Querido Otoño | El Duque y Yo

Capítulo 17: Un baile, dos máscaras

El baile había iniciado y la danza de la apertura era hecha por el alcalde de Winchester y su esposa.

— ¿Ves al señor Knight? —Ashley estaba a mi lado impaciente, al igual que yo. Aún así no pude evitar no escucharme tan seria.

— no te apresures —una dama jamás debía lucir nerviosa frente a un encuentro, pero Ashley sí lo estaba.

No me di cuenta, que a mi lado llegó una mujer de esbelto cuerpo y máscara que ocultaba su identidad— si buscan al duque de York, lamento informar que se fue está tarde de Winchester —reconocí la voz de Hillary y también el golpe de oportunidad de que el señor Knight hubiera abandonado Winchester.

Pero también presencie algo me temía, mucho antes de conocer al señor Knight, la mirada perdida y el desvanecimiento de Ashley frente a la situación— ¿Qué dices? —casi sin poder creerlo, Ashley pasó por mi y exigió una explicación a Hillary, pero era inevitable.

Sabía que Hillary era una chismosa de primera, por eso ella sabía de todos y sobre todo— así como lo escuchas, mi querida amiga —sin problemas de tartamudez, Hillary hablo a Ashley— el duque de York ha cancelado su estadía en la casa grande hoy en la mañana y en la tarde se ha marchado con su hermana de regreso a York —se había ido, ese cobarde.

Se había ido sin dar explicaciones, sin dar una razón, simplemente desapareció. Eso me hizo enojar, pero también me hizo sentir tranquilidad.

— Pero, ¿Por qué? —su voz se quebró, Ashley retrocedió, quise tomar su mano, pero ya era tarde, porque salió despavorida entre la multitud, mientras todos aplaudían al alcalde y a su esposa.

Y escuché una risa de parte de Hillary— pobre Ash, era obvio que un duque jamás se fijaría en una mujer como ella —fruncí mi ceño hacia Hillary y la enfrente.

— ¿Qué te sucede? —

— admitelo, Lily, ese hombre solo vino a deleitarse con las mujeres mundanas, algo que Ashley debió haber entendido hace mucho —no sabía si estaba celosa, si estaba enojada o si había algo en ella que le fastidiaba la idea de que Ashley tuviera una relación, porque sabía que Hillary era de la misma edad que ella y sabía que como Ashley ella tampoco había conseguido a alguien.

Pero aún así, ella no tenía el derecho a entrometerse en la vida de los demás.

No sabía dónde estaba Ashley y a estás alturas, seguramente estaría muy lejos, intente caminar entre las personas, buscarla con la mirada, las máscaras lo hacían más tedioso, porque Ashley no era la única rubia de cabello rizado y no era la única que vestía de blanco como todas las demás.

Y en medio de mi desesperación un hombre apareció frente a mí con una sonrisa forzada, hizo reverencia y con su máscara puesta me hizo una propuesta— ¿Permite que le llene su cartilla con un próximo baile? —no lo conocía ciertamente, pero aún así no perdía nada con intentarlo, así que terminé aceptando a regañadientes, para seguir buscando a Ashley y él se fue como paloma.

Apenas pude reconocer el saco de vestir y la postura del tío Charles y de inmediato reconocí a Ashley, ambos rubios y uno en brazos del otro, Ashley estaba siendo consolada por el tío Charles. Creo que era el más capacitado para ello y por un momento me sentí en paz. Aunque me desconcertaba y molestaba la actitud y decisión del duque de York, más de lo que él imaginaba.

¿Está era la solución a lo que hablamos? ¿Acaso pretendía casarse con Louis y esperar a que Ashley lo vea por la televisión como el evento del año? ¿Qué clase de hombre era?

Y mientras analizaba todo en cuestión, el segundo baile entre parejas ya había caducado, eso quería decir que el tercer baile estaba en proceso y aquel hombre misterioso me había invitado a bailar.

Me aproxime al grupo de parejas y espere en mi sitio, entre dos parejas del extremo, esperando a que mi pareja de baile apareciera, estaba emocionada, pero también conmocionada, era mi primer baile en este Otoño al que alguien me invitaba, además de mi familia.

Estaba tan nerviosa, que mis manos temblaban, porque aún esperaba a mi pareja y sentía nervios de no recordar el baile.

Aún así, cuando la música sonó, de pronto las parejas se dispersaron, las miré irse, pero me quedé inmóvil en mi lugar, no comprendía lo que sucedía, pero entre la multitud apareció un cuerpo muy familiar.

Un hombre alto y de distintivo traje negro, con una máscara negra en su rostro y una camisa blanca abotonada, con su cabello peinado y esos ojos celestinos y verdes que tanto me hacían sentir intranquila de descubrir sus secretos.

— duque —masculle cuando se acercó.

Pero él hizo una reverencia y la música se amplió en mis oídos, era una invitación a bailar, imite su reverencia, pero me quise excusar de inmediato cuando mi corazón empezaba a sufrir un desequilibrio— señor Barnes, ya tengo una pareja para bailar —

— lo sé —y estiró su mano hacia mí, como si no me importará el hecho de que ya tuviera a alguien y levanté la mía, como si no me importará que le estaba quitando el puesto a otro hombre. Justo como antes, su mirada no dejaba de apartarse de mí y ahora era distinto, porque nuestros cuerpos ahora estaban más cercas, nuestras manos estaban juntas, palma con palma y nuestras miradas se cruzaban.

— el hombre con el que pretendía bailar no estará nada de acuerdo —masculle dando vueltas y volviendo a unir nuestras palmas.




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