Quédate conmigo

Capítulo 9

Anika

La señora Rodríguez apareció para saludar a Emily y conocer a Zaid. Se sorprendió al saber que debíamos vivir juntos por Emily. No le pareció bien que buscaran al padre de la niña después de que la rechazó antes de nacer; a Zaid y a mí tampoco, sin embargo no depende de nosotros. Por suerte, hasta el momento, no han podido dar con él y eso es bueno, un mes más y Emily será libre.

La asistente social apareció ayer de sorpresa, jamás pensamos que vendría un sábado, y quedó encantada al ver a Emily limpia y sonriente. Menos mal que vino en un buen día y encontró a Emily animada.

Nos felicitó por el buen trabajo que Zaid y yo estamos haciendo y despidió quedando en regresar el viernes.

Zaid y yo no hemos tocado el tema del beso, yo lo he evitado, no quiero que diga que lo lamenta y que fue algo del momento por sentir mis pechos sobre su torso. Prefiero que se quede en ese momento y nada más.

Él inició el beso y yo no pude contenerme. Minutos antes lo había escuchado hablándole a Emily a través del intercomunicador. Quiere a Emily, mas no sabe como acercarse o que hacer.

No puedo hacer nada con respecto al deseo que siento por Zaid, no quiero que las cosas se compliquen y él se vaya antes de solucionar el tema de Emily, por lo tanto, voy a usar mi tiempo libre para estar con Emily y hacer que tío y sobrina se conecten.

Zaid no quiere hacerse cargo de ella, eso lo dejó claro, si bien no significa que no pueda tener una relación, visitarla o llevarla de vacaciones. Todo eso es posible y me parece que bien que los dos tengan una relación; es lo que Safira habría querido.

La señora Rodríguez coloca el pastel de chocolate en el refrigerador y me brinda una sonrisa.

—Como he estado días fuera de la isla y no he visto a mi nieta adoptiva, creo que debería quedarme con ella un par de horas mientras tú vas a dar una vuelta por la playa como solías hacer cada domingo.

Sirvo limonada y le entrego un vaso.

—Eso era cuando no tenía que hacerme cargo de una niña—bebo un poco de mi limonada—. Acabas de llegar de viaje, necesitas descansar, no ocuparte de una niña.

—Oh no digas tonterías. El viaje estuvo tranquilo y dormí todo el vuelo—rodea la isla y me toma del brazo con suavidad—. Disfrutaré de Emily mientras tú disfrutas la playa. Te ves cansada y necesitas despejar la mente. Seguro no has parado de trabajar y de ocuparte de Emily.

—Amo mi trabajo y amo a Emily.

La señora Rodríguez sonríe.

—Lo sé, pero no vas a dejar de amarla porque vayas a dar una vuelta sola. Me he ocupado antes de Emily.

—Está bien, el sol ya bajó un poco y me vendrá bien pasear un poco.

—Perfecto. Me llevaré a la niña a mi casa para no molestar a Zaid.

—Que la apariencia no te engañe. No es lo que aparenta. Es un poco desconfiado de las personas.

Ella sonríe.

—Y ahora lo defiendes, interesante.

Niego con la cabeza riendo.

Miro a Emily sentada en su silla recién despierta de su siesta, está sonriente jugando con el nuevo sonajero que Zaid le regaló esta mañana al volver del supermercado.

Al menos Zaid ya no huye al verla, incluso le sonríe. Paso a paso se irán acercando.

Voy a mi habitación, preparo el bolso de Emily con todo lo que necesita, lo cuelgo en el hombro y regreso a la cocina, encontrando a Zaid está hablando con la señora Rodríguez y moviéndole el juguete a Emily mientras esta lo mira embobada.

La escena es muy tierna.

—Ya estoy lista.

—¿Van a salir? —pregunta Zaid.

—Me quedaré con Emily un par de horas para que Anika pueda descansar y dar su paseo dominguero por la playa. —responde la señora Rodríguez.

—No tardaré. —exclamo.

Le entrego el bolso sin dar mucho detalles, ella conoce todo.

Levanto la silla hamaca de la pequeña, le digo que se porte bien con su abuela y beso su frente. La señora Rodríguez agarra la silla y la extiende hacia Zaid.

—Dile hasta pronto al tío Zaid—Emily no hace caso, está muy concentrada en su juguete—. Tomate el tiempo que necesites, Anika, jugaré con ella y yo puedo ocuparme de darle de comer y dormirla, no es que no lo haya hecho antes.

La señora Rodríguez sale de la casa con Emily y no sé porque siento algo extraño. No es la primera vez que se queda con ella.

—¿Estás bien? —pregunta Zaid.

—Sí, es que es raro separarme de ella después de estar toda la semana ocupándome de ella—respondo sin mirar—. Iré a caminar un poco por la playa, aprovecha para trabajar o relajarte mientras Emi y yo estamos fuera.

—¿Puedo acompañarte?

Giro la cabeza con rapidez, un poco más rápido y hubiera parecido la niña del exorcista.

—¿Quieres acompañarme?

Mete las manos en los bolsillos de su pantalón y asiente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.