al médico para variar. Mauricio me contesto diciendo que durante siglos él había fungido como el asistente de Anuar y nunca había conocido a nadie que estuviera tan lejos de la realidad pero tan cerca de destruir algo que él mismo no entiende. “Definitivamente eres un humano único, inteligente pero a la vez tan tonto que no comprende su propio potencial”.
“gracias por lo que me toca” le respondí en un tono sarcástico a morir. Durante todo este tiempo he tratado de decirte que lo único que quiero es salir de aquí, pero tu y tu glorioso medico lo único que han hecho por mi es tratarme como un demente; Y de la manera mas despreciable han abusado de mis buenas intenciones y ahora me han puesto en el lugar de un tirano sin compasión, yo se perfectamente que para muchos este lugar puede ser su tabla de salvación, pero para mi no es más que una cárcel, tu, y tu glorioso médico no son mas que unos simples carceleros. La verdad no se por que he dudado tanto en hablar con el doctor y de una buena vez destruir este lugar hasta sus cimientos. Mauricio eres tu quien comenzó con todo esto... no me explico por que tienes miedo ahora.
Lentamente comencé a caminar por el borde del tejado; Escuchando a Mauricio, tratando de comprender lo que él me decía, pero por sobre todo, pensando siempre la forma de salir de aquel hospital. Pronto la conversación de Mauricio se torno cada vez más y mas monótona, siempre girando sobre el mismo aspecto, aspecto que claramente deseaba que no tratase con el doctor, pero a la vez, era claro que no intentaba darme ninguna respuesta lógica a mis interrogantes. Básicamente trataba de convencerme de seguir siendo el paciente, de seguir siendo su juguete. Pronto me exaspero la conversación, la monotonía de su discurso y sobre todo el hecho mas evidente de aquella charla, el no deseaba darme ninguna respuesta, no quería ayudarme, tan solo deseaba seguir manteniendo el estatus cuo imperante hasta el momento. Pronto no resistí más y bruscamente lo interrumpí diciéndole:
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Editado: 20.03.2020