Querida de querido no amado
Todavía no entiendo por qué debo ser ese no amado. Te recuerdo que cuando coincidimos, hiciste todo lo posible para integrarte a mi círculo convirtiéndote en una mala copia de mí.
No eras una chica linda, ni lista menos inteligente. Tu personalidad era tonta porque tus pasatiempos eran tan tontos que nadie los entendía, tu sentido de la moda era lo más grotesco que podías encontrar dentro de las aulas, tan enana y despeinada que daba pena verte o tenerte cerca. No entras en el estándar de belleza local, y tus sueños, por favor, se volvieron comunes desde el momento en que decidiste casarte y reproducirte. Rompiste la burbuja que con halagos creció alrededor de ti.
De todos modos, no es que no sea tu culpa que tu comportamiento sea así, pero como quieres una disculpa, la tendrás.
Discúlpame por ser tan cabeza hueca y criticarte bajo mis estándares, estándares que fui haciendo bajo años de conocer personas mejores que tú y que sabían el lugar al que debían pertenecer.
Además, perdóname por hablar tantas mentiras sobre ti. En ese momento, sentí que era lo correcto porque andabas de puta con cualquier hombre que te comprara chocolates y no conmigo, hablas bien de los demás, pero no de mí, recibías halagos que no merecías y solo sonrisas estúpidas en tu rostro por un trabajo que cualquier principiante habría hecho igual o mejor que tú. Me cansaste tanto que pensé que lo mejor era tenerte lejos aun así, reconozco tus habilidades que dejaste desperdiciar por simples palabrerías.
En todo caso, insisto qué no deberías culparme por tus altibajos emocionales, no hay nada más estúpido que culpar a otro de tus errores. Yo solo estuve dos años en tu vida y me hablabas como si mi presencia estuviera a tu lado día y noche. No recordaba tu cara ni sé tu nombre, el día de mañana que nos encontramos en la calle, salúdame con esa alegría que te caracterizaba. No seremos amigos pero si colegas.
Finalmente, espero que estés donde quieras estar. No eres una santa, pero quieres dañar a otros y salir impune. Eres igual que yo, te gusta ser el centro de atención y los disfrutas, te gusta ver cómo el mundo gira alrededor de ti y te dice cosas dulces que parecen mentiras. Ni intentes negarlo, nos conocimos bien que éramos la misma alma en distinto cuerpo.
No te deseo lo mejor, intenté mantenerte a mi lado porque era lo que debía suceder. Solo espero que si vuelvo a escuchar de ti algo, solo sea que me estás buscando; solo yo tengo la capacidad de rellenar los huecos que deje desde el momento que puse en duda tus capacidades. Dependes más de mis palabras de lo que piensas, así que, nos vemos.
Una vez más, discúlpame y perdóname por resaltar los defectos que intentas ocultar, por la personalidad que no quieres mostrar y por la naturaleza de tu comportamiento donde solo eres la víctima, señora que solo sabe huir de los problemas.
Atentamente,
H.
Editado: 16.04.2025