Aun recuerdo el primer día en que llegue a este lugar, me encontraba perdido sin dirección o rumbo, luego encontré las escaleras incrustadas en la piedra, estaba perdido y confundido pero algo me decía que estaba bien y que debía seguir caminando, el camino era oscuro pero mi dedición iluminaba todo mi sendero, luego al llegar a la sima y ahí encontré estampada en la roca de aquel lugar dos calaveras cruzadas por una por una espada y otra teniendo en la mano un bastón; era hermoso, nunca había visto algo parecido, era tal y como recordaba el símbolo de mi fraternidad, representan la lucha contra la muerte y las enfermedades, y el bastón representa la constancia y dedicación que debemos tener todos los miembros de mi orden para con nuestros pacientes. En aquel instante supe que lo había logrado, supe que había llegado al lugar correcto, en el cual podría ayudar dedicándome de lleno a mis pacientes.
Luego encontrar el camino al hospital fue muy sencillo, era un día precioso, el sol brillaba y no había esa neblina que lo cubrió todo tiempo después. Las llaves del instituto estaban el la reja, las tome y me adentré por un hermoso jardín lleno de flores, los árboles eran frondosos, era un paisaje digno de admirar, ideal para el reposo y la cura, luego llegue a la puerta de entrada la cual abrí de par en par, lo primero que hice fue revisar todo el complejo, me asegure de que todo funcionara correctamente, pronto llegarían mis pacientes y quería que todo estuviera perfecto. Todo se encontraba en excelente estado, los cubículos de aislamiento se encontraban listos, las rejas de contención eran perfectas, se mostraban mejor que nuevas, mi oficina contaba con todas las facilidades para la atención siquiátrica además de contar con una bella vista del jardín que rodeaba las instalaciones. Desde ahí podía ver todo, lo único que me molesto de aquel lugar fue ver aquel arbusto muerto en medio de mi hermoso jardín, pero en aquel momento no fue algo que me distrajera, me comenzaba a alistar para mis pacientes, al final cuando estuve listo nada paso.
Pasaron días enteros sin que llegara nadie, ahí estaba yo listo para atender a mis pacientes pero nadie venía por mi ayuda, era desesperante, al final comencé a recorrer nuevamente mi hospital cuando me encontré con algo fuera de lugar, era un hacha dejada por descuido en medio de un pasillo por el cual pasarían pacientes siquiátricos, era un descuido imperdonable por parte de los constructores de aquel lugar, afortunadamente había decidido realizar una ronda por las inhalaciones antes que llegaran los pacientes. Tome el hacha y me dirigí hacia mi oficina, estaba furioso, era un error imperdonable en un lugar como este, al llegar a la oficina la arroje contra el escritorio y me dispuse a redactar un comunicado en el tono mas duro posible a la firma constructora ya que un descuido de esta naturaleza no podía dejarse olvidado, cuando lo había terminado mire nuevamente mi jardín, fue en aquel instante que nuevamente detalle aquel arbusto muerto y pensé “ya que tengo la forma de arreglar ese detalle es buena idea terminar de ajustar este lugar”.
Fue en aquel momento cuando me había adentrado en el jardín cuando me encontré por primera vez con Mauricio, me dijo que me detuviera que si sabía lo que estaba haciendo, -claro que si- le respondí, pero Quiero saber quien eres tu y que haces aquí.
Fue así como entramos al hospital hable con Mauricio le comunique mis expectativas respecto a su trabajo y de cómo esperaba que pronto comenzaran a llegar los pacientes, le hable de lo estricto que era y de la confianza que debía depositar en él. En aquel momento me sentía muy feliz, ya que todo comenzaba a marchar a las mil maravillas.
Mauricio me indico que pronto comenzarían a llegar los pacientes y que debía prepararse, le entregue las llaves y el me pidió el hacha para guardarla en un lugar seguro ya que mi oficina no era el lugar mas apropiado para un instrumento de esa naturaleza, asentí con la cabeza y le pedí que entregara la carta que había realizado a los constructores, el asintió y se marcho por el pasillo.
Al poco tiempo Mauricio comenzó a presentarme pacientes, todos presentaban un cuadro similar de psicosis, pronto me encontré con mas pacientes de los que podía atender a la vez, uno tras otros intentaba darle la mejor atención que podía pero siempre terminaba por pasar a ser otra historia clínica, año tras año intente encontrar la cura a este cuadro sin resultado alguno. En ocasiones sentía que mis fuerzas flaqueaban, pero mi juramento me daba ahíncos para continuar, siempre considere a mis pacientes como seres humanos muy importantes, lamentablemente mis pedidos de mas doctores nunca fueron escuchados por la junta directiva. Así que sobrepasado por esta terrible enfermedad me vi abocado a vivir como un ermitaño en mi propia oficina, ya nunca pude observar nuevamente el hermoso jardín o realizar las rondas para mirar a los enfermos. En verdad solo tenía tiempo de realizar unas cuantas consultas antes de regresara a mi eterno papeleo.
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Editado: 20.03.2020