Relaciones Anti-Fractura

Giro mi cabeza hacia arriba para ver lo que allí se encuentra. Lo único que soy capaz de hallar es un techo totalmente blanco sin diseño alguno.

Me quedo mirando hacia la dirección superior y poco a poco mi cerebro entra en un estado de reposo, uno en el que parece que salgo de mi cuerpo y pienso en alguna cuestión con, muchas veces, poca importancia.

Me encuentro sentada en la esquina de una habitación, la cual tiene dentro de ella una cama, un buró y algún que otro cuadro por ahí colgado.

El asiento en el que estoy encima es de cuero, color café y está cuidadosamente elaborado a mano. Siempre adoré este pequeño sillón, el cual siempre usaba en mi infancia, y aún en aquellos últimos momentos en los que ningún ataque de Yaltinga había sucedido, lo seguía usando.

Por poco imagino que esta es mi verdadera realidad y que mi familia regresó a mi lado una vez más para darme una segunda oportunidad. Pero todos sabemos que eso jamás sucederá y esto es sólo una prueba que Yaltinga creó sólo para mí. Una realidad que no es infinita; una realidad que después de esto, nunca más volveré a experimentar; una realidad que cuando finalice, aquellos recuerdos en los que mi familia falleció serán más vívidos que antes.

—¡Ane! —Una voz suave y con un muy bajo volumen me dice.

Como echaré de menos esta realidad. Creo que ha sido lo único positivo que podemos extraer de ti, Yaltinga; aunque a largo plazo, esto me perjudicará más de lo que me ayudará. A veces, la nostalgia puede ser mortal y peligrosa, especialmente cuando de personas queridas se trata.

—Ane, ¡reacciona! —Aquella misma voz repite. Finalmente, regreso a la realidad. Mi madre estaba tratando de hacerme retomar la atencióm mientras pensaba en quién sabe qué. —¡Vamos Ane, ayúdame con tu padre!

–Sí, claro. Lo siento mamá.

Alan tenía a mi padre entre sus brazos con el fin de llevarlo hasta su cama, pero no era capaz de resistir su peso. Rápidamente, me levanté del sillón de mi padre y ayudé a mi hermano a llevar a Arlo hasta su lugar de descanso.

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—Parece que ya logró averiguar de lo que se trata la prueba. Al parecer no la diseñaste para que sea lo suficientemente complicada, Bill. —Yaltinga me notifica, burlándose de lo fácil que creé el conjunto de acertijos.

—¿En serio crees que haría la prueba fácil? —Pregunté de forma sarcástica. Una vez dicho, aquel ojo gigante apartó la mirada del suelo traslúcido y realizó un movimiento veloz para observarme. Pude ver su aspecto con más detenimiento que otras ocasiones. Su pupila pálida junto con el resto del ojo color rojo sangre y heterogéneo me transmiten una sensación de incomodidad que me descoloca de forma repentina. Siento como si fuese a tomarme y descuartizarme en cuestión de pocos segundos y con extrema facilidad. Lo único que pienso es que lo arruiné todo, ya no hay futuro prometedor.

—... Eso fue lo último que dijiste en libertad. —Él anunció de manera seria y molesta. Parpadeó y a mi alrededor se formaron unos gruesos tubos de acero sólido, formando una cárcel de la que me era imposible salir. Me siento arrepentido, sabía que cualquier pequeño error me condenaría. Tuve que haberlo obedecido desde el primer segundo. Aunque a decir verdad, éste fue el menor de las acciones que pudo haber hecho, en cambio, pudo haberme creado una prueba para ponerme al nivel de Ane.

En la realidad de ella, ya sucedió el primer ataque de locura hacia su padre. Me sorprendió lo rápido que supo el objetivo de la prueba. Sólo espero que no lo logre, o de lo contrario, estoy perdido, pues no lograré ser Purple Eye, mientras que ella sí se convertirá en uno. Lo único que ahora puedo hacer es sentarme aquí dentro y reposar. Es horrible no poder hacer nada para tratar de evitarlo.

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Con sumo cuidado, colocamos a mi padre sobre su cama mientras él se movía de forma brusca, diciendo un montón de cosas que para mi madre y Alan eran extrañas, pero que yo ya sabía su significado perfectamente, a causa de lo que había sucedido en la verdadera realidad. Estas cosas eran referentes principalmente al Ciclo Mayor, el cual efectivamente sí sucedería dentro de poco.

Mi madre parecía estar muy asustada de lo que sucedía, por lo que empezó a cuestionar a mi padre de todo aquello que repetía una y otra vez sin oportunidad de pausa ni finalización. Arlo estaba tan asustado y descontrolado que no respondió a las preguntas que Aria le estaba formulando.

Llegó un momento en el que la locura de mi padre se intensificó, llegando al punto en el que hasta comenzó a convulsionar. El morado de sus pupilas se esparció por toda la superficie de sus ojos. Su movimiento era tal, que era posible percibir un movimiento de la cama demasiado fuerte. Lo único que podíamos hacer mi madre, mi hermano y yo era observar atónitos, sin saber qué hacer. Alan trató de tomarlo de las manos para tranquilizarlo, pero no fue posible.

Mientras todo esto sucedía, trataba de pensar en cómo pasaría la prueba, buscando en todos los rincones de mi cerebro la manera en la que lograría evitar los ataques que se avecinaban. Mi madre tenía un nivel de estrés tan alto, que tomó su teléfono para llamar a emergencias.

Justo cuando se encontraba marcando el número de tres dígitos, una idea de lo que haría para poder ganar la prueba llegó a mi cabeza. Esto evitaría el comienzo de los ataques y de paso la ruptura de la familia. Considérate perdedor, Bill.