Paso un año para que volviera a mi antiguo hogar.
Pasaron muchas cosas.
Perdí a un familiar que quería mucho y justo después de eso, me rompí en pedazos más pequeños que no estoy segura de poder reconstruirme. Tengo un diagnóstico médico de ansiedad, sufro ataques de pánico y muchas veces ya no puedo respirar. Lloro en cualquier momento del día, estoy sin energía y todavía, debo escuchar de boca de mis padres que todos sus sueños en mí se han roto.
Ya no puedo dormir sin medicamentos, mi presión arterial no se estabiliza y no dejan de culparme que mi mudanza ha sido una pérdida de tiempo y si iba a estar de floja allá, mejor hubiera dicho que no quería ir.
Si mi memoria no falla, estoy segura de que lo mencioné.
Tras regresar a casa, tengo que pedir permiso para comer lo que sea que haya en casa aunque yo lo hubiera comprado; tengo dinero ahorrado, pero no sirve de nada porque ya nada me atrae ni siquiera los dulces; me siento atrapada en mi mente, lloro ante cualquier provocación.
Estoy a nada de que me demanden.
Me mencionaron que como hija, llegará el momento en que deba encargarme de mis padres, pero como estoy de floja y no tengo sueños ni aspiraciones no pueden esperar gran cosa de mí además de que no soy de confianza porque me equivoco tanto que los pongo en situaciones que pudieron evitarse por lo que llegado el momento, todo se resolvería a través de un juez.
Oye, está situación sé que no tiene nada que ver contigo, pero siento que confesarte esto es lo mejor que estoy haciendo. El detonante de todo fue tu maldito comentario y fue culpa mía por creer esas palabras.
Volviendo a lo otro, me he sentido mal al grado de que no sé qué pasa a mi alrededor. He tratado de encontrar las cosas que son para mí, no hay nada en lo que me sienta a gusto. Mi visión se ha perdido y me duele.
Mi salud también ha estado mal, tengo que tener medicamentos a la mano, pero no puedo tomarlos. Necesito dinero para ir al médico y tratarme pero pedirles, me hará sentir peor.
Ya no hay confianza en mí, imagínate que lo que soñabas no era lo correcto, pero no lo sabes porque jamás te dejaron intentarlo.
Los gritos me están volviendo loca.
Mi padre ya está cansado de mí. Quiere que le ayude con los gastos de la misma manera que antes cuando me decía que no pusiera en duda su capacidad para proveer una familia. No lo entiendo. Me han vuelto a amenazar sobre demandarme. He trabajo poco en casa, pero no me pagan a tiempo.
Todos mis pasatiempos han muerto. Estoy cansada y ese pensamiento, ha aparecido con más fuerza en los últimos días; no he buscado formas solo es la idea de que yo podría elegir mi propio final.
Pensándolo bien, la próxima vez cuando nos encontramos… Pueda mirarte sin odio.
Editado: 16.04.2025