9. Casa

20/10/2007

Londres

Querida Muerte:

Querida -No muy Querida- Muerte. Anoche te vi, la brisa fresca indicaba en poco tiempo vendría el invierno ¿Y sabes que? No le preste atención a que pronto sería Diciembre, estaba tan ocupada preocupándome por ti que deje de prestar tanta atención a lo que pasaba a mi alrededor, deje de prestar atención a lo que pasaba en el mundo.

Está vez estaba en mi propia casa Muerte, ni siquiera ahí estoy a salvo de verte, incluso en mi hogar tienes el atrevimiento de aparecer. Y estoy enojada como cada día que te veo, estoy enojada contigo, estoy enojada con tu trabajo y estoy enojada por tus actos totalmente irreversibles y sin ninguna solución, porque como dicen por ahí: "Todo tiene solución, menos la Muerte". Te odio, y nunca me cansaré de decirlo, ¿Cómo eres capaz de decidir que la vida de alguien llegó hasta ahí? ¿Cómo estás tan tranquila después de afectar a muchísimas personas y seguir haciéndolo? Es algo que no comprendo -ni comprenderé-.

Anoche te llevaste contigo a tres personas, que nisiquiera se sabe como fueron a pasar a otra vida. ¿Pero sabes que? Ya no te tengo lastima como las primeras veces, si Muerte, lo admito, te tuve lastima. Pero ese no es el motivo de esta carta; el motivo es que ya no te creo ese papel de hacerte la buena, porque estoy casi segura de que no es tu obligación llevarte a las personas contigo... ¿o no? O tal vez te obligan a llevarte a esas personas... Son solo dudas Muerte, dudas que soy consciente, nunca responderás.

Porque la culpa te invade después de tus actos, y por eso ayer abrazabas a ese muchacho en la noche, por eso lo consolabas, no por su bien... Sino por el tuyo, para calmar esas ansias de quitarte la culpa

Querida -No muy querida- Muerte, esto tiene que parar de una vez, y espero yo pueda hacerte entrar en razón.