Esa mañana Mery se despertó y al no encontrarme en la cabaña nuevamente se dispuso a salir para recorrer el poblado y charlar con quien tuviera tiempo de escuchar y ser escuchado, ayudar en lo que pudiera y al fin sentir un lugar como propio.
Las calles de Sant Reme la recibieron con la amabilidad característica de sus pobladores, la escena la había repetido todos los días desde que llego a sus límites de la mano de un extraño que a fuerza de perseverancia, amor y dedicación se había transformado en un gran amigo y un inseparable compañero de aventuras, ella estaba segura que Julián nunca se sentiría cómodo en ningún lugar ya que lo que buscaba talvez jamás lo encontraría pero sabía que nunca la dejaría sola, por primera vez desde aquella noche en que ella murió nunca había estado tan segura de nada, la calidez y firmeza que irradiaba Julián la hacían sentirse segura. Él no se sentía parte del pueblo como ella, pero estaba segura que llegaría al la cabaña al anochecer y que si algún día desidia dejar el pueblo lo haría de la mano de ella justo como llegaron.
Las calles de casas iguales le recordaban algo de su infancia algo perdido para siempre en la bruma de recuerdos olvidados, los pobladores ya la saludaban por su nombre que pese a no ser el suyo lo había hecho parte de su alma, al fin y al cabo se lo había dado su primer amigo en toda la eternidad. Ya conocía por nombre a casi todos los pobladores, el carnicero, el lechero, el panadero, la costurera, los concejales, el albañil y hasta el zapatero ya habían hablado personalmente con ella, cada mañana se despertaba con la inminente necesidad de charlar con alguien nuevo, con alguien que le permitiera desahogar lo único que sentía aún hundido en aquella playa de donde un día su amigo la había sacado su garganta, sentía que debía hablar y hablar por todos los años que no lo hizo, que por fin podía sentirse nuevamente parte de una comunidad.
Las calles pronto la condujeron a la plaza donde el reloj marcaba las nueve de la mañana, así que sintió que debía darse prisa por conocer a otro poblador, para que alguien más supiera que no se encontraba solo.
Pronto comenzó a correr, a buscar alguien nuevo, le aterraba la sola idea de que ya hubiera conocido a todos los pobladores de que no tuviera la emoción de conocer a una nueva alma, la sola idea le helaba el corazón. Busco por todos lados a alguien pero pronto fue claro para ella que ya conocía todo el poblado y que todos la conocían a ella, la idea la aterrorizo y por un instante sintió en su pecho la enorme opresión de no poder llorar, sus lagrimas se habían unido hace demasiado tiempo con el mar y ya no tenía ni una sola lágrima en su alma desnuda.
Mery sintió la enorme necesidad de estar con Julián, al fin y al cabo ese era su único y verdadero amigo, ¿pero donde se encontraría en aquel momento? La respuesta vino a ella como un rayo, era claro que Julián nunca se conformaría con una sola versión de las cosas, así que por mas ilógico que pareciera él se encontraba buscando el cabo suelto de Sant Reme, él esta con Carlos. Mery sintió como el solo saber donde estaba la impulsaba a correr, nuevamente Julián sin saberlo había venido a su salvación, dándole una nueva persona con quien hablar, él había logrado hacer desaparecer la opresión en su pecho y las ansias de verlo y agradecerle la conminaban a correr y no detenerse hasta tanto tuviera ante ella a estas dos personas, ya que estaba más que segura que se concentraban juntas.
Al salir de la plaza su carrera fue detenida por Cesar, que con un movimiento muy brusco la detuvo del brazo. Mery estaba confundida no sabía que había pasado en su mente solo estaba Julián, tardo varios minutos en estar nuevamente consiente de donde se encontraba y de quien la había detenido. La charla de Cesar ya había pasado hacía mucho tiempo por las disculpas por su forma de detenerla y se encontraba muy adentrada en sus dotes de explorador y sus funciones como miembro del consejo de Sant Reme pese a que Mery quería dejarlo y seguir corriendo en búsqueda de Julián, ella sabía que las reglas de educación hacían imposible que ella despreciara la charla pese a que para ella en aquellos momentos resultaba de lo más aburridora y desesperante. Mery lograba disimular escasamente su disgusto debajo de una sonrisa que lucia demasiado fingida y pese a que era obvio para ella que Cesar sabía de su disgusto, este parecía demasiado absorto en su propia auto proclamación de virtudes como para que el claro disgusto le importara.
La charla de Cesar la condujo de la mano de él por todo el poblado y por mas que ella trataba de adentrarse en la conversación esta cada vez le parecía un dechado de arrogancia y petulancia, Mery reconoció que Cesar la guiaba por las calles aledañas a la plaza de Sant Reme, rodeándola sin entrar en ella por ningún motivo, le pareció que él hacia lo mismo con su conversación, tan solo era un desgate de tiempo sin llegar a ningún lugar. Mery trato de evadir la realidad mirando las caras de los habitantes, ahí estaba el carnicero con quien había charlado hacía dos días, ahí estaba el panadero a quien le ayudo a llevar agua del poso ayer, luego vio a la costurera pasar sin atreverse a mirarla a la cara, cuando pasaron junto a Juan este también evito mirarla a la cara y el zapatero no pudo mas que concentrarse en su trabajo cuando los vio pasar junto a su taller. Pronto Mery se dio cuenta que algo estaba pasando, que algo malo le sucedería, en aquel momento recordó cuando Julián y ella habían salido de las montañas y nuevamente caminaban junto al mar, recordó lo calido que era el corazón de su amigo y lo bien que se sintieron en este instante, en ese momento Mery deseo estar ahí con Julián y que el fin de los tiempos los encontrara en esa playa rocosa.
La charla de Cesar continuó por muchas horas, hasta que el reloj de la torre dio las doce del día en aquel momento Cesar dejo de auto alabarse y por fin llego a un tema importante.
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Editado: 20.03.2020