Purple Eye [cada Jueves Nuevo Capítulo]

Tres (pt. 1)

"La vida de un niño no tiene infelicidad".

"Un infante nunca presenta preocupaciones".

"Un niño siempre vive en una fantasía".

Las frases anteriores las puedo oír una y otra vez a lo largo de los días y me he podido percatar de que son una completa falsedad. Yo soy un "pequeño niño" y la infelicidad es el sentimiento más predominante en mi día a día.

Finalmente, las clases de la primaria han terminado. ¡Libertad!, aunque no lograda del todo.

Una vez que mi jornada de estudió se disolvió, me tocaba esperar horas a que mi madre llegue. Incluso algunas veces ni siquiera llegaba; en esos casos, era mi responsabilidad regresar a mi hogar por mis medios; la mayoría de veces le pido a la madre de un amigo el favor de que me llevase a mi hogar o simplemente tomo el autobús.

Tras esperar unos pocos minutos, un carro escarabajo color plata se avecinaba al instituto. Habían llegado por mí, demasiado temprano diría yo. Después de varios intentos en los que mi madre trató de aparcar, lo logró. Ella salió del auto, tenía un aspecto asqueroso: ropa vieja, cabello desarreglado y un porro en su mano. Su aspecto no me sorprendió, ya que era como se vestía todos los días.

Caminé hacia el auto y sin saludar a mi madre, me subí de un brinco a éste. Una vez dentro, mi madre entró también y encendió el vehículo para salir de allí.

Mi madre quiso iniciar una conversación. Traté de no responderle, pero lo hice de todos modos.

—Tom...

–¡¿Ahora qué quieres?! —Respondí enojado, no quería hablar con esa cosa que al parecer es humana.

—¡A mí no me hablas así, pedazo de mierda! —Mi mamá comenzó a aumentar la velocidad del auto por el enfado, estuvimos a menos de un centímetro de otros autos en varias ocasiones. —¡Voy a matarnos en un choque si vuelves a hablarme de esa manera, inútil!

—Haz lo que quieras. Prefiero estar muerto a seguir viviendo contigo.

—¡VAS A ARREPENTIRTE MALDITO ACCIDENTE DE AMOR! —Mi madre gritó con intenciones de lastimarme. Traté de resistir, pero las lágrimas salieron sin previo aviso. —¡Ay, el pequeño niño está llorando! ¡Pobrecito, traigan a la nana para que lo calme! —Mi madre dijo en tono burlón. Soltó una carcajada. Pude resistir la tristeza y las lágrimas pararon. Me quedé callado.

Preferí no decir nada, porque de lo contrario, mamá... Me habría hecho algo demasiado... Incómodo para mí.

Dentro del auto, percibí un extraño olor... Como a podrido. Decidí echar un vistazo en la parte trasera del automóvil. Allí atrás se encontraba un cadáver a media descomposición. Me dieron ganas de vomitar, pero me resistí.

Aunque no sea creíble, esta situación ya me ha sucedido varias veces. Mi madre es una asesina que mata sin alguna razón. Una completa psicópata. No quiero decirles a las autoridades; ya que —si lo intento— mi madre me... Hace su castigo especial; es demasiado doloroso, pero parece que a ella le da una especie placer. No quiero sentir ese tubo en mi ano de nuevo, por lo que no quiero delatarla. Así que sólo me volteé y continué el camino, tratando de no pensar en aquel cuerpo y causarme melancolía.

Finalmente llegamos a casa.

—No fuimos al instituto de Dylan para recogerlo. —Pregunté a mi madre antes de bajar del auto.

—Meh, él puede regresarse caminando o en autobús. —Mi madre mencionó con un tono de flojera y fatiga. Como siempre, pone sus necesidades personales más importantes que a sus hijos trillizos: Dylan, James y yo.

Bajé del auto y revisé si había algún correo en el buzón de la familia, aquél que tenía escrito nuestro apellido: Jensen. No había ninguna carta o regalo, como normalmente.

Entré a nuestro hogar y James nos estaba esperando en la entrada. Mi madre había ido primero por él a la escuela como siempre. Ella abrazó a James y le concedió unos besos en la cabeza. Mientras lo hacía, los miré con envidia. Mi madre nunca nos da tanto amor y cariño como a él. James es el "favorito" obviamente, a pesar de que los tres somos iguales en cuanto a físico; LITERALMENTE, SOMOS TRILLIZOS. Además, a James nunca le ha tocado el castigo "especial".

Pregunté por la comida, pero la respuesta que obtuve fue: "No la hice, tuve que dormir" tras una carcajada maligna. Acto seguido, sacó del refrigerador un plato de milanesa. "Ten James, esta comida es sólo para ti, tu favorita". Mi hermano, tras ver el plato, se lo devoró a velocidad récord.

Mi mente pensaba una y otra vez: "injusticia". ¡¿CÓMO PUEDE DARLE DE COMER SÓLO A Él?!

Decidí sacar mis ahorros para comprarnos a mí y a Dylan algo de alimento. Él no había llegado y seguro estaba hambriento.

En el supermercado más cercano compré dos fideos instantáneos. No es lo mejor, pero es para lo único que me alcanza.

Regresé a donde vivo. Dylan ya había regresado, se veía muy adolorido. Lo tomé del brazo y lo llevé a mi habitación.

—¿Qué sucedió? —Le pregunté a Dylan de forma preocupada.

—Camino a casa, me asaltaron. Cómo no tenía nada que darles, me golpearon. Puede que no se vean las heridas, pero siento la necesidad de acostarme y no hacer nada a causa del dolor.

—Te pondrás bien.



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En el texto hay: dioses, muerte y sangre, suicidio y depresion

Editado: 06.08.2020

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