Querido no amado

Carta 18

Ha pasado un tiempo desde que te dedique una carta

Sucedieron varias cosas que quizás no sean importantes para ti pero sucedieron. Tuve varios ataques de ansiedad, llegué al punto en que estaba tan agobiada que cualquier salida era una solución. Cada manera de trabajar era más complicada que la anterior y en esos momentos de dificultad me acuerdo de ti.

No es que seas relevante en mi vida, ya no me acuerdo de tu cara, pero trabajamos en el mismo gremio y en cualquier momento escucharé de ti. Me he cansado tanto de demostrar que tengo talento en mi área que simplemente me cansé de demostrarme mi valor.

No dejan de amenazarme con demandarme lo cual ya no es nuevo así que decidí ceder. Fui a solicitar empleo a un lugar donde me recomendó mi madre, no hay prestaciones de ley hasta después de tres meses de trabajo sin contrato y pagan un sueldo que no es sueldo porque la confección es limitada.

No es mi área de trabajo, pero acepté por desesperación.

Un error

Al segundo día de trabajar allí, llegó la nueva jefa de costureras. Una señora mayor que sentía debía imponerse solo por tener la experiencia en ese trabajo y unos cuantos errores en su vida. Me señaló como su pupila lista para aprender, humillándome en cualquier momento y yo no iba a permitir que continúe. Soy lista y no quería causar conflictos; era evidente que yo no le agradaba y me mantenía al margen de todo porque yo no soy rápida en mi trabajo, estaba lejos de mejorar y sacan la producción de otra costurera con más años de experiencia. Se burlaba del área de trabajo que he manejado por años, puesto que, es demasiado trabajo pero poco ingreso.

No soy quien para criticar pero los errores de esa mujer no los cometí ni de estudiante.

Intenté soportar, me pagaron menos de lo acordado e intenté, de verdad intenté no quejarme porque necesitaba ese ingreso. Ni siquiera podía gastar ese dinero sin sentir culpa así que me asigne un presupuesto semanal del cual, aún tenía que sobrar dinero. Mi mamá sabía que estaba al tanto de ese conflicto interno y señaló que era mi culpa por aceptar ese tipo de trato además de que si sabía las condiciones laborales para qué aceptaba eso y me enoje más.

Las acepte porque la señora no dejo de insistirme en que tengo deudas. No sé qué debo pero no compro nada que no tenga presupuestado, no puedo darme el lujo de gastar tanto dinero solo porque se me ocurrió. Tampoco pido prestado, pago mi estancia en mi casa con trabajo y algunas veces en especie, así que, no se a qué se refiere.

Los días pasaron y esos días se volvieron más cansados. Mi salud estaba peor que antes de regresar a trabajar. Cualquier error en el taller era una llamada de atención hacia mi persona, me asignaban trabajo al mismo tiempo que me lo quitaban por mi lentitud eso sí, mi calidad era excelente e insistían en que como no era rápida me causaría conflictos más adelante, pero lo que derramó el vaso fue que me pagarán solo algunas prendas sin contar los extras que hice así que renuncie. La lista estaba incompleta pero la jefa señaló que solo hice esos trabajos y no se pudo discutir. Ya no iba a soportar que me traten como tonta por no trabajar rápido o hablar poco.

Su mala organización y desplantes, daban mucho de qué hablar.

Mi padre se enteró y no me habló por días. Mis hermanos no entendían porque mis acciones fueron tan explosivas por simples llamadas de atención pues debería considerarme afortunada de poder trabajar y ganar dinerillo que invertiría en mí.

No me deprimí, pero consideré una vez más que esto no es para mí. Comenzaría mi búsqueda nuevamente.

Me duele pensar que mis acciones te dan la razón; no soy hábil, ni creativa o talentosa.

Eventualmente me convertí en una mancha familiar que falta poco para que limpien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.