Querido no amado

Carta 2

Te odio

Ah, si… alguna vez dijiste que odiar algo era darle demasiada importancia.

Así es, te odio porque fue importante para mí ver cómo mi corazón se rompía con cada palabra que salía de tu boca.

Estoy segura de que no recuerdas cuando o como nos conocimos. Yo sí, nos encontramos por primera vez en una vieja tienda. Entre allí, cruzamos la mirada y cuál típica telenovela no pude olvidar la expresión de asco en tu rostro al vernos. Incluso con lentes, era evidente que tenías el ceño fruncido.

Reencontrarnos fue mi castigo.

Terminé con mi novio.

Tenía amigas que sabían cómo apuñalar por la espalda.

Estudiaba la carrera de mis sueños, pero, quizás no era para mí.

Conocerte era el castigo que me aguardaba en la vida por ser mala persona.

Estoy segura de que no me conociste tan bien como para criticarme.

Yo siempre fui el tipo de chica seria y casi muda pero no tímida. No me gustaba desperdiciar palabras en oídos sordos.

Muy inteligente que recibí premios estatales. Tengo suficientes reconocimientos y diplomas que podría tapizar una casa.

No tenía amigos, claro está.

Me cansé de que las personas solo quisieran verme como un cerebrito a quien copiar, a quien criticar y comparar.

Me esforcé mucho por encajar, pero vivir excluida no es divertido. Convivir con mis compañeros de clase solo me hacía cometer errores tan tontos que parecía que yo solo me aislaba para protegerme. No hay manera de que pueda decir lo contrario, no quería ser herida.

Soy el tipo de persona que ha elegido vivir en soledad, pero no se siente solitaria.

No sabías nada de mí, pero te atreviste a asumir que conocías a las personas de mi tipo, las personas que están desesperadas de atención y hacen lo que sea para obtenerla.

Equivocado no estás pero tampoco estás en lo correcto.

Tú me preguntaste sobre los rumores que circulaban de ti. Te di una respuesta y sé que no te gusto escucharla.

Cada vez que sentía que estabas más cerca de mí, te alejabas porque sí. A lo mejor, quien estaba mal eras tú y no yo.

Me esforcé por ser una buena amiga; no entiendo lo que buscabas de mí. Nada te gustaba, no hablabas y las veces que estuvimos cerca, me confundías tanto que las señales que recibí eran extrañas.

¿Me querías o no?

¿Me necesitabas o no?

¿Alguna vez, me viste como igual?

Tantas veces que quise preguntarte eso pero no me atreví por miedo a ofenderte. Tantas veces que quise hablarte por ser una buena persona pero me ignoraste.

Era yo quien quería ignorar tu personalidad.

Después de romper mi corazón, ¿Te preguntaste cómo sobreviví los años siguientes?

Fue difícil

No iba a culparte de todo.

Te graduaste

Pensé que no volvería a verte.

Entendí que fue un error que cometí en la universidad, podría corregir lo que sentía, pero no iba a olvidarlo.

¿Lo olvidé?

Por supuesto que no

Desde ese día de marzo, cada noche por no sé cuántos días, me ponía pensar en que me había equivocado, si podía cambiar algo, si podía regresar al pasado para evitar encontrarnos… Solo llegaban las lágrimas; lloraba hasta terminar con los ojos hinchados sin poder explicarle a nadie que me estaba pasando.

Las personas que te conocieron sabían que sucedió pero no podían ayudar. Solo era yo la que tenía esos sentimientos encontrados hacia un hombre que solo me utilizaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.