¿qué es el amor?

CAPÍTULO 6: EL MESERO

Keira

—No, no, eso no puede ser. —Niega con la cabeza y retrocede. Su rostro lleno de dolor e incredulidad me hace sentir un poco mal, pero me mantengo tranquila, sin denotar nada en mi rostro, creyéndome mi propia mentira.

Sé que está mal que le mienta de esta forma, pero no puedo hacer otra cosa para lograr liberarme de él. Si le digo que estoy soltera, va a intentar reconquistarme y yo no quiero eso, me niego a volver con él. La confianza que le tenía se fracturó para siempre. 

No obstante, no le estoy negando a sus hijos, así que no me puede reprochar nada. 

—Tú no mencionaste nada cuando nos vimos —dice sin resignarse y me observa enojado. 

— ¿Por qué tendría que darte explicaciones de mi estado civil? —Bufo y me llevo ambas manos a la cintura. 

—Porque eres la madre de mis hijos —contesta con desconcierto. Yo trato de no reírme.

—Tú lo has dicho: la madre de tus hijos, no tu mujer. 

— ¿Dónde está tu anillo? —cuestiona con suspicacia y esta vez sí suelto una risa.

— ¿Se te olvida que soy actriz y que justo en este momento estamos en mi zona de trabajo? —respondo con rapidez. Mi pecho siente alivio por mis palabras, me vienen como anillo al dedo y no de manera metafórica—. Mi personaje es soltera. 

— ¿Quién es tu esposo? —cuestiona con su perfecta mandíbula apretada. Su furia es más que evidente y sé lo loco que se puede llegar a volver cuando está celoso. 

— ¿A ti qué más te da? Yo no expongo la identidad de mi pareja. Lo único que nos compete aquí son nuestros hijos, pero si prefieres solo enfocarte en mi esposo, creo que no tiene sentido que sigamos esta conversación. Ten una buena vida, Derek Bristol.

Pongo los ojos en blanco y doy media vuelta para irme. Sin embargo, él me toma por el brazo para impedir que avance. Su toque manda descargas eléctricas a mi piel y me acelera el pulso, pero sigo impasible. 

—Suéltame —siseo. 

—No, vine a poner una fecha para conocer a mis hijos, y eso es lo que voy a obtener ahora. 

—Ok, pero suéltame —pido de nuevo y él lo hace, así que me vuelvo para mirarlo. 

—Quiero que estés con tu esposo, me gustaría conocer a mi reemplazo. —Sonríe de una manera amenazante—. Me gustaría saber cómo trata a mis hijos. 

—Está de viaje ahora —murmuro—. Fue a visitar a su familia. 

—Vaya, ¿sin ti y sin los niños? Me parece que estás siendo muy confiada. 

—Qué irónico que lo digas, querido. —Me echo a reír y él se pone muy serio.

—Lo siento, mi ángel, yo no… 

—Él no es como tú —le digo con desprecio y siendo honesta. El esposo que me acabo de inventar no tiene nada que ver con este hombre; él es bueno, maduro, enfocado y confiable—. Yo sé que él no me haría semejante bajeza.

—Los hombres somos débiles ante el sexo —rebate—. Él podría hacerte lo mismo.

—Lo dudo mucho, Derek, existen hombres que saben mantener esa cosa dentro de los pantalones, que piensan antes de actuar. 

—Estás siendo demasiado dura, fue un error que no significó nada. 

—No me interesa. —Me encojo de hombros—. Lo único que me interesa de ti es que no seas una mierda con mis hijos, porque te aseguro que te vas a arrepentir si lo haces. No soy la misma niña que podías manipular, por mis tesoros soy capaz de destrozarte. 

—Yo también pienso en ellos como mis tesoros, seguimos conectados —dice muy contento y yo le imploro a Dios que me dé la fuerza necesaria para no tirarle un puñetazo. Tengo un contrato que cumplir y no me puedo dar el lujo de lesionarme. 

Menos de acabar en escándalos. No me esforcé todo este tiempo manteniendo un perfil bajo para que venga él y lo arruine todo. No quiero especulaciones sobre mi vida personal, solo quiero que se hable de mi trabajo. 

—Tu cerebro es lo que deberías conectar, cariño —le aconsejo con mucha ironía—. La semana entrante no tengo llamados, así que podrás conocerlos. Quiero que me des unos días para prepararlos, necesitamos hacer esto de forma tranquila. 

—Estoy de acuerdo. 

—Me voy entonces.

—Espera, Keira, dame tu número —pide—. Por los niños, por supuesto. 

Mi corazón se desboca más, ¿darle mi número personal? Eso es demasiado riesgoso; no obstante, se lo termino dando, tengo que empezar a acostumbrarme a tenerlo en mi vida, lo quiera o no.

Después de todo, él es el padre de mis hijos. 

∆¶∆

Los días pasan, y aunque intento mantenerme distraída y centrar toda mi atención en mis niños y las grabaciones, no me puedo sacar de la cabeza a Derek. No puedo dejar de pensar en su atractivo porte, la manera en como me mira, en esos mensajes amorosos que me manda cada noche y que me traen viejos recuerdos. 

Después del último, que fue uno subido de tono, tuve que atenderme a mí misma al recordar las cosas que hacíamos. Me sentí una mierda después de eso, incluso me recriminé por la infidelidad hacia mi esposo imaginario, al cual quiero sin saber por qué. 




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