CAPÍTULO 8

Jenny

Era jueves y acababa de entrar a la cafetería donde laboraba desde hace 3 años. Me detuve en el mostrador para saludar a Karla quien me notificó que Samantha la camarera del turno diurno llamó hace media hora para renunciar.

-¿¿QUÉ?? Que hizo que? - No lo puedo creer! Y ahora que hago? Me dije a mi misma.

-Si como lo oyes, llamó y dijo que renunciaba que debía irse del país. No le entendí mucho estaba alterada. Sólo espero no le haya pasado nada.- Dice Karla con preocupación.

- Si, es extraño ella es muy responsable con su trabajo. - Yo también estaba preocupa por Sam- Oye, crees que Martha pueda cubrir los dos turnos hasta que consiga una nueva mesera?

-La verdad es que no lo creo posible, ella es la que ha está cuidando a su mamá desde que enfermó. - La madre de Martha, la otra mesera, le diagnosticaron cáncer hace 1 año y desde entonces ella es quién la lleva a sus exámenes, consultas y todo lo relacionado con su enfermedad 

- Tienes razón, no sé cómo pude plantearlo siquiera. Pero ahora no sé que hacer, las clases están comenzando y sabes como se llena este lugar de universitarios.

-Yo te ayudaría, pero no puedo dejar la Caja sola mucho tiempo. - Dijo antes de marcharse para continuar con sus tareas.

Maldición!! Tendré que cubrir el puesto de camarera también hasta que consiga a alguien. Dos cargos y una carrera por terminar ¡Me voy a volver loca!.

Me pase al otro lado del mostrador donde recogí una libreta y bolígrafo para anotar. Luego me encargo de las tareas de Encargada, gracias a Dios llevaba todo al día. Visualice que cerca de la entrada se sentaban un hombre y una mujer, él estaba de espalda y ella de frente. Me dirigí hasta allí con la mejor sonrisa de una Camarera.

Cuando me posicioné frente a ellos mi vista se fue primero al hombre de traje azul. Azul, esos ojos, aquellos con los que choque hace un mes atrás. Me quede muda al reconocerlo. Dios mío! Se ve mucho más atractivo de traje! Pensé. Él iba a decir algo cuando fue interrumpido.

- Disculpa..-  Mire en dirección a la chica sentada quien me miraba con una ceja levantada. RAYOS! RAYOS! Debe de ser la novia y yo lo estaba mirando - Quiero ordenar unos panqueques con Mantequilla y Miel, para tomar quiero una malteada de fresa, porfavor.

- Eh.. Si, lo siento. Me distraje - Tonta!! Bonita forma de confirmar que estabas viendo a su novio - y usted que va a ordenar? - le pregunté al de traje de manera profesional.

- Lo mismo, pero con malteada de chocolate. - Dice sin apartar su mirada de la mía. Anoté en mi libreta para luego asentir diciéndoles que dentro de poco estará listo su pedido y girarme sin mirar atrás.

Hice como si no lo conociera, quizás no me recuerda y tampoco me interesa, a pesar de que esa noche se porto bien preocupándose por Ashley y por mi,  no puedo pasar por alto que me estaba coqueteando y ahora esta aquí con su novia modelo, porque si, parece una modelo de revista. ¿La engañara con otras mujeres cada vez que sale a tomar? Me pregunté.

Estaba enojada, no porque no me haya reconocido minutos antes, bueno al menos eso es lo que pienso ya que no hubo nada en él que confirmara que sí lo hizo, sino porque odio a los hombres que engañan a sus parejas y lo digo porque me sucedió, sé lo que se siente ser engañada. POR DIOS TENÍA NOVIA! claro Max no se podía quedar atrás con ese porte, su sonrisa encantadora y esos ojos azules tan claros como el cielo, ningúna mujer se resistiría a él.

Joshua, el cocinero, me saco del trance en el que me encontraba entregándome el pedido de esos dos. Me tranquilice, agarré la bandeja y camine hasta su mesa. Una vez allí sin mirarlo directamente les coloque a cada uno su orden.

- 2 órdenes de Panqueques con una malteada de fresa y una de chocolate. Que disfruten del desayuno. Con permiso. - Les dije a ambos con una pequeña sonrisa entregándoles el montó total a pagar y girarme e ir a otra mesa.

Sentí a mis espalda que me estaba observando, pero no miré para comprobarlo. Seguí con mis tareas por un buen rato hasta que escuche la voz de Max desde su mesa llamándome y me acerque para retirar los platos y utensilios ya que habían terminado de desayunar.

- Muchas gracias estaban muy ricas los panqueques, definitivamente sí son los mejores de la zona. - Agradece con una enorme sonrisa la chica de cabello negro y ojos azules. Pobrecita, quizás no sabrá que clase de hombre tiene como novio.

-Los panqueques son nuestra especialidad. - Le respondí devolviéndole la sonrisa orgullosa. Nuestro panqueques son suaves, esponjosos y deliciosos por lo que son muy famosos. - Me alegra que les gustará. Sí no van a ordenar algo más debo retirarme.

- No, gracias. Quedamos llenos y satisfechos. - habla Max que no había pronunciado palabras. - Donde debo ir a pagar? - pregunta levantándose.

- A lado del mostrador esta la cajera. - le dije señalando a Karla.

-Podrías acompañarme por favor, se me perdió la hoja con el monto. - Pidió con una mirada profunda y yo solo asentí para después recoger la bandeja y guiarlo.

Max estaba a mis espaldas siguiendo mis pasos hasta la caja. Ya estábamos cerca cuando me tomó por un codo y girarme para quedar frente a él. Casi y se me cae la bandeja.

-Oiga! Que le pasa? Casi se me caen. - Le dije con el ceño fruncido.

-Perdóname, es que te estaba hablando y pensé que me estabas ignorando. - Dijo disculpándose. Me estaba hablando? Tengo que dejar de estas sumida en mis pensamientos.

-Oh, no lo escuché. Que me decía? Necesita algo más? - Dije, retrocediendo un paso ya que él estaba muy cerca de mi, sólo se interponía la bandeja que tenía en las manos.

-Sí, que me digas porque me estas ignorando y haciendo como sí no me conocieras. - Dijo y esta vez era él quien tenía el ceño fruncido. Con que sí me recuerda entonces.

-No sé de que me está hablando. Sólo estoy trabajando y no puedo ponerme a conversar con usted. - Le mentí no podía decirle lo que he Estado pensando desde que lo ví, aunque parte de lo que dije es cierto, tengo mucho trabajo y muchas mesas que atender.