Querida Hermana te Daré un Hijo

63

No obstante, el estado de salud de su madre empeoraba cada vez más y las posibilidades de cumplir su último deseo eran cada vez más remotas.

 

Por tanto, había decidido entregarle a Jong todo lo que Jeremiah necesitaba para desvelar el secreto que la supuesta madre que le había ocultado durante tantos años su verdadera familia.

 

—Seguro que te estarás preguntando por qué te he pedido que vinieras, ¿verdad? —expresó mirándolo.

 

El abogado asintió.

 

—Tengo la impresión de que se trata de algo serio. ¿De qué quieres hablar?

 

—Bueno, ¿por dónde empiezo? —se rascó nerviosamente el cuello.

 

—Tómate tu tiempo, no tengo prisa por irme todavía.

 

Elliot comenzó a relatar la razón por la que había empezado a trabajar en el hotel Beaumont. Admitió que su intención siempre había sido mantenerse cerca de Jeremiah, dispuesto a trabajar horas extras para ganarse su confianza. Su confesión sorprendió al abogado.

 

—Descubrí que mi madre tenía otro hijo después de que me gradué de la preparatoria. Buscando entre sus cajones encontré un pequeño cuaderno. Al principio pensé que era una foto de algún pariente, pero en ella aparecía con un enorme vientre de meses. Fue tomada hace ocho años, mucho antes de que yo naciera —colocó una pequeña foto en la mesa y Jong la tomó entre sus manos—. Mi madre trabajaba en la mansión de los Beaumont cuando quedó embarazada de un hombre comprometido. Sin embargo, cuando su esposa se enteró de la infidelidad, decidió tomar represalias contra mi madre. La amenazó con dejarla sin trabajo si le contaba a alguien lo sucedido. Al principio la forzó a abortar al bebé, pero ella se negó y aquella mujer la echó de la casa.

 

—Perdona que te interrumpa, pero, ¿existía una relación entre tu madre y aquel hombre? —preguntó con cuidado de no inmiscuirse demasiado en el asunto.

 

—Sí la había, pero su familia nunca aceptó a mi madre y lo obligaron a casarse con otra mujer a la que no amaba. Ella intentó darle un hijo, pero tenía dificultades para concebir. Sin embargo, un par de meses después de mi madre, su esposa quedó embarazada.

 

Jong levantó las cejas sorprendido.

 

—¿Ambas estaban embarazadas? —repitió como si le costara creerlo, Elliot asintió—. Vaya, es...

 

—¿Una locura? Sí, no entiendo cómo un hombre podría hacerle eso a dos personas, pero al parecer, quería asegurarse de tener un heredero a cualquier costo. Su esposa perdió al bebé mientras él estaba fuera de casa, tenía que estar alejado de ella durante un mes por motivos de negocios, así que nadie sospechó nada. Ya había humillado a mi madre al echarla de la mansión, y aún así se atrevió a arrebatarle lo que más amaba; a su hijo —lo miró con una sonrisa triste en el rostro. Jong pudo percibir el resentimiento en sus palabras.

 

—¿Qué ha sido de él? ¿Has logrado encontrarlo? Tengo muchos contactos que podrían ayudarte —inquirió dispuesto a colaborar—. ¿Sabes quiénes son esa familia?

 

—Todavía no lo has entendido —murmuró Elliot, bajando la mirada al suelo.

 

—¿Qué es lo que no he entendido? —preguntó el abogado pero luego abrió los ojos de par en par—. Oh, no. ¿No me digas qué...?

 

Elliot asintió.

 

—No es por ofender, pero no eres muy listo para ser abogado —comentó en tono de broma, provocando un bufido por parte de Jong.

 

—Me han dicho eso antes, quizás por eso me va mejor trabajando para Jeremiah. Tiene un historial limpio, es sumamente cuidadoso y nunca está en problemas —se encogió de hombros como si fuera el cliente más fácil.

 

—¿Por qué estudiaste derecho si no era tu pasión? —indagó de pronto Elliot, cambiando de tema y tomándose su tiempo antes de continuar con la revelación de aquel secreto.

 

—No tuve elección, mi padre no pudo cumplir su sueño y decidió que yo debía convertirme en abogado porque era lo que él quería. Y aquí estoy —se señaló a sí mismo—. ¿Y tú? ¿Siempre fue tu sueño ser chef?

 

—Sí, aunque mi madre creía que sería un gran pintor. Según ella, tenía un gran talento para el arte —respondió, una sonrisa dibujada en su rostro. Sin embargo, el gesto desapareció rápidamente al mirar el sobre que contenía una información importante—. ¿Podrías hacerme un favor?

 

—Claro, depende de qué sea.

 

—Entrega esto a Jeremiah —extendió un sobre negro—. Contiene todo lo que necesita saber. 

 

—¿Por qué no se lo has dicho? —lo observó detenidamente, sus ojos buscando alguna señal de sinceridad en la mirada de Elliot.

 

El oficio del abogado lo obligaba a indagar más allá de las palabras y descifrar las intenciones ocultas detrás de cada acción. En este caso, su objetivo era desentrañar si la intención del Chef era cumplir el último deseo de su madre de conocer a su primogénito perdido, o si había motivos más oscuros detrás de su revelación tardía. Sin importar cuál fuera la verdadera razón, el abogado estaba dispuesto a brindarle su apoyo en este difícil camino.

 

Elliot titubeó por un momento antes de responder, eligiendo cuidadosamente sus palabras, consciente de la importancia de su confesión. 

 

—Traté de hacerlo, de verdad que lo intenté. Y lo habría intentado de nuevo si tuviera el valor suficiente en este preciso momento. Pero todo parece complicarse justo cuando estoy por decirle —suspiró—. Me reuní con él hace días, le iba a contar de nuestra madre y la razón por la que me he mantenido cerca todo este tiempo. 

 

—¿Por qué te detuviste? —interrogó Jong—. No pienso que Jeremiah te habría ignorado.

 

—No era fácil comunicarle que tiene un hermano y una madre que desea verlo antes de morir. Sé que no sería realista creer que lo tomará bien, entiendo que será complicado para Jeremiah comprenderlo y, sobre todo, aceptarnos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.