Ashley estaba realmente exhausta, tan solo hablamos pocos minutos sobre su estadía aquí y sobre todo lo que sucedió en su cena con los Knight.
Me contó sobre la hermana del señor Knight y su muy respetuosa manera de hablar con ella, aunque dudaba que hubiera sido respetuosa en todo momento, la señorita Lidia Knight era el tipo de mujer que no soportaba los estratos menores que el de ella.
Mencionó al duque de Cambridge y fingí no prestar tanta atención a esa parte, dijo que él había llegado un poco tarde a la cena, pero que aún así estuvo ahí y convalidó su presencia con ciertos comentarios aristócratas sobre su visión en cuanto a aspectos irrelevantes en la sociedad.
Me habló sobre cómo se empezó a sentir mal y como el señor Knight se preocupó por ella a tal punto que enfermeras y un médico vinieron a la gran casa para examinar y diagnosticar su penoso resfriado.
Al final, dijo que todo había salido de ensueño y que no pensaba que podría salir mejor, la señorita Lidia había sido tan amable de prestarle una pijama, aunque creía que no era tanto amabilidad de aquella mujer, más bien parecía querer ser cortés por fuerza. Pero, además había estado tratando de conciliar el sueño durante su tiempo en cama, hasta que llegue.
Creo que había salido todo bien, tal vez me había preocupado de más por ella. Y creo que aquella somnolencia que ella tenía, de alguna manera me la había transferido que no pude conciliar el sueño, así que me dedique a caminar por los pasillos, el señor Knight no había vuelto con los chocolates calientes y creo que ya no serían tan necesarios para Ashley, estaba totalmente dormida.
El pasillo era recto y también llevaba hacia la habitación que en primera instancia ví al señor Knight y al señor Barnes, ahí había una chimenea, aún la recordaba encendida y había libros que seguramente podría leer, así que camine por el pasillo para buscar aquel cuarto y poder disfrutar de un buen libro frente a la chimenea, después de todo había empezado a llover y traía una sábana arrastras por el suelo y sobre mis hombros.
No había guardias como antes, estaba completamente desierto, así que abrí la puerta sin advertencia, creyendo que estaría solo, pero en cuanto gire la perilla y empuje la puerta para entrar, mi mirada se posó instantáneamente en los ojos celestes y verdes del señor Barnes.
Estaba sobre una mesa, escribiendo en un cuaderno, con una laptop a un lado y sentado bajo la luz de la luna que atravesaba la ventana grande de la habitación.
Trague fuerte, pero el señor Barnes se levantó de su asiento y se doblegó— señorita Foster —
— duque —murmure intimidada. Ahora pensaba en irme y no regresar aquí, pero si hacía eso, le haría ver qué me sentía incómoda con su presencia.
Seguía levantado ahí, ¿Tal vez esperaba que me fuera?
Pero no decía nada, me miraba casi como si no tuviera nada más que decir o que interpretar, era la clara diferencia entre él y el duque de York.
— estuve esperando al duque por el chocolate caliente que me traería —expuse, di un paso dentro de la habitación esperando su contradicción a mi presencia, pero no dijo nada sobre ello.
— seguramente está tratando de encender el horno por ello —expuso seguro y sarcástico, eso me pareció gracioso y reí levemente.
Ya se había cambiado, ahora lucía totalmente diferente, sí tenía una camisa, pero era negra, igual que su pantalón, estaba abotonada y parecía que estuviera en una oficina de trabajo, aunque fueran las doce la noche, mire el reloj de la habitación y me percate de la alarmante hora.
Sorprendida le dije— ¿Es urgente el papeleo? —
Él miró bajo sus manos y vio todo ello, respondió entonces— es solo trabajo que he dejado de lado por ir a acompañar a Liam a todas las fiestas desde que llegué aquí —
— ¿Siempre acompaña al señor Knight? —pregunté sentándome frente a él, en la silla que estaba fuera de su escritorio y él imitó mi postura y se sentó.
El señor Barnes por un momento reflexiono en mi pregunta y negó— fui convencido por él para venir —
— entonces no desea estar aquí —afirme y volvió su mirada a mi por un momento.
— no, señorita Foster, por el momento he disfrutado mi estadía en Winchester —note pronto que está no era la misma presencia del hombre que habló conmigo en el globo aerostático.
— ¿Lo molesto? —
— para nada, señorita —ordenó sus papeles frente a mí para que no pudiera verlos y cerró la computadora con ellos dentro de ella.
— supongo que he arruinado su velada perfecta —
— El trabajo es parte fundamental de quién soy —explico en un suspiro— si dejo que se acumule, al final estallará —confesó con una sonrisa pésima.
— ¿Cuál es su tipo de mujeres? señor —en el juego del golf, siempre esperas golpear la pelota de golf con una puntería, una distancia y una fuerza considerable, pero al final jamás sabes si el viento o el sol hagan efecto en el proceso para que atiné en el hoyo.
Tal vez ahora estaba actuando así, había lanzado una pregunta, esperando que entrará en el señor Barnes y no que se saliera del contexto real. El señor Barnes levantó su mirada a mí y pensó la pregunta, la pensó por mucho, tanto que creí que no la respondería, pero me respondió— ¿a qué se refiere? —con otra pregunta.
Y esto ya no era un juego de golf, de pronto se había convertido en un juego de mesa, él se había vuelto un gambito y posiblemente sus movimientos serían estratégicos.
— color de cabello, estatura, mirada, pensamientos, personalidad o ¿qué le atrae más de una mujer? su cuerpo, su voz, sus ojos, sus vestidos —
— no creo que un hombre se deba interesar en los vestidos de su mujer —respondió de inmediato— después de todo no es parte de quién es ella realmente, su cuerpo está debajo de toda esa tela —y por un momento me sonroje y suspiré antes de seguir el juego.
— Entonces, ¿le interesa el cuerpo de una mujer? su curvatura o su delgadez, sus finos toques o sus piernas seductoras —