Sofía
Siempre que le miro siento que le conozco, aunque ojalá eso fuera lo único, es peligroso y es el padre de Ángel, debo recordarlo siempre porque es imposible no sentirme atraída, ni siquiera sé cómo pasa ni por qué, solo deseo estar equivocada y que lo que siento sea un juego de mi cerebro por pensar que es ese hombre con el que estuve años atrás. Aguanto la respiración e intento pasar por su lado, pero Aaron toma mi brazo, esta vez es bastante delicado, hace que toda mi piel se erice y que un escalofrío recorra todo mi cuerpo cuando su mano se mueve por mi brazo como si fuera una caricia aumentando así los latidos de mi corazón, miro sus ojos sin poder evitarlo.
—Madison dice que me defiendes —comenta dejando de tocarme —¿por qué lo haces Sofía? —trago el nudo que se había formado en mi garganta
—Solo le dije que estabas rodeado de hipócritas, eso es todo —doy un paso atrás alejándome de él
—Lo que ella te dijo
—No tiene que darme explicaciones —digo rápido sin dejar de mirarlo
—Estoy seguro de que todo fue cierto —suelta como si nada —y quizás ahora estás pensando que soy un monstruo.
—Aaron
—No quiero que pienses mal sobre mi Sofía, no quiero que te crees una imagen sobre mí por lo que los demás te dicen, seguro Ángel te ha hablado mucho, seguro te ha dicho como soy, que he hecho negocios sucios y que traicionaba a su madre con otras mujeres, seguro también dice que es mi culpa que su madre ya no esté —ladeo mi rostro sin dejar de verle
—¿Acaso es mentira?
—¿Confías en Ángel? —tenso mi mandíbula cuando responde con una pregunta
—Le conozco hace años, me ha ayudado mucho, confío en él —digo sin mentir —si me pides estar de un lado estaré del suyo Aaron porque confío en Ángel —una pequeña sonrisa aparece en su boca aunque parece molesto
—No puedes elegir un bando sin conocer ambos —le miro confundida —quiero que me conozcas Sofía, que sepas la versión que tengo sobre mí y luego puedes elegir si confías en mí o no
—Aaron no quiero elegir, yo
—Esta noche ve a la biblioteca si quieres conocerme —abro mi boca para hablar —te estaré esperando Sofía —agrega dejándome con la boca abierta y simplemente se larga, ¿es idea mía o la misma atracción que siento él también la siente? Si es el padre de mis hijos, quizás me recuerda, quizás sospecha algo sobre los gemelos, mi corazón late furioso mientras camino hacia la habitación, si Aaron es ese hombre del cual no me he podido olvidar entonces él sabe quién soy aunque quizás no me recuerda, pero si lo hace mi pregunta es, ¿qué opinión tiene sobre mí si estuve con él toda una noche por dinero?
—Estás distraída —susurra Ángel en mi oído cuando deja de besarme, este toma mi rostro en sus manos y se queda mirando mis ojos —¿qué pasa Sofía?
—No me gustó lo que hiciste anoche en esa cena —bufa haciendo que salga de encima de él y se aleja saliendo de la cama
—Ya hablamos sobre eso Sofía
—Discutimos Ángel
—Cometí un error si? —me mira —ya basta
—Sabías que tu padre estaría ahí con esa mujer —él me da la espalda —le mandaste a ella a llevarme al baño, Ángel
—Quiero que te des cuenta de la clase de hombre que es —masculla señalando la puerta —porque se Sofía que a veces te confundes y cuando te digo que lo odio me miras como un monstruo, pero él es el monstruo, así que quería que lo escucharas de alguien más —Ángel pasa sus manos por su rostro
—Deberíamos irnos de aquí si tanto le odias —ríe
—Esta casa también es mía, también era de mi madre, no me iré de aquí Sofía hasta tener lo que quiero
—Ángel
—Déjame en paz —me señala —tú tienes que apoyarme a mí, no defenderlo a él, solo quiero lo mejor para nosotros Sofía —miro mis manos
—¿Y por qué no intentas llevarte bien con tu padre? Dejar de odiarlo —miro sus ojos, él sonríe
—¿Eso quieres? —su pregunta me descoloca un poco pero asiento
—Por algo viniste Ángel, vives aquí, o quieres hacerle daño o quieres perdonarlo —me quedo mirando sus ojos esperando una respuesta, Ángel asiente
—No le voy a hacer daño a mi padre Sofía —sus palabras me tranquilizan —haré lo que quieras amor —sonrío —aquí no soy yo el monstruo —lo veo comenzar a vestirse y suspiro
—¿Vas a salir?
—Volveré en unas horas, necesito pensar —Ángel deja un breve beso en mis labios y luego simplemente sale de la habitación, me acuesto en la cama mirando hacia el techo pensando en todo, debo confiar en él, es mi novio, miro el reloj y doy un largo suspiro, quizás ya Aaron está en la biblioteca, pero no, sé que no debo ir a verle.
Camino con lentitud hacia la Biblioteca, sé que no debería ir, pero es como si mis pies se movieran solos, los gemelos duermen, Ángel no está en la casa y esta parece realmente vacía, hasta ahora no he visto a ningún empleado y es raro aunque tampoco nunca había salido tan tarde en la noche de mi habitación, estoy loca, lo sé, a esta hora es difícil que Aaron siga acá, seguro se cansó de esperar por mí, empujo la puerta y entro, todo está en completo silencio y doy varios pasos dentro, él no está aquí.
—¿Ya te vas? —mis pasos se detienen cuando iba hacia la puerta y mi corazón se agita, comienzo a caminar hacia donde escuché su voz sin mirar siquiera todos los libros que hay en las estanterías, al final de un pasillo ahí está él, sentado en una silla con una mesa enfrente y respiro hondo, Aaron bebe un trago de la bebida que tiene en sus manos y miro la botella sobre la mesa que está casi media.
—No pensaba venir, creí que te habías ido
—Te estaba esperando —él señala la silla frente a él
—Ni siquiera sé que hago aquí Aaron, no debería estar aquí
—No vamos a hacer nada malo, Sofía —dice las palabras mirando mis ojos y todo mi cuerpo se tensa —solo quiero que hablemos
—Confío en Ángel, no vas a hacerme cambiar de opinión
—No quiero eso —él ríe —solo quiero hablarte sobre mí, Ángel te ha hablado, Madison también lo hizo, creo que merezco dar mi versión, ¿no crees? —sonríe volviendo a señalar la silla y camino hacia esta