Nunca entendía a las personas que iban a los bailes de temporada y no bailaban, se quedaban como estatuas en una esquina, bebían vino, se servía un par de comidas durante la noche, hablaban y luego se marchaban. Era justo lo que hacían, aunque señor Barnes, el duque de Cambridge era un poco distinto a lo que acabo de mencionar. Él era rígido, silencioso, pero educado, miraba a las personas bailar, pero él no lo hacía, una que otra vez hablaba o intercambiaba palabras con Lady Knight, pero luego volvía a su aspecto sereno, aunque a decir verdad nunca dejaba de verse tan… pasivo.
— ¿Hay algo que el duque Knight no parezca hacer bien? —
Era cierto que todas las mujeres en el baile tenían la mirada puesta en el duque de York, pero una de esas mujeres era mi amiga y parloteaba sin cesar en mi oído sobre el duque y sus atributos, Hillary deliraba sobre la mirada de él, sobre sus movimientos y sobre su conexión con Ashley al bailar.
Estaba feliz por ella, realmente el duque de York se veía muy encantado con Ashley, con su presencia, casi podía jurar que veía chispas genuinas de amor en los de mi prima.
— Si Ashley no se apura a tomar la riendas con el duque de York sería una lástima que alguien más se lo arrebatará —
La música se enmudeció de pronto y los aplausos se escucharon, mire a Hillary tomando una copa de vino entre sus dedos y su mirada no parecía despegarse en ningún momento del duque de York.
Y en mi creció ese sentimiento de inquietud por la felicidad de mi prima, porque no solo Hillary acechaba entre la multitud, muchas mujeres los hacían, muchas plumas blancas se alzaban sobre el baile y parecían converger en similitud con el duque de York. Solo esperaba que el duque no le rompiera el corazón a Ashley.
Durante la mitad del siguiente baile, Ashley pareció tomar un descanso por primera vez en la noche del duque y se atrevió a venir conmigo a las bancas lejanas dónde la tranquilidad azotaba, cerca de unas enormes enredaderas que nos escondían a la perfección de otras personas. Ashley y yo nos habíamos robado unos pequeños dulces de la mesa y nos dedicamos a consumirlo, mientras ella me contaba lo que sentía y de lo que hablaban durante los bailes, mientras el duque de York sacaba a bailar a su hermana aún pese a su dolor de cabeza.
— Me prometió buscarme para la siguiente pieza —
Aseguró Ashley con una sonrisa mientras comía dulce y yo no podía evitar estar más conteste por ella— realmente se ve el interés que hay entre los dos, creo que es posible que puedan tener algo genuino —
Esas palabras hicieron a Ashley sonrojarse de emoción, pero no habló porque comía en el proceso.
Y cuando la música cesó, nos dió el indicio de que la siguiente pieza comenzaría en unos cuantos minutos, Ashley se apresuró a terminar de masticar el último dulce porque quería acercarse cuanto antes al baile pero, justo en el instante en que nos dedicamos a irnos, unas voces se escucharon:
— Creo que ha sido una excelente idea venir a Winchester después de todo —
Era el duque de York.
— Si lo dices por la chica con la que has bailado toda la noche, estoy en total acuerdo contigo, Knight, se ve que te interesa —
Y el duque de Cambridge.
Mi mirada pedía a gritos que Ashley se mantuviera en silencio al igual que yo, porque al otro lado de las enredaderas, ambos caballeros contaban sus más ocultos pensamientos, pero los ojos de Ash brillaban de emoción y sabía que sería difícil que no hiciera silencio, pero aún así parecía intentarlo.
— No te he visto bailar en toda la noche —repuso el duque de York, Liam Knight, eso llamó mi atención.
Entre las enredaderas ví al señor Barnes esperando la verdadera razón de su rechazo hacia mí, si se debiera a un punto importante en su vida.
Pero entonces respondió:
— Ninguna mujer ha captado mi atención, temo decir —
Sus palabras se convirtieron en piedras hacia mí y entonces el señor Knight habló— pero la sobrina de los Brown es bonita y agradable —
El señor Knight me había mencionado, aunque en mi interior algo añejo empezaba a crecer.
— Es bastante tolerable, pero no me agrada tanto como para invitarla a bailar, es muy liberal y pasional para mí gusto, además expresa más de lo que debería, no es lo que busco en una mujer —
Desde que inicié los bailes de otoño me gustaba imaginar que conocería al hombre de mi sueños en uno de ellos, soñaba con amar y ser amada, nunca tuve un estereotipo de hombre, tan solo esperaba que no fuera un patán desalmado, como el duque de Cambridge. Un insensible hombre con aspecto elegante.
Era como un ángel con alas negras.
No, más bien era un hombre altivo con dinero y exigente, era la clara descripción de la burguesía en Inglaterra, era insoportable, rico, egoísta y patán.
Y estaba segura de que jamás le gustaría a un hombre como él, no cuando con sus palabras era capaz de destruir la autoestima de una mujer.
Ashley y yo guardamos silencio hasta que ambos se fueron en busca de ella y cuando desaparecieron de nuestro alrededor, bajé mi mirada decepcionada interiormente de alguien en quién no tenía expectativas, la mano de Ashley se puso sobre la mía cuando había olvidado todo.