En cuanto llegamos, la tía London nos llevó consigo de inmediato a la mansión de la vizcondesa, porque tenía algo urgente que hablar con ella y era mejor llevar a dos jovencitas con ella, que a su hijo varón frente a la vizcondesa.
Pero antes de partir, le pidió estrictamente a Ashley que se cambiará de vestuario y a mí que me quitará las zapatillas y me pusiera zapatos decentes de dama.
A diferencia de la tía Celia, la tía London no me llamaba por “Lily” nunca tuvo el aspecto de querer llamarme de esa forma, porque era un insulto para mi nombre y mi casta que quisiera ocultar quién era. Siempre me llamaba Elizabeth y Elizabeth Collins cuando me saludaba.
— imagino que han traído los vestidos apropiados para el baile de temporada que hará la condesa de Derby —abanicaba su rostro con gentileza, mientras el carruaje nos llevaba a la mansión.
— ¿Quién es la condesa de Derby? —pregunté para no dejarla en el aire y dedicarme a ver el hermoso pastizal y el jardín de rosas que tenía la vizcondesa.
— la hermana del duque de Cambridge, por supuesto, la condesa de Cambridge, Derby y la mitad de Preston —me calló de inmediato y me espanté.
— ¿el duque de Cambridge vive en Derby? —pregunté intimidada— ¿o solo su hermana? —me sentí avergonzada o tal vez intimidada con la idea de que él también estuviera aquí.
— por supuesto que vive en Derby —era claro que le estaba colmando la paciencia a la tía London— la condesa de Derby no se ha casado siquiera, ¿por qué viviría sola? el duque de Cambridge es su hermano mayor, deberías saber estás cosas Elizabeth —me regañó de frente y sin filtros— usted también debería estar preparando un baile de temporada para Edimburgo, después de todo es la vizcondesa de Edimburgo y duquesa por honor —
— duquesa y condesa —corregí a medias.
— ¿disculpa? —
Suspire antes de corregirla— ahora soy condesa y duquesa de Edimburgo, mi padre sustituye al duque y yo lo sustituyo a él —
— ¡con más razón aún! —exclamó impactada— ¡usted necesita presentarse ante la sociedad como duquesa y condesa de Edimburgo! —
— lo sé, tía London —masculle con pesimismo por no querer sentirme malcriada frente a ella— lo haré —
— más vale —
Al llegar a la mansión de la vizcondesa a puertas abiertas, dos guardias en frente dieron saludos a la tía London, sin cuestionar su presencia, pues ya se sabían quién era. Nosotras la seguimos en todo el trayecto, mientras los tacones de la tía London resonaban y los nuestros también, por todo el pasillo enorme y lleno de cuadros familiares de la vizcondesa Victoria.
— guarden compostura, levanten su mentón y actúen como damas —era como tener a la señora Hamilton frente a mí, era tan incesante con sus acciones de dama que no podía evitar sentirme agobiada por tantas palabras.
A unos cuantos pasos dos guardias detuvieron el paso de la tía London— la vizcondesa no acepta visitas inesperadas —
Pero antes siquiera que la tía London dijera algo para apelar su presencia, de las puertas abiertas frente a ella se escuchó la voz de una joven decir— dejenla pasar, mi madre la ha estado esperando —los guardias pronto se apartaron del camino de la tía London y entró sin problemas, miré a Ashley y ella a mí y no pude evitar sonreír al pensar en la tía London siendo rechazada.
La habitación de estadía en la que nos encontrábamos era muy grande, pero moderada para una mujer como la vizcondesa Victoria, una mujer de unos cuarenta años con una mirada tan filosa y un rostro tan puntiagudo que parecía salida de una caricatura como villano.
Siempre vestía de un rojo vino amargo y lucía como si posará para una revista.
— vizcondesa Victoria, lady Emma —una reverencia frente a ellas y también la imitamos.
Nunca había visto en persona la vizcondesa, solo de noticias, tampoco tenía idea que tuviera una hija, pero a diferencia de la vizcondesa, Lady Emma tenía tal vez unos diecinueve años como yo, tenía un cabello negro azabache hermoso y brillante, su rostro era como ver el rostro de un ángel esculpido, su piel era tan pálida como lo era la mía, casi me sentía opacada con su presencia, mi cabello era pelirrojo castaño y el de ella era tan uniforme y perfecto.
— ellas son mis sobrinas, Ashley y Elizabeth —dimos una reverencia hacia la vizcondesa quién los examinaba de arriba a abajo con cautela, como toda persona de la alta sociedad.
— creí que solo traerías a una sola sobrina, London —la vizcondesa estaba sentada en un enorme sillón chocolate, con una mirada inquisidora y sus palabras eran tan llenas de glamour como despectivas.
— todo cambió a último momento, vizcondesa —expusó la tía London— no sabía que vendría Elizabeth también —casi se disculpaba, miré a la vizcondesa y ella me miró a mí un tanto intrigada, trague fuerte y traté de sonreír lo más natural posible, pero no podía.
— acercate, niña —me ordenó y por un momento temí por mi vida. Pero la tía London me tomó del hombro y me empujó hacia delante y no pude evitar acercarme a ella y dar una reverencia bajando mi cabeza— ¿te conozco de algún lado? —
¿Conocerme? mi mente fue como un cassette de momentos y vídeos de recuerdos que pasaron fugaces esperando encontrar uno donde la haya conocido a ella, pero estaba más que segura que eso nunca sucedió.