Querido extraño, ayer soñé contigo
Obviamente no fue un dulce sueño, estabas en él.
Soñé que nos reencontramos, tú con tu bífida lengua, hablas de mí hasta el cansancio. Me ofreciste el mejor trabajo del mundo y me vio obligada a aceptar porque soy una maldita desempleada. Trabaje bajo tu guía hasta tener alucinaciones y al final, cumplí con esa fantasía extrema que tengo en mente desde secundaria.
Me asusté tanto que ya no pude dormir.
Fíjate que al paso de los días, me estoy cansando más. Busco trabajo, trabajo en casa, el trabajo me persigue sin remuneración, interrumpe los planes que intento establecer y regreso al inicio.
Para tratar mi reciente insomnio, he comenzado a tomar pastillas. Mi mamá se quejó y me recomendó un té que ya no puedo tomar porque me hace vomitar. A pesar de que duermo menos, no me he enfermado de gripe o cosas similares en meses, pero mi periodo me trae como loca porque no logro que se establezca como debe ser, un ciclo.
He ido a varios doctores, pero ninguno me da respuesta, me recetan pastillas que dejo de tomar por influencia de la medicina herbal y al final, nada sirve. Ya me he cansado de las “hierbitas” y comencé a escuchar sabios consejos de viejas fodongas que ni me conocen, pero bien listas para pedir descuentos por larga amistad… Ni las conozco para empezar.
Estaré loca sí acepto su ayuda, no conozco sus intenciones hasta me da miedo escuchar lo que deban decir de mí solo por no seguirles la corriente.
Escuché de mi familia decir que soy un caso perdido. Aparte de las pesadillas que tengo contigo, debo lidiar con el hecho de que no tengo un ingreso fijo y, me vale, que no hable de otra cosa.
Pues fíjate que nada es gratis. También quiero comprarme cosas o salir a pasear sin preocuparme no tener para gastar en una comida o transporte. No lo entenderías, marcaste un límite entre nosotros desde el momento en que coincidimos en esa universidad
Ah, lo que te decía. Mi salud está mal. Yo lo sé, mi corazón lo sabe y me he cansado de visitar tantos médicos que desearía que la respuesta bajara del cielo y me golpeara en la cabeza con un yunque
Mis trabajos se limitan a pocas piezas de ropa que no puedo hacer con continuidad, descanso más de lo que trabajo y eso me convierte en un mal ejemplo; todos dicen que soy una floja, pero no saben el dolor muscular que debo aguantar.
Apenas me levanto, es difícil lidiar con un trabajo que ame y ahora odio con todo mi corazón. Siento que como mucho, pero ya no hay sensación de saciedad, cualquier manchita en mi piel me tiene en alerta aunque sea nada y lo peor de todo, es escuchar comentarios despectivos sobre el trabajo que hago. No deberían importarme pero tú no sabes lo que es tratar de brillar por tus propios medios pues como recordarás, mencioné que tuve un colapso y vivió en automático… Pues bien, mi personalidad franca y valiente regreso a su forma original: tímida y sentimental.
Si llegases a leer esto, dame un consejo.
Dime cómo arreglar lo que rompiste porque a mí, se me están acabando las herramientas, ah no, a mí ya se me acabó hasta la paciencia para volver a ser la mujer de antes.
La mujer que tenía sueños.
La mujer que tenía metas.
Esa mujer, ahora solo quiere escapar de la realidad y, eso la está agotando más de lo que crees.
Editado: 16.04.2025