Capítulo: 11

Sofía

Él lo sabe, es lo único en lo que mi mente puede pensar mientras lo sigo, todo el tiempo lo ha sabido, todo el tiempo me ha conocido, solo fingió no hacerlo, pero siempre me ha recordado, desde el primer momento en que nos vimos supo que mis hijos podían ser también sus hijos y solo se ha quedado callado observando, he estado confundida todo este tiempo, creyendo estar loca por sentirme atraída por el padre de mi novio, pero claro, era él, ese hombre que conocí esa noche, en ese club, para el cual bailé, al cual me entregué y no por el dinero, ya tenía el dinero solo por el baile, pero quise estar con él, me gustó su forma de hablar, su aspecto a pesar de la máscara, sentí cosas por él como nunca antes había sentido por nadie más. Aaron camina hacia la Biblioteca mientras mis pies se mueven solos detrás de él, cuando entra, lo sigo sin pensar en nada, sin saber qué decirle hasta que prácticamente choco con su cuerpo, él cierra la puerta en cuanto entro y quedo entre la puerta y su cuerpo mirando sus ojos, ¿cómo fui tan estúpida de no verlo antes?

—¿Por qué me sigues? —las palabras no salen de mi boca, está demasiado cerca de mí y solo puedo mirar sus ojos —¿qué vas a decir Sofía? También me recuerdas, ¿cierto? —sonríe —normal, fui el primero en tu vida —su sonrisa aumenta al decir las palabras, mi corazón quiere salir de mi pecho y más cuando se pega un poco más a mi cuerpo.

—Sigo siendo la novia de Ángel —murmuro queriendo que se aleje, pero no lo consigo —Aaron

—Son mis hijos ¿verdad? No necesitas de esa prueba, ya sabes que soy ese hombre que pagó por verte bailar —él se aleja y lo agradezco —así que dime, son mis hijos ¿verdad? —hay un brillo distinto en su mirada al hablar de los pequeños, pero yo sigo casi sin poder hablar.

—Lo has sabido todo el tiempo —susurro mirando sus ojos

—Desde que te vi Sofía —es claro con una sonrisa —jamás pude olvidar tu rostro, ni tu voz —Aaron da un paso hacia mí —recordaba tus ojos, tu cuerpo —se detiene bastante cerca —tu boca —mira mis labios y me tenso por completo.

—Soy la novia de

—Ya lo dijiste —coloca un dedo sobre mis labios callando mis palabras y todo mi cuerpo se estremece, sus ojos buscan los míos rápido como si hubiese sentido lo mismo que acabo de sentir, la conexión entre ambos es innegable pero

—Aaron

—No lo olvido —dice apartando su mano de mis labios, pero la mantiene en mi mejilla —no olvido que eres la novia de Ángel, Sofía —sonríe —así como tampoco olvido esa noche hace años

—¿Ibas a fingir toda la vida que no nos conocíamos? —me alejo de él pasando por su lado, necesitando distancia para respirar, cuando lo miro Aaron está con su mirada fija en mí y es una mirada demasiado intensa como para sostenerla.

—Así es —su respuesta me descoloca un poco —no quería arruinar las cosas Sofía, pero te diste cuenta así que —se encoge de hombros como si nada —tengo un montón de preguntas —sonríe sin dejar de mirarme

—Esa noche no debía estar contigo —dejo de mirarlo sintiendo vergüenza —se supone que solo bailaría para ti y ya está, pero todo se salió de control —cierro con fuerza los ojos —quizás pienses que soy una cualquiera o una interesada pero

—Lamento que el dinero no haya servido para salvar a tu hermano —me interrumpe y abro los ojos al escuchar sus palabras, vuelvo a mirarle, ¿acaso lo sabe todo? ¿Cómo es posible eso? —pero te equivocas en algo Sofía, no solo nos acostamos esa noche

—No quiero hablar sobre eso

—El baile no era suficiente, ambos queríamos más, no hay de que avergonzarse —siento mis mejillas arder mientras él se acerca a mí —y siendo sinceros —se detiene a solo un paso de mi cuerpo mirando mis ojos —esa noche no fue suficiente, quedamos con ganas de más y lo que hay ahora —nos señala a ambos —esta tensión lo demuestra

—Aaron

—Y me alegra ahora conocer de verdad a mi hijo —él se acerca más —me alegra saber sus planes, sus objetivos, sus intenciones —sonríe —me alegra Sofía para así no sentirme culpable de lo que voy a hacer ahora

—Que vas a —su boca se pega a la mía sin dejarme hablar, ha dejado de ser el padre de Ángel, ahora mismo solo es ese hombre con el que estuve esa noche, el padre de mis hijos, a quien me entregué por primera vez, lo que sentimos ha sido el problema desde el principio, ninguno de los dos supo controlarlo antes y ahora parece que tampoco podemos. Me tenso cuando escucho la puerta de la biblioteca abrirse.

—Silencio —susurra en mi oído mientras yo solo intento controlar mi respiración

—¿Papá estás ahí? —siento que pierdo el color de mi rostro cuando escucho a Ángel, Aaron mira mis ojos y simplemente sonríe mirando estos, una de sus manos toca mis labios con ternura ¿cómo puede estar así tranquilo? Sin siquiera inmutarse me hace una seña para que mantenga silencio y luego toma un libro en sus manos y se aleja de mí.

—Ángel hijo —aprieto mis dientes cuando lo escucho —¿qué haces aquí? Nunca te ha gustado entrar a la biblioteca —ríe dejándome desconcertada, ¿cómo puede estar riendo con su hijo cuando hace segundos me besaba como si el mañana no existiera?

—Busco a Sofía papá, a ella le gusta leer

—No he visto a tu novia hijo —cierro mis ojos, yo estoy loca, pero él es un cínico

—La buscaré en la cocina —expresa Ángel y escucho pasos —ten buena noche, papá

—Igual tu hijo —escucho la puerta, luego pasos y cuando Aaron aparece miro sus ojos, él solo sonríe, ¿es en serio? ¿No siente culpa ni nada? Yo me siento ahora mismo como la peor traidora del mundo y él está como si nada, camino hacia la puerta dejando de mirarlo —Sofía

—Déjame —me alejo cuando intenta tocarme —esto fue un error claramente

—Sofía

—¿Acaso no te arrepientes? —lo encaro mirándolo —¿no sientes culpa o algo? Es tu hijo

—Te dije que me alegraba conocerle para así no sentir culpa —bufo

—Eres —me callo sin siquiera encontrar una palabra —eres miserable —termino diciendo y simplemente me alejo rápido de él, solo quiero estar lejos y no cometer el mismo error nunca más.