Lo único que soy capaz de pensar ahora mismo es el odio que le tengo a Ane. Tantos años de sufrimiento mientras ella siempre decidía y nunca me preguntaba lo que en realidad quería ante alguna situación. Tantos años en los que mi único hogar era su sombra, su inmensa y tóxica sombra de la que no era capaz de escapar.
Por mucho, ella es la persona más manipuladora que he conocido nunca. Siempre se preocupa por ella misma, lamentándose por la muerte de su familia; y, ¿alguna vez preguntó cómo yo me encontraba? No, y nunca lo hubiese hecho. Es una egoísta. Ella, ella, ella y nadie más.
Mientras pienso en el bastante odio que le tengo a Ane, todo mi alrededor crea la ilusión de que ya no existe. Aquellos pensamientos han invadido por completo mis cinco sentidos, con los que la única cosa que pueden percibir es ese sentimiento de asco y coraje.
Por un instante, mis emociones negativas desaparecen y mi atención se enfoca en el entorno físico a mi alrededor. Estamos ubicados en la Purp, ya en su totalidad de color morado.
Frente a mí, está Ane, con una cara de putrefacción, sorpresa, confusión y arrepentimiento de forma simultánea. Aquel gesto me hace mucha gracia, finalmente recibe lo que se merece después de todo este tiempo.
A mi lado, se encuentra mi amo y mi superior, Yaltinga; el cual, a diferencia de Ane, yo lo conozco desde hace ya varios meses desde su lado verdadero y puro. Él se comunicó conmigo y me propuso una idea para que Ane reciba aquello que ella se merece. Me explico acerca del Ciclo Mayor, de los tres ataques que estaban por suceder, del poder que conseguiría y, lo más importante, el infinito sufrimiento que tendría ella.
Yaltinga se encontraba explicándole a Ane lo que ahora sucedería: la prueba que determinará quien de nosotros dos se convertirá en Purple Eye, el cual creará a la siguiente raza superior e inteligente.
El gran ojo con iris color blanco parpadeó y un sonido de chasquido acompañó su rápido y, ante nuestra vista, casi inmediato movimiento de su único párpado.
Todo se volvió negro para mí.
*********
—¡Bill, ayúdame! —Ane grita desde aquel escondite subterráneo ubicado en su casa. —Se está acercando, ¡apresúrate!
—¡Voy para allá! —Respondo, con el mismo volumen. Avanzo a toda velocidad hacia la entrada de aquel agujero y bajo a través de las escaleras.
—¡Bill, haz algo! —Ella grita desesperada, y con suficiente razón. Una mujer a la que no se le puede ver la cara, gracias a su cabello largo y desarreglado que obstaculiza el paso de la luz, se está acercando a Ane con cuchillo en mano, con intenciones de asesinarla.
—¡No te preocupes, estarás bien! —Tranquilizo a Ane de forma falsa, no quiero que piense que estoy del lado de Yaltinga. Quiero que muera, pero no sufrirá tanto de esa forma, es mejor que pierda las pruebas del ojo monumental, así sufrirá por el resto de la eternidad. —¡Tengo una idea! —En una esquina de la habitación, pude visualizar una pala. La tomé con fuerza y con ella golpeé fuertemente a la misteriosa mujer.
Hubo silencio durante algunos segundos.
—Veamos quién es esta mujer asesina. —Ane dijo con enfado, mientras se levantaba para poder acercarse a la mujer que al parecer estaba inconsciente. Una vez a su lado, se puso de cuclillas y con su mano movió los cabellos cafés de la mujer para poder ver el rostro de la persona que intentó matar a Ane.
Una vez los delgados cabellos fueron desplazados, se nos fue posible ver su cara. Al verla, Ane y yo quedamos completamente anonadados. Se trataba de la madre de Ane. Yaltinga me había hablado de este segundo ataque; uno en el que las personas se volverían locas y matarían a los de su alrededor, pero nunca imaginé que la madre de Ane fuese en busca a matar a su hija.
—¿Eh? ¿Por qué mi madre intentó matarme? —Ane estaba confundida, era obvio que no estaba enterada de que hoy comenzaría el segundo ataque. Ella tomó los párpados de su madre para ver el color de sus iris, y como sospechó, resultaron ser color púrpura, y con ese dato, supo de inmediato que se trataba de un ataque de Purple Eye, aunque técnicamente se trataba de Yaltinga.
Por unos momentos, pensamos que ella simplemente estaba inconsciente y que despertaría en unas horas como si nada hubiera pasado sin su terrible locura; sin embargo, no fue así. Lentamente, un charco de sangre se formó bajo la cabeza de la madre de Ane; así supimos que había fallecido.
No lo podía creer. Me alejé de Ane y fui a una esquina a procesar todo esto. Mientras me alejaba, las lágrimas en la cara de Ane se hicieron presentes.
Esto no era posible... Sé que quería que Ane sufriera pero... No quería hacerla infeliz directamente. Oh no... ¡acabo de asesinar a su madre!, es demasiado para mí, creí que esto de hacerla sufrir sería fácil pero no es así.
Me lamenté un largo rato, cuando de repente, tras el primer grito de arrepentimiento y agonía, desperté.
Mi cuerpo se doblegó rápidamente, como un reflejo de la pesadilla que había tenido. Fue entonces cuando supe que todo el recuerdo de lo sucedido con Ane fue una simple pesadilla y nada más.
Por unos minutos, traté de tranquilizarme, diciéndome a mí mismo que no había sucedido en realidad; pero no todo es color de rosa. Puede que no haya sucedido hace unos minutos, pero si sucedió realmente hace unos días.