Esas palabras comenzaron a repetirse una y otra vez en su cabeza. Dylan se quedó unos segundos sopesando en todo, y cada vez le parecía extraña la idea de concebir un bebé por inseminación.
—Esto es una locura. ¿Cómo puedes hacer algo así? ¿Cómo puedo confiar en que no me estás ocultando algo más grande? —la miró receloso.
—¿Qué estás diciendo? —intentó acercarse a él pero su novio retrocedió —. Dylan, esto es algo que he estado pensando mucho si debía o no hacer y me ha costado tomar la decisión. No sé que estarás imaginando, pero créeme que no te estoy ocultando nada.
—No lo sé, Nora. Me siento confundido e inseguro en este momento ¿Cómo puedo confiar en que no me estás mintiendo?
Nora lo miró con ojos llenos de lágrimas. La reacción de Dylan la tomó por sorpresa. Ella esperaba que él fuera más comprensivo, pero ahora incluso dudaba de su fidelidad.
—¿Cómo puedes ser capaz de desconfiar de mí? —preguntó dolida —. Te amo, Dylan, eres mi mejor amigo y el chico del que he estado enamorada todo este tiempo, y jamás creí que pensabas así de mí. Solo quiero ayudar a mi familia pero parece que estás imaginando cosas que no son ciertas.
—Lo siento, pero necesito tiempo para pensar y procesar todo esto —pidió sin saber a quién creer realmente —. Creo que lo ideal sería darnos un tiempo.
Nora tragó el nudo en su garganta y asintió.
—Entiendo. Tómate el tiempo que necesites, pero espero que puedas entender mi decisión. Te prometo que no te estoy ocultando nada —aseguró secando las lágrimas con el dorso de su mano.
Dylan simplemente asintió y se dirigió a la salida, dejándola sola en aquel lugar. Nora estaba devastada. Había tomado la decisión más difícil de su vida y lo único que quería era el apoyo de su pareja.
No sabía si Dylan iba a creerle, pero ella sabía que había hecho lo correcto al darle tiempo. Esperaba que en algún momento él pudiera entender sus razones y apoyarla, pero algo pareció decirle que ese sería el fin de su relación.
Solo podía aferrarse a la esperanza de que el amor que sentían era lo suficientemente fuerte para superar cualquier obstáculo.
***
Semanas después...
Nora estaba sentada en la sala de espera de la clínica, con el corazón latiendo de emoción y nerviosismo. Llevaba dos semanas esperando ansiosamente los resultados de su inseminación artificial, y por fin había llegado el momento de saber si el tratamiento había sido exitoso.
Había decidido venir sola a buscar el resultado, todavía no estaba segura si el procedimiento había funcionado, por lo que no quiso decirle a Irena y Oliver quienes habían estado preguntando al respecto.
Debía asegurarse que todo saliera bien para dar la noticia a los padres del bebé.
Mordió su pulgar con nerviosismo, cada segundo que pasaba se sentía más ansiosa. Cuando la enfermera la llamó para entrar a la consulta, Nora sintió un nudo en el estómago. Caminó con pasos temblorosos hacia la silla donde el doctor la esperaba, y se sentó con las manos apretadas en su regazo.
—Nora... —empezó el doctor, mirándola directamente a los ojos —. ¿Qué tal has estado?
—Bien, un poco nerviosa —dijo y el doctor asintió.
—Entiendo que lo estés, pero tengo buenas noticias para ti —informó él.
Nora aguantó la respiración, esperando oír lo que tanto había ansiado durante tanto tiempo. Su corazón latía desbocado, como si en cualquier momento saldría de su pecho.
—Dígame, doctor —apremió sin poder con la incertidumbre.
—El tratamiento ha sido un éxito. Estás embarazada —anunció finalmente el doctor.
Los ojos de Nora se abrieron de par en par, y después de un instante de incredulidad, las lágrimas de felicidad empezaron a brotar de sus ojos.
—¿De verdad? ¿De verdad estoy embarazada? —preguntó, sujetando la mano del doctor.
Este sonrió.
—Sí, Nora. Los resultados son claros. Haré las pruebas necesarias, por supuesto, para asegurarme de que todo vaya de acuerdo al proceso, pero todo parece indicar que tienes un embarazo saludable —recalcó el doctor.
—Oh, gracias, muchas gracias.
Nora no podía borrar su sonrisa de felicidad, mientras el médico le explicaba todo lo que tenía que hacer a partir de ahora. Citas médicas, vitaminas y cuidados especiales para que el bebé creciera sano y fuerte.
Ella sólo podía pensar en la maravillosa noticia que acababa de recibir, y no podía esperar a llegar a casa y contarle a Irena y Oliver de los resultados.
Mientras tanto, Jeremiah también se encontraba en la clínica tratando de asimilar lo que el doctor Jones le había dicho. No podía creer que su esperma había sido utilizado en un proceso de inseminación sin su consentimiento.
—Lo siento mucho doctor, fue mi error —dijo la enfermera arrepentida.
Sheyla poco después de llegar a casa aquel día, recibió una llamada del doctor Jones quien le había preguntado dónde había colocado el frasco que le dio. Esta recordó haberlo puesto junto a los demás pero al caer en cuenta de lo que realmente sucedió ese día, su corazón latió con fuerza en su pecho. Ella sabía que había cometido un error grave, que podría tener consecuencias graves para los pacientes. Rápidamente, volvió a la clínica dirigiéndose al consultorio donde estaba el doctor, y le explicó lo que había sucedido.
—¿Cómo es que una persona incompetente trabaja aquí? —replicó Jeremiah dedicándole una mirada fulminante y la enfermera permaneció cabizbaja.
—Le pedimos disculpa señor Jeremiah, la clínica se hará cargo de este pequeño error —habló el doctor Jones.