Querida Hermana te Daré un Hijo

13

—¿Quién eres? —fingió no reconocerla.

 

Pero la verdad es que Jeremiah sí estaba al tanto de quién era la mujer frente a él.

 

—Oh, creía que me recordaría... —murmuró más para si misma —. Bueno, me presento. Soy Nora, ayudante de cocina.

 

Agregó esto último con una sonrisa tiritando de sus labios. 

 

—Ya veo —dijo Jeremiah dándole una rápida mirada a la mujer —. Puedes dejar la comida allí...

 

Señaló la mesa de vidrio que se encontraba elegantemente ubicada cerca del amplio ventanal, permitiendo que la luz natural iluminara el espacio. Nora asintió con reverencia y se acercó a la mesa, colocando los platos encima de la mesa, haciendo lo que el director le había encomendado. 

 

Si hubiera sabido que su jefe era aquel hombre, de seguro no hubiera estado tan nerviosa por atender al director general del hotel Beaumont.

 

Pero apenas y se enteraba que Jeremiah era el dueño de aquel majestuoso lugar.

 

Concluida su labor, se encaminó hacia la puerta, lista para abandonar la oficina y dejar atrás aquel ambiente tenso y desafiante. Sin embargo, justo en el momento en que Nora colocó su mano en el pomo de la puerta, una figura inesperada hizo su aparición. Dylan se detuvo al verla, preguntándose que hacía su ex novia allí.

 

El corazón de Nora dio un vuelco al encontrarse cara a cara con quien alguna vez fue su compañero y confidente. Había pasado cuatro años desde que no lo veía, no habían vuelto a cruzarse desde la última vez que hablaron en el centro comercial donde Dylan rompió con ella.

 

—Nora... no esperaba encontrarte aquí —habló Dylan —. Tanto tiempo sin verte...

 

El silencio se adueñó del lugar por unos instantes, mientras ambos se miraban intensamente. En los ojos de Nora se podía vislumbrar una mezcla de emociones, sentía nostalgia por los buenos momentos compartidos, pero al mismo tiempo temor ante la incertidumbre del encuentro y una chispa de resentimiento por cómo habían terminado las cosas entre ellos.

 

No había podido olvidar el efecto que causó sus palabras ese día, y la desconfianza que le transmitió su mirada. Como si el tiempo no hubiera logrado borrar los recuerdos dolorosos. Cada palabra no dicha pesaba en el aire, recordándoles que su relación no había finalizado en buenos términos.

 

Dylan, por su parte, mostraba en su rostro una amalgama de sentimientos difíciles de descifrar. Había arrepentimiento por las decisiones tomadas en el pasado, pero también había un anhelo latente por lo que alguna vez tuvieron juntos. Aunque solo sería parte de los recuerdos.

 

—Ah, hola Dylan —emitió Nora después de recomponerse —. Sí, tiempo sin vernos...

 

Jeremiah se percató de lo cercanos que parecían ambos, y frunció el ceño sin entender de dónde se conocían antes. La tensión entre ellos era palpable, y él lo notó.

 

La mirada de Dylan recayó en su vestimenta, dándose cuenta de que era el uniforme del hotel.

 

—¿Estás trabajando aquí? —inquirió intrigado.

 

—Sí, comencé hace poco —se limitó a responder ella sintiendo la necesidad de irse lejos de él. No soportaba ver su cara después de lo que sucedió —. Bueno, me retiro. Con permiso, señor. 

 

Le dijo a Jeremiah antes de salir de la oficina, sin despedirse de Dylan quien la siguió con la mirada hasta perderse en el pasillo.

 

—¿A qué has venido? —habló su primo haciendo que apartara la vista de la mujer.

 

Dylan cruzó la estancia, y tomó asiento frente al escritorio del director.

 

—Mi padre me ha pedido que lo ayude con las ventas, por lo visto han bajado bastante, ¿no? —miró a Jeremiah y este no respondió —. Puedo echarte una mano si lo necesitas...

 

—No necesito de tu ayuda para subir las ventas de mi negocio. Además, eso tampoco le corresponde a tu padre —emitió tajante.

 

—¿Actuarás de esta manera siempre que nos veamos? —inquirió Dylan, hastiado del comportamiento de su primo.

 

—Entonces no lo hagamos. Deja de venir aquí si no estás interesado en formar parte del negocio aparentando que te importa —sus palabras sonaron bruscas, pero eran ciertas.

 

Dylan había dejado muy claro que no quería la herencia de su abuelo, e incluso había rechazado el puesto que le correspondía como subdirector. Por lo que su padre había tomado el cargo por él. 

 

—Créeme que los negocios no son lo mío —comentó Dylan —. Pero supongo que no tengo opción.

 

Jeremiah soltó una risa desganada. Le parecía una excusa de parte de su primo el decir aquello.

 

—Creí que seguirías tu sueño de convertirte en actor e ir a Hollywood —dijo con burla.

 

—No todos tenemos la suerte de alcanzar nuestros sueños y más si estos se ven frustrados por los demás —mencionó frunciendo sus labios —. Pero en fin. A partir de hoy me verás más seguido aunque no lo quieras. 

 

Jeremiah lo miró inexpresivo, pero en su interior ardía de rabia y odio.

 

—Evita cruzarte conmigo, al menos no seas descarado después de lo que has hecho —ordenó el director levantándose de la silla y le dedicó una última mirada a Dylan antes de salir de su oficina.

 

Ambos sabían que, aunque el tiempo hubiera pasado y las circunstancias hubieran cambiado, las heridas aún estaban frescas y tardaría en sanar por completo. Jeremiah había sufrido por culpa de su primo y creía que no merecía una segunda oportunidad. 

 

Se negaba a perdonarlo.

 

 

***

 

A medida que avanzaba la tarde, Jeremiah se reunió con su equipo directivo para discutir estrategias de marketing y promoción. El motivo de la reunión era para analizar las tendencias del mercado y descubrir nuevas formas de atraer a más clientes al hotel. 




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