— ¡El carruaje ya llegó! —
La voz de Audrey se plasmó en mis oídos de inmediato y me apresuré a ponerme los arcillos que me hacían falta con mucha agilidad, tomé la pluma blanca de gala y la puse sobre mi cabeza.
Las damas de temporadas anteriores que no habían podido encontrar el amor, siempre debían lucir una pluma blanca en su peinado, simboliza su unión a la temporada anterior, un signicado de “volviendo a intentarlo” discreto pero efectivo, de esa forma te podías dar cuenta cuantas mujeres ya habían estado en temporadas anteriores. En cambio, las damitas primerizas en entrar a la temporada de Otoño, lucían una tiara plateada que simbolizaba SU temporada, no era nada indiferente a ellas, pues la temporada les pertenecían completamente a ellas, eran las primeras en llamar la atención y sería así hasta el último día de la temporada.
— ¡Kelly, esa es la mía! —
Esta temporada les pertenecía a Kelly y a Jully, pero no sabía si lograrían llegar allá sin ser demasiado bulliciosas.
— ¿Qué ocurre con ustedes? —
Me detuve en su puerta, mientras ambas jalaban de cada lado una tiara de plata, me alarmé de inmediato y corrí hacia ellas para tenerlas antes de que la destrozarán a la mitad.
— Kelly está loca, esa es mi tiara, yo la guardé todo este tiempo —
Se quejó Jully con su ceño severamente fruncido.
Ambas soltaron la tiara y solté un respiro cuando la tuve en mis manos.
— ¿Loca yo? ¡Tú la tomaste mientras no te veía! —
— ¿cómo estás tan segura de eso? —
Sí, realmente esperaba que llegarán a la gala sin un solo estropicio.
— ¿Qué sucede aquí? —Tía Celia entró en el cuarto de inmediato, seguramente por los gritos— ¿Por qué aún no están listas? ¿dónde están sus tiaras? —
— El cochero ya llegó, no lo hagan esperar —
Y el tío Brown también apareció por la puerta y se detuvo de golpe en ella. De pronto guardó silencio, mientras la tía Celia buscaba entre las gavetas la segunda tiara.
Las chicas estaban empecinadas en que la tiara le pertenecía a una, pero nadie se daba cuenta que en ese momento el tío Charles, empezaba a llorar, hasta que se escuchó un “sniff” de su parte y pronto todas volteamos a verlo.
— ¿papá? —
Jully se preocupó de inmediato y por un momento las gemelas se olvidaron de la tiara y corrieron a socorrer a su padre.
La tía Celia no parecía en lo mínimo preocupada, más bien parecía conmovida.
— ¿Está bien? —
Pregunté a ella a su lado, pero tan solo sonrió de lado y respondió— Charles siempre ha sido muy sentimental, ¿recuerdas cuando Ashley tuvo su temporada? —
¿Qué si lo recordaba? Por supuesto que sí, cuando Ashley bajó por las escaleras, el tío Charles fue un mar de lágrimas. El recuerdo se activó casi como si fuera una película en mi cabeza.
El tío Charles era pequeño ante sus hijas, era más que claro.
— con Audrey sucedió lo mismo, pero fue más fuerte, tan solo por minutos después de que la puerta se cerrará tras nosotros, lloró —
Tía Celia rió por lo bajo, mientras el tío Charles se desmoronaba por sus hijas y las abrazaba con fuerza.
Pero entiendo porque se veía tan frágil, eran sus pequeñas, eran las niñas más pequeñas que tenía y eran las últimas, ellas estaban creciendo y pronto encontrarán su propio camino.
Era un padre orgulloso, de eso no había duda.
Aún así en un momento tan emotivo, mi vista fue a parar en algo brillante bajo la almohada de la cama rosa, que seguramente sería de Kelly, era su color favorito sin duda.
Me aproximé a la almohada y saqué de ahí la tiara pérdida— tanto escándalo por ti —masculle y volviendo a mi tía dije— mire lo que he encontrado —
La tía Celia negó con su cabeza y rió tomando la tiara en su mano— seguramente hubieran llegado a una pelea eterna por ella, gracias Lily —y tomando ambas tiaras en sus manos, se acercó a las gemelas— el tiempo apremia niñas, es hora de que vayan subiendo al carruaje para ir a su primer baile.
Les puso a ambas su tiara y ya estaban listas, ambas llorando entre los brazos de su padre, pero sin la emoción de su primera gala desaparecer.
Durante el primer baile de la temporada de otoño, los padres responsables de las jóvenes primerizas debían ir a las galas, para encargarse de explicar todo a sus hijas, una vez las niñas ya entendieran el preciso reglamento de los bailes, eran aptas para ir por sí solas a los siguientes baile durante la temporada.
Tanto tía Celia, como el tío Brown bajaron por las escaleras y las niñas también lo hicieron junto a ellos, de la mano y seguras.
El lugar quedó en total silencio y de pronto parecía que solo faltaba yo, me apresuré a escaparme del laberinto del cuarto que tenían mis primas y me percaté al salir que la puerta de Ashley aún seguía abierta.
No había salido.
Cerré la puerta de las gemelas y me aproximé a su cuarto, entonces vi a Ashley sentada en su cama, con la pluma blanca en su mano, totalmente en silencio y en oscuridad.