La feria de Otoño era de las mejores que había en esta época, aunque a decir verdad todo en la temporada de otoño era más que maravilloso.
La música tradicional de fondo, los payasos con globos para niños, las atracciones que traían desde lejos incluyendo un circo. Los puestos de ventas llenos de frutas y verduras, de dulces y delicias, las señoras adulando los vestidos de otras, las chismosas opinando sobre los vestidos de otras, los caballeros fumando un cigarro en la esquina o simplemente hablando sobre el trabajo, era todo un mundo y podías mirar a cualquier esquina y sería distinto.
¿Alguna idea de lo que sucedería? No, no tenía ninguna, pero me emocionaba saber que la feria estaba en todo su esplendor y que incluso habían nuevas atracciones.
Las gemelas apenas llegamos de inmediato se separaron de nosotros y fueron a las diferentes atracciones, Audrey quién aún leía su libro se dispuso a ayudarnos a Ashley y a mí para sacar las ventas de la tía Celia quién preparaba el puesto para sus dulces.
— con cuidado, señoritas, están recién horneado todo —
La tía Celia era una aficionada a los dulces y le encantaba ser adulada por ellos.
Parte de que me gustaba estar aquí residía en los momentos en que veía a mi familia ser feliz, me alegraba saber que ellos eran felices a su manera, en mi casa también éramos felices a nuestra manera aunque cada que venía una ola de prejuicios nos cuesta levantarnos, pero aún así lo hacíamos, como podíamos.
— ¿Cómo pongo estos brownies? —
Ashley se encargaba de sacar los Brownies y Audrey de colocarlos en la gran escalinata que tenía la tía Celia como mostrador de dulces.
— diez en la base, nueve en el primer piso y así sucesivamente, querida —
Llevaba cajas para la basura, así que la ayudaba con eso para que no tuviera que hacerlo sola.
El ambiente olía a algodón de azúcar y palomitas.
Lleve las cajas al basurero con la tía Celia y en cuanto nos dimos la vuelta ella se entretuvo con una amiga, de pronto parecía que hacía un mal tercio así que volví al puesto de las delicias de Celia y encontré ahí a las hermanas conversando, Ashley y Audrey.
— ¿dices que simplemente lo miraste y te enamoraste de él? —
— es así como funciona —supe que hablaban del duque de York. No intervine pero me mantuve aislada en un punto esperando a que terminarán su conversación, sin que se dieran cuenta de mi presencia.
— no debería serlo, mirar a una persona y enamorarse por su físico, no es suficiente, no funciona así —
— para mí sí, Audrey —
Eso parecía querer convertirse en una pelea.
— Pero, es que no tiene sentido, los libros no dicen que el amor es así —espetó Audrey frustrada— no quiero que alguien robe mi corazón con una simple mirada, de manera figurada, claro —
Sabía que en ocasiones el amor asustaba a quienes nunca lo habían sentido a otros, muchas veces les parecía una nueva aventura, como a las gemelas. Pero Audrey siempre fue reservada, casi como Ashley, solo que Ashley sí quería enamorarse. No esperaba que Audrey fuera igual, tampoco esperaba que está temporada se enamorara, de hecho tampoco creía que mis tíos lo pensaran, pero de alguna forma parecía que a Audrey le asustaba el amor.
— el amor será como tú lo proyectes —interpretó Ashley— a veces es dulce o amargo, otras veces puede ser delicado o duro, todo depende de cómo lo veas —
Pero Audrey parecía estar más confundida que antes— eso no tiene sentido —y terminando de poner el último Brownie, tomó su libro de la mesa y se fue— iré a leer a algún lugar —casi parecía decepcionada.
Salí de mi escondite y miré a Ashley quien sentada en la silla de espera, parecía pensar muy internamente— no siempre es fácil —
Me adelante a hablar antes de que ella— ¿Escuchaste? —
— En el amor se es difícil explicar cómo será, porque nadie lo sabe, nadie sabe cómo reacciona un corazón, no podemos asumir que todo será color de rosa al principio. Pronto lo descubrirá y tendrá su propia historia.
Estaba segura, quise tomar un brownie que sobraba de la tía Celia, pero en eso ella llegó a calmar mis ansias de ese delicioso chocolate.
— el duque, los duques, están aquí, debes ir, rápido, Ashley, ve con él —una tía atolondrada y para nada desquiciada aparecía entre la sombrilla para avisarnos de la llegada de los duques. Mire en mi entorno tratando de encontrarlos, hasta que finalmente ví al duque de York riendo y viendo todo con tanto esmero y sin querer ví al duque de Cambridge, siempre tan imponente, pero con esa mirada que aún no había descifrado porque era tan callada e inocente.
Pero una vez más, mi corazón galopó a gran rapidez cuando su mirada se posó sobre la mía y de inmediato me di la vuelta.
— Rápido, Ashley, toma dale esto a los ambos duques, Lily, diles que es cortesía de la familia Brown —
— no yo… —me quería negar rotundamente a acercarme al señor de Cambridge, pero mi tía aún seguía preparando los Brownies, Ashley se acercó a mí hecha un nudo de nervios.
— por favor acompáñame —