Quédate conmigo

Capítulo: 14

Aaron

Camino por la casa mientras Amanda me sigue, llevo su maleta en mi mano aun sonriendo, feliz por lo que hice, ella está celosa y me encantó verla de esa forma, necesito que deje de verme como el monstruo de la historia, que comprenda que lo que sucede también me duele, pero no puedo cambiar nada, el pasado ya está hecho y mi hijo, bueno, ojalá él cambiara, pero cada día que pasa siento más lejana esa posibilidad, no quiero engañarme con falsas esperanzas.

—Esta será tu habitación —digo rompiendo el silencio al entrar a la habitación, dejo la maleta sobre la cama —tiene la mejor vista de la casa —sonrío mirando a Amanda

—Es tu habitación Aaron —ella sonríe mirando mis ojos

—¿Qué te pareció Kristin? —tomo asiento sobre la cama —créeme, tiene un talento enorme, no ha tomado clases y sabe tocar bien el piano

—No hagamos esto, ¿vale? —ríe viniendo hacia mí —sé por qué estoy aquí y no es solo por esa pequeña —con todo el descaro del mundo ella sube sobre mis piernas, sus manos acunan mi rostro con cariño —cuéntame la historia completa y no voy a juzgarte

—Ya lo estás haciendo —murmuro sin dejar de ver sus ojos

—Estoy aquí para hacerla sentir celos Aaron, lo vi en tus ojos, lo vi en los suyos, no soy estúpida y tú —sus manos agarran las mías —tú estás enamorado de la novia de tu hijo — ella sonríe.

—La historia es larga

—Tengo tiempo —ella se acerca a mi oído —viviré ahora un tiempo contigo —río, en un rápido movimiento la lanzo sobre la cama y me alejo de ella, Amanda solo sigue riendo —tan enamorado que ni siquiera quieres tocarme.

—Te contaré todo —la señalo —y me vas a ayudar —sus cejas se alzan —pero tu trabajo, tu único trabajo aquí será darle clases a la pequeña.

—La pequeña

—Es mi hija —digo dejándola con la boca abierta y respiro hondo, listo para contarle todo desde el principio, a ella no puedo esconderle cosas, sabe siempre cuando miento.

Amanda continúa mirando por la ventana y me callo cuando ya le he contado todo, cada cosa sin dejar detalles, me siento sobre la cama mirándola y los segundos parecen eternos hasta que al fin me mira con una ceja alzada y una sonrisa en su boca.

—Por Dios, parece una novela Dios mío —lleva una mano a su boca —Aaron lo que acabas de contarme es increíble

—No encuentro increíble que mi hijo me odie

—Eso es lo único que no logro comprender —ella se acerca —¿qué hace Ángel aquí en esta casa?

—Es mi hijo

—¿Cómo es que está con Sofía? ¿Acaso sabrá algo? —miro mis manos, también me he hecho esa pregunta

—Lo dudo, pero es una de las razones por la que los quiero cerca de mi Amanda, no sé bien que hará Ángel, quiero proteger a Sofía por si acaso, pero creo que él la quiere —aprieto mis puños —que todo fue una maldita casualidad, así de simple

—¡Por Dios! ¿Y no harás nada? —Amanda se acerca más —¿te quedarás esperando para ver qué pasa? —ella se agacha frente a mí

—Tengo esperanza de que no lo haga y cambie —ríe y miro sus ojos

—No hablas en serio —niega con la cabeza —eso es una estupidez Aaron

—¡Es mi hijo! —digo las palabras doliéndome en el alma —¿qué quieres que haga? Quiero ver hasta donde es capaz de llegar, quiero ver si sigue en esto, si cambia, quiero que lo haga.

—Lo intentará de nuevo —Amanda agarra mis manos —Aaron

—haré que cambie y si no lo logro entonces le contaré sobre su madre, quizás así él me vea de otra forma

—¿Y si no solo lo hace por eso? —una de sus manos acaricia mi rostro —¿y si solo es un ambicioso y envidioso que solo quiere todo lo tuyo? ¿No has pensado en eso Aaron?

—Es mi hijo Amanda —me alejo de ella evitando su toque y camino por la habitación —hasta hace unos días creía que era el único hijo que tenía, bueno o malo, soy su padre maldición!

—No va a cambiar Aaron

—No sabes nada —gruño mirándola

—Conoces mi historia —niego rápido al escucharla

—Es distinta

—Mi esposo me hacía mal, lo amaba con locura y me quedé a su lado, soportaba cada cosa por amor y solo repetía una frase en mi cabeza, él me ama, él va a cambiar —sonríe triste —nunca cambió y sabes de sobra lo que sucedió, de no ser por ti ahora estuviera en mejor vida

—Casi te encuentro sin vida —susurro mirando sus ojos

—Él nunca cambió Aaron, tu hijo, lo siento, pero no creo que cambie —abre sus brazos como si fuera obvio

—No me rendiré con él

—Bien —suspira —veo que no me vas a escuchar, así que te dará un solo consejo y espero que ese lo tomes en cuenta.

—¿Qué dirás? —me cruzo de brazos viendo como camina hacia mí.

—Disfruta a la chica —sus palabras me hacen reír, sus manos van a mi rostro y hace que mi risa se detenga y que mire sus ojos —la quieres, se nota, hazla tuya las veces que quieras y nunca te arrepientas de ello

—Amanda

—Ella te quiere —siento como mi corazón late fuerte con esa frase —se puso celosa, odió verme

—Ella me rechaza

—Disfrútala y no pienses en el mañana, vive Aaron, saca tu peor lado y vive —se aleja de mí

—Es la novia de

—Fue tuya primero —se encoge de hombros —aún lo sigue siendo, piensa en eso si te hace sentir mejor —bufo

—Eres increíble

—Ya lo sé corazón, por cierto —me mira —son hermosos tus hijos —ambos sonreímos y sus palabras quedan en mi cabeza dando un montón de vueltas.

Sin siquiera tocar la puerta empujo está y entro, Sofía rápido sale de la cama al verme.

—¿Qué haces aquí? —evito mirar su cuerpo cubierto por tan poca ropa y miro sus ojos

—Vine a hablar, ¿no era eso lo que querías? —sonrío dando un paso hacia ella.

—Déjame en paz Aaron, ya tomaste una decisión, ni siquiera me dijiste, pero quiero a esa mujer lejos de mis hijos, lejos de mi hija, busca a alguien más para darle clases

—Ella es muy buena en lo que hace

—Por favor —resopla dándome la espalda

—Tus celos son demasiado evidentes —se tensa cuando me escucha




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