Querido Diario

Día siete

24 𝓓𝓮 𝓔𝓷𝓮𝓻𝓸.

𝒬𝓊𝑒𝓇𝒾𝒹𝑜 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾𝑜:

Fue extraño despertar este día en la mañana y descubrir que dormí más de las 12 horas normales.

Me desperté esta mañana con el dolor de cabeza normal. Mi boca estaba seca, mi estomago se sentía tan vacío que podía sentir un hueco en la boca de mi estomago. Me puse de pie, tome mi bata, toalla y entre a la ducha.

30 minutos después, salí sintiendome mejor, el sueño completamente alejado de mi cuerpo, mi piel fresca y limpia, mi cabello escurriendo agua de las puntas, pero aun sentía ese hueco en el estómago esa sensación de que puedes ser capaz de comer una vaca entera.

Entre de nuevo a mi habitación sintiendo un leve frío, camine directo a mi armario dejando la pequeña toalla con la que secaba mi cabello en el respaldo de mi silla, tome unos leggings negros, un suéter largo que cubría mi trasero y dejaba al descubierto uno de mis hombros, me puse mis dos parches, tome el gorro y baje al segundo piso.

Fiora salio del bañó, cuando me vio se acercó de inmediato.

—Mi Ángel, ¿Estás bien?.

—Lo estoy, dormí más —sus ojos recorrieron por completo cada centímetro de mi, sus arrugas más marcadas. Le sonríe —. Estoy bien, mi viejita chula, enserio, solo estaba más agotada.

—Es que si mueres, yo no se que haría tu eres como la hija que mi esposo y yo nunca tuvimos. Todos estamos tan preocupados, pero él médico dijo que solo dormías que despertarias en cualquier momento, aún así tu mamá y Gabriel se quedaron a velar tus sueños, debo decir que ya me agrada, cualquier...

Alce mis manos.

—Espera, espera, ¿Gabriel me cuido en la noche? Y ¿llamaron a un médico?.

—No despertabas —baje la cabeza al primer piso, Gabriel con un pantalón de chándal y sudadera gris, estaba parado al final de las escaleras en el primer piso, una de sus manos sostenía una taza. Miro a Fiora, después a mi—. Estamos preocupados, al parecer no duermes tanto así que decidimos llamar a un médico, él nos dijo que solo estabas en un sueño demasiado profundo inducido por el insomnio, aun así aconsejo que no te dejáramos sola. Tu mamá estaba demasiado cansada, porque se quedo el primer día así que me ofrecí a cuidarte para que tus hermanas no dejaran a su familia.

Parpadee, mire a Fiora, me estaba sonriendo.

—¿Ya lo quieres?, ¿Asi de fácil?.

—Mi Ángel, él es amable —toco mi hombro—. Me voy, tengo que seguir limpiando, baja a desayunar y se amable.

—No se que es ser amable.

Ya no de todos modos.

—Eres la persona más amable de todas, por eso es que te han roto muchas veces.

۞

Me sente en una de las mesas de afuera de una cafetería, Marcos frente a mi me sonreía como si fuera la cosa más graciosa que alguna vez haya visto en nuestros cortos 15 años, lo curioso era que no había dicho nada durante el comienzo de nuestra cita, no tenia humor después de la muerte que había azotado a mi familia. Se lo dije cuando llame para cancelar la cita.

No le importó.

—Fui a tu casa, a darte el pésame, es realmente hermosa.

—Gracias.

No sabía que agradecía, ni siquiera recordaba a verlo visto, no recordaba quien había ido.

—¿Alguna vez has probado el café de vainilla? —negue, intente hablar pero me interrumpió—. Voy por dos para que lo pruebes te va a encantar.

—Marcos, yo soy... —se fue, ni siquiera me dejó terminar.

Me deje caer en el respaldo de la silla, baje mi gorro hasta que oculto mis parches, me dolía la cabeza, pero parecía no importarle.

Mire a los niños jugando del otro lado del parque, sus mamás estaban cuidando de ellos desde lejos, sonriendo como si nuestras vidas no hubieran cambiado después de que se fue un ángel de nuestras vidas. Eran egoístas, sonriendo, riendo, mientras apuntaban a sus hijos cuando hacían algo gracioso.

No quería tener hijos.

Marcos regreso con dos tazas humeando, el aroma era delicioso, pero podía sentir mi garganta cerrarse sin la necesidad de probar.

Aleje el café.

—Soy alérgica a la vainilla, pero agradezco tu cortesía.

Era sarcasmo, no era cortes traer a una persona después de que sepultara a una de las mujeres más importantes de su vida, no era cortes cuando cada vez que quería agregar algo, interrumpía, no era cortes él. Punto.

—O... Lo siento, me lo hubieras dicho.

Suspire.

Señale a los niños.

—¿No te parecen que son muy malos al no incluir al quinto niño?.

Marcos estiro su cuello y vi como fruncía su entrecejo.

—¿Quinto niño?, yo solo veo cuatro.

Entonces supe que él otro estaba muerto.

Después de eso la cita comenzó y una  hora después entre a casa, estaba mi familia en ella, mis hermanas con sus esposos, mamá recogiendo veladoras del suelo y papá mirando a su celular.

Todos me miraron, comencé a caminar a ellos, pero entonces mi dolor de cabeza se intensificó a pesar de que la casa era la única que me trasmitía paz y una vez que cruzaba la puerta el dolor desaparecía.

Ese día fue diferente, el dolor no desapareció en su lugar se intensificó.

Mire a todos lados para ver si había alguien.

Me encontré con los ojos de Fiora.

—Mi Ángel, ¿estás bien?.

—Fiora...

Desde entonces, el dolor se volvió parte de mi día a día.

۞

Gabriel miraba las escaleras desde el taburete de la barra de la cocina.

—¿Sabe qué?...

—No —lo mire desde el otro lado, un vaso de café frente a mi—. ¿Qué. haces aquí?.

—Te estaba esperado, quería disculparme por la forma en que te trate la última vez.

—¿Por qué crees que me importa? —sacudí mi mano frente a él y después a la puerta de salida—. No eres él único que me cree loca, en una ocasión me puse a platicar con un hombre en la calle, todo estaba bien, hasta que unos adolescentes me señalaron y me llamaron loca, al parecer estaba muerto, nadie lo veía salvo yo.




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