Querido Otoño | El Duque y Yo

Capítulo 4: Familia Brown

Era como una pequeña niña en un cuerpo de una adulta, siempre era tan despistada, pero alegre en su mayoría y muy callada, aunque sí le preguntabas algo, seguramente sabría responder.

— desde que teníamos meses de nacidas, querida Lily —

— Mi mejor primera decisión en la vida he de decir —

Ambas reímos en ese momento, la había extrañado hacía mucho, durante toda mi infancia y en su mayoría, mi familia en Londres me educaba exhaustivamente aún lo hacen, pero el aprendizaje ya se ha vuelto parte de mí, aún así cuando era pequeña, la educación me resultaba un completo y constante trauma, pero llegar en otoño a recibir la temporada de Otoño como una niña que visitaba a su mejor amiga, era casi como viajar al País de las Maravillas y compartirlo con tu mejor amiga.

Esa era Ashley para mí.

— ¿Qué tanto esperas está temporada? —

Y quedarnos ambas en el césped que daba a las llanuras bajo la sombra del árbol de manzano y sentadas en el suelo, no era nada que pudiera comparar con alguna otra cosa.

— ¿Te refieres al baile o a los chicos? —

Era una pregunta capciosa, en cierto sentido, pero ya no éramos juveniles en la entrada a su primera fiesta y no éramos pequeñas ingenuas en el cortejo de los hombres.

Ashley había sido cortejada en muchos momentos, se había enamorado cerca de cuatro veces, pero las mismas cuatro veces terminaron con su pobre corazón.

El primer chico que se le propuso a Ashley tenía diecisiete cuando ella tenía quince años, había recién entrado en el cortejo y la temporada de otoño como una damita, cuando le rompieron el corazón, según él, aludía esa separación porque Ashley era demasiado pequeña para él.

El segundo chico, fue más doloroso que el primero, fue durante sus diecisiete esta vez, cuando intentando cortejar a Ashley de pronto súbitamente dejó de hacerlo, después del final de temporada esperamos ansiosas su llegada, pero nunca vino a la casa de tía Celia a formalizar alguna relación.

El tercer chico, igualó al primero, pero no fue exactamente por su edad, sino por su aparente falta de comunicación, pero era insólito. ASHLEY ERA TÍMIDA.

El cuarto chico, fue hace un año atrás, pero esta vez fue algo distinto, su relación con Ashley fue meramente pasajera para él, porque él no podía dejarse llevar por su pasión cuando Lily no era una mujer de su mismo estrato social.

Idiota.

Las cuatro veces, Lily terminó con el corazón roto, tan roto como lo pudo tener.

Pero aún así Ashley no podía evitar pensar en la temporada de otoño, sabía que no perdía la esperanza de encontrar a alguien, pero ¿Su corazón podría seguir resistiendo? A veces me preguntaba ¿Cuánto más soportaría? 

Porque yo no podría.

Lo acepto, pienso en el amor constantemente es una parte de mi que no puede dejar de pensar en ello, pero cada que me topo con hombres como con los que Ashley habla, no me dan nada más que repugnancia, ¿Insultar a alguien por no ser igual a ti en la sociedad? ¿Qué objeto tenía? 

Quería un hombre apuesto, un hombre estudioso y lector, un hombre alto, mucho más que yo, un hombre de ojos tan atrapantes que pudieran sostenerme por completo, quería un hombre con manos firmes y mirada noble.

No pedía dinero, tampoco esperaba casarme con un granjero, pero si el amor se trata de perder, con gusto lo haría, solo hasta entonces, mantendría mis labios para mí, mis ojos para mí, mi corazón para mí.

Ashley era predecible, casi siempre para mí, podía leerla perfectamente y sabía que aún esperaba el amor verdadero.

— La fuerza de tu corazón nunca deja de sorprenderme, Ash —

Masculle rozando su cabello con las yemas de mi dedo.

Tenía un girasol en sus manos, apenas floreciendo de esos que tanto le gustaban a ella— no puedo evitar pensar en que como sería mi vida sin amor y me aterra, Lily, mamá y papá se aman, debes verlo como ellos se miran, como se toman de la mano, como se quieren. Quiero eso, quiero tener a alguien con quién estar de esa forma —

Una enamoradiza sin remedio.

Y yo no era quién para cortarle sus alas.

— Yo también quiero eso para ti, Ash —

Cada que su mirada caía sobre mí, era capaz de ver el brillo especial en sus ojos, ese brillo que siempre aparecía en cada época de otoño, sabía que no podría evitar enamorarse una vez más.

Por ello le había traído un vestido que sabía que le encantaría y que sería perfecto para su baile de esta temporada, pero de la emoción lo había dejado sobre la silla reclinable que estaba afuera de la casa de tía Celia.

Aun así, mi llegada no fue impedimento para que la noche cayera y con ella la cena con mi familia se hiciera presente.

El tío Brown ya había aparecido, alrededor de las seis de la tarde y la tía había servido la mesa con ayuda de la mucama, Beth, en cualquier momento, estábamos dispuestos a atacar la comida, no fue hasta que el tío Brown llegó que pudimos sentarnos a la mesa.

— ¿Qué tal tu viaje, Elizabeth? —




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.