Jeremiah había tenido suerte esta vez, los reporteros lo dejaron en paz luego de explicarles la razón por el cual había despedido a esos dos hombres. Les habló de lo fundamentales que era tanto su dedicación y liderazgo para el éxito continuo del hotel y se comprometió a seguir trabajando arduamente para mantener su reputación impecable.
Se encontraba sentado en su amplia y elegante oficina, rodeado de papeles y carpetas. Con una mirada concentrada en la pantalla de su laptop, mientras revisaba minuciosamente los informes financieros del hotel, asegurándose de que todo estuviera en orden.
Sin embargo, algo logró captar su atención. En uno de los informes había cierta cantidad de dinero que no parecían ser el mismo que le había dado su tío Geoffrey.
Estaba por revisar cuidadosamente aquel informe, pero su móvil sonó, interrumpiendo momentáneamente su tarea. Jeremiah levantó el celular y contestó la llamada del gerente de departamento.
—¿Qué ocurre, Joseph?
—Señor, necesito su aprobación para una inversión en renovaciones. Creo que es crucial para mantener nuestro estándar de excelencia —habló el gerente.
—Entiendo, ¿Y dime, cuánto es el alcance y el costo estimado de este proyecto? —preguntó Jeremiah.
El gerente explicó detalladamente los beneficios potenciales y presentó un informe completo sobre las renovaciones propuestas. Jeremiah lo escuchó atentamente, le parecía una inversión estratégica, así que aprobó el proyecto.
—Asegúrate de supervisar de cerca su ejecución para garantizar que se cumplan nuestros estándares de calidad. Debemos dar lo mejor a lo clientes —emitió Jeremiah —. Mantenme informado sobre cualquier avance importante.
—De acuerdo señor, me aseguraré de que todo se lleve a cabo según lo planeado.
La conversación finalizó con un acuerdo mutuo y Jeremiah volvió a centrarse en su trabajo, sabiendo que había tomado una decisión acertada para el futuro del hotel. Joseph era uno de las pocas personas en las que más confiaba, y estaba seguro de que el proyecto sería un éxito. No obstante, quería estar pendiente y evaluar cuidadosamente los beneficios potenciales.
Sabía que estas mejoras no solo elevarían la calidad y el prestigio del hotel, sino que también aumentarían la satisfacción de los huéspedes y, en última instancia, los ingresos.
Continuó con lo que estaba haciendo antes y se sumergió en la planificación de eventos futuros. Analizando meticulosamente cada detalle, desde la selección del menú hasta la disposición del salón. El objetivo de Jeremiah era asegurarse de que cada evento en el hotel fuera impecablemente organizado y dejara una impresión duradera en los invitados.
—Keyla, ven un momento—habló Jeremiah por medio del intercomunicador.
—Sí señor —dijo la secretaria.
La mujer entró a la oficina inmediatamente, deteniéndose a unos metros del escritorio.
—Necesito que le entregues el menú al chef Elliot —extendió una carpeta negra.
—De acuerdo, señor —asintió y se retiró de la oficina.
Jeremiah continuó revisando los informes, agudizó la mirada en la pantalla. Viendo detalladamente el análisis de los informes financieros y comparó meticulosamente cada número y transacción, pero no pasó mucho tiempo antes de que notara algo inusual. Había discrepancias inexplicables, cifras que no cuadraban y movimientos de dinero sospechosos.
No había dudas de que alguien estaba detrás de esto.
Esas inconsistencias eran como pequeñas piezas de un rompecabezas que no encajaban perfectamente. Jeremiah solo sospechaba de una sola persona y su intuición le decía que había algo más detrás de esas cifras irregulares.
Pero lo que realmente encendió las alarmas en su mente fue el hecho de que su tío Geoffrey estuviera directamente involucrado en la gestión de esos informes financieros.
—¿Qué intenta hacer? —murmuró para si mismo.
Jeremiah sabía que su tío era un hombre astuto y por eso no se fiaba de él. No pudo enviar pensar que Geoffrey estaba ocultando algo importante, algo que podría tener consecuencias significativas para el hotel.
Mientras tanto, Nora se encontraba en la cocina terminando de lavar algunos trastes cuando el Jefe de cocina la llamó.
—El señor Jeremiah ha ordenado un almuerzo ligero, dígale que le hemos preparado ensalada César con salmón —dijo el chef Elliot y ella asintió.
Nora se dirigió al despacho del director general, quién aún no había tenido la oportunidad de conocer. El gerente Joseph le había dicho el día anterior que lo atendería, sin embargo, no había sido posible ya que Jeremiah se marchó a casa más temprano de lo usual.
Se adentró al largo pasillo que se hallaba impecable, mientras arrastraba el carrito de servicio, observó la elegancia que desprendía el interior del edificio. Todo parecía ser ridículamente costoso, incluso sintió temor de estropear el suelo con sus zapatos de tacón. El hotel sin duda era un lugar para personas de alto nivel, adinerados que podían costear un hospedaje en aquel sitio.
Se acercó al cubículo de la secretaria, para informarle que estaba allí para entregar la comida al director general.
—Le he traído el almuerzo al señor Jeremiah —señaló el carro de servicio y la secretaria asintió.
—Le avisaré que ha llegado —se levantó de la silla y fue hasta la puerta golpeándola suavemente.
Provocando que Jeremiah apartara la vista de su portátil.
—Adelante —dijo y la puerta fue abierta, mostrando a su secretaria.
—Señor, le han traído el almuerzo —declaró Keyla y este hizo pasar a la mujer quién se apresuró a cruzar el umbral de la puerta.