Querida Hermana te Daré un Hijo

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Jeremiah bajó la mirada, sintiéndose responsable por la tragedia que había ocurrido. Sabía que no había excusa para lo que había sucedido y solo podía esperar que Nora encontrara en su corazón la capacidad de perdonarlo algún día.

 

—Entiendo que lo que te he revelado sea difícil de aceptar —dijo en voz baja—, pero quiero que sepas que eres lo más importante en mi vida y nunca quise hacerte daño. Si pudiera cambiar el pasado, lo haría sin dudarlo.

 

Nora asintió, sin poder contener las lágrimas que comenzaban a brotar de sus ojos. A pesar del dolor y la decepción que sentía, no podía negar que el amor que tenía por Jeremiah seguía presente en su corazón.

 

—Lo sé. Y nada cambiará entre nosotros, lo que siento por ti no va a desaparecer. 

Pero necesito tiempo para procesar todo esto —susurró, sintiendo cómo su mundo se tambaleaba.

 

Jeremiah acarició la mejilla de Nora con ternura, sintiendo cómo su corazón se rompía por el dolor que había causado. Sabía que tenía que respetar su decisión y darle el espacio que necesitaba.

 

—Te entiendo y respetaré tu decisión, Nora. Estaré aquí cuando estés lista. Tómate todo el tiempo que necesites.

 

Un silencio incómodo llenó el espacio entre ellos mientras procesaban sus emociones. El sol seguía ocultándose en el horizonte, pintando el cielo de colores intensos y melancólicos.

 

Finalmente, Nora se separó de Jeremiah y se levantó lentamente, mirándolo fijamente a los ojos.

 

—Necesito un tiempo a solas para pensar —dijo con voz temblorosa—. Te agradezco por haberme contado la verdad, aunque haya sido doloroso. Pero debo reflexionar sobre lo que es mejor para mí y para mi hija.

 

Jeremiah asintió y se puso de pie, comprendiendo que no había más que decir en ese momento. Sabía que había lastimado profundamente a Nora y solo podía esperar que algún día pudieran reconstruir su relación.

 

—Está bien. Entiendo.

 

Con esas palabras, los tres regresaron a casa, sumidos en un silencio abrumador lleno de culpabilidad. Nora se vio sumergida en sus pensamientos, los recuerdos del pasado trajeron de vuelta el dolor de aquella noche. Había sido extremadamente difícil para ella estar sola después de haber estado acompañada por su hermana, quien había cuidado de ella desde que tenía uso de razón. Ambas habían crecido sin padres y el único apoyo que tenían era mutuamente. La vida de Nora había dependido de ella hasta que se hizo mayor de edad y pudo defenderse por sí misma. Sin embargo, se había mudado de vuelta con su hermana una vez que esta se había comprometido con Oliver.

 

Él era un hombre maravilloso y amaba a Irena profundamente, a pesar de las diferencias que tenían. Oliver se había convertido en un héroe para Nora después de que la salvó de ser abusada por uno de sus compañeros de preparatoria. La había protegido y cuidado como si fuera su hermana pequeña, y en ningún momento Nora se había sentido incómoda con su presencia.

 

Desde aquel día, Nora se había visto profundamente afectada y necesitó el apoyo y compañía de su única familia para poder superar aquel trauma. Aunque no hubiera ocurrido nada, se sentía absolutamente asqueada solo de imaginar qué hubiera pasado si Oliver no hubiera llegado a tiempo.

 

Una vez que quedó sola con su pequeña hija, Nora tuvo que aprender a ser valiente y enfrentar sus temores.

 

Minutos más tarde, el auto de Jeremiah se detuvo frente al edificio donde vivía Nora. Ninguno de los dos dijo nada y simplemente bajaron del coche. Nora se adelantó para cargar a la niña en brazos al ver que él tenía la intención de hacerlo.

 

—Oh no, no es necesario, gracias. Puedo cargarla yo. Usaré el ascensor —dijo acomodando a Zoe en sus brazos—. Aprecio lo de hoy, ella lo ha disfrutado mucho.

 

Miró a Zoe, quien estaba agotada después de jugar.

 

—No te preocupes, me alegra haber compartido con ustedes —las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa tensa—. Umm, bueno... me pondré en marcha. Buenas noches, Nora.

 

—Buenas noches —imitó en respuesta.

 

Jeremiah se alejó lentamente, sintiendo cómo un vacío se apoderaba de su pecho. No tenía idea de lo que el futuro les deparaba, pero estaba decidido a luchar por el perdón de Nora y demostrarle que podía ser el hombre que ella merecía. Subió al auto y lo puso en marcha.

 

Mientras tanto, Nora subió al ascensor sintiéndose afligida por todo lo que había sucedido. Era difícil pensar con claridad en ese momento en el que no sabía exactamente qué hacer. Se sentía perdida, una opresión le impedía respirar, lo que la hizo apretar los labios en una línea delgada para evitar llorar.

 

Al llegar a su piso, tuvo que arreglárselas para poder abrir la puerta con Zoe entre sus brazos. Entró a su hogar y la soledad la envolvió inmediatamente, lo que provocó que la melancolía se apoderara de su interior.

 

Después de acostar a Zoe en la cama y asegurarse de que estuviera cubierta con una manta gruesa, Nora se encerró en su habitación y se puso ropa cómoda para dormir.

 

No pasó mucho tiempo antes de que se viera nuevamente perdida en sus pensamientos, mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Ya no podía contenerlas. Sollozó en silencio para no despertar a Zoe, permitiendo que el dolor disminuyera a medida que liberaba lo que había guardado durante mucho tiempo.

 

Sabía que la decisión que debía tomar sería difícil. No podía ocultar el amor que aún sentía por Jeremiah. Sin embargo, estaba el hecho de que su hermana y cuñado habían perdido la vida debido a aquella llamada. Aunque Geoffrey había tenido gran parte de la culpa, Nora cuestionaba por qué Jeremiah no le había sido sincero desde el principio.




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