Te graduaste. Ya no estabas cerca, pero tu presencia era un impedimento para mi desarrollo.
Relacionarme contigo solo cerro mis puertas. Tu influencia fue más grande de lo que parecía; a ti no te gustaba nada y querías hacer todos a tu antojo pues, eso esperabas de mí.
Me ignoraron en mis proyectos de clase, los profesores estaban buscando las maneras de llamarme la atención, no había rumor sobre mi persona que no sabía toda la facultad. No me tomaban en cuenta y tu nombre salía en medio de la discusión.
Entiendo, fue mi karma por intentar ser tu amiga, pero, ellos no eran mejores que yo. Y no hablo de talento, sino comportamiento; hablaban de la misma manera en que odiaban ser el tema de conversación.
Me convencí que eran ignorados porque si hablaban de ellos nadie los escucharía; no había nada que contar de ellos que fuera tan fascinante que mereciera tener atención.
Pasaba el tiempo, las lágrimas desaparecieron pero nuestros recuerdos no. Tú te quedaste en esas aulas, en esos concursos y trabajos que podían considerarse un referente para una materia. Te habías graduado y seguían hablando de ti como si fueras el mejor de todos.
Cuando me enteré de que te mudaste, me sentí tan bien que quería bailar. Cuando me enteré que estudiarías en la misma universidad que yo soñé, pensé que si había oportunidad, nos encontraríamos nuevamente.
Mis planes no iban en tu dirección.
De milagro logré graduarme.
Luche bastante para que mis trabajos fueran aceptados porque, honestamente, ni los profesores se detenían a ver lo que hacía y la mala fama que gane, se convirtió en un obstáculo.
En los últimos eventos que organizo mi licenciatura, casi tuve que rogar para poder participar. Tuve que pagar el dinero casi al final y soportar que nadie me quisiera cerca; nadie escuchaba mis opiniones ni respondía mis preguntas. Los ataques no eran físicos pero sus palabras me hacían dudar de lo que realmente hacía con ellos.
Mis trabajos fueron expuestos al principio. No tenían nada de llamativo y eran los más simples. Ellas se convirtieron en el centro de atención.
Fui burlada.
Fue criticada.
No me dolió. No es la primera vez que pase por ello pero cuando la ocasión lo requería, llegabas a mi mente.
Tus simples preguntas sobre mí, tus conversaciones cortas. La mirada que siempre me dirigías… La extrañaba.
No quería ser alguien más en tu vida.
Quería recuperar lo que había perdido por prestarte atención.
Necesitaba que alguien me alentara y reconociera mi talento.
Eras el único tipo objetivo sobre la creatividad.
Pero yo no cumplía tus estándares. Me comportaba como la novia que rompiste sin razón. Tu nombre pronunciado por mis labios en momentos aleatorios, solo demostraba lo que me gustaba sufrir por tu indiferencia.
Me estaba graduando y los esperaba poder verte.
Quería escuchar de tus labios la razón por la cual debías lastimarme.
No te iba a volver a ver pero no podía olvidarte.
Los buenos momentos que pasamos juntos seguían en mis recuerdos.
Al menos hasta ese año, todo estaba bien.
Editado: 13.04.2025