Querido Otoño | El Duque y Yo

Capítulo 21: Las luces de un amor

El baile sería en el castillo notarial, en la aldea de Derby de la Salle. El castillo notarial era el único castillo en pie en Derby y era muy antiguo, sin embargo, era el hogar del duque de Cambridge, la condesa y hermana del duque de Cambridge.

Y sí, seguramente vería al señor Barnes en esa fiesta, ¿Qué tan nerviosa podría estar? 

— Lily —escuche a Ashley quejarse y por un momento me desestabilice para volver a ella.

— disculpa ¿Decías? —

Habíamos tenido que recurrir a la modista especial de la tía London, quién se encargaba súbitamente de conseguir los mejores atuendos para todas las jovencitas que eran recomendadas por la tía London.

— ¿Este es mi color? —se había sobrepuesto un vestido verde menta sobre su cuerpo, pero la realidad era que el verde a Ashley jamás le favorecía.

— no creo que sea tu color, es más el color de Jully —exprese recordando a su hermana menor.

La modista era una mujer muy esbelta, de hermosa piel canela y con una cinta en su cuello de medir que siempre parecía tener, aunque no estuviera cociendo, vestía de un salmón tenue y era demasiado hermosa.

— el color es el problema, señorita Brown, usted debe lucir un color más alegre, en su rostro se ve —era madame Lucie la experta en esto, ella tomó un vestido magenta de su colección y lo puso sobre Ashley— si ves ahora, notarás que tu rostro se ilumina mucho más —sinceramente no sé de qué hablaba, pero Ashley parecía ver lo que madame Lucie veía, no era difícil descifrar que era francesa y residente de Inglaterra, tanto como otras mujeres, ella también amaba las épocas de Inglaterra donde nos vestíamos de doncellas y caballeros de tiempos antiguos— las personas creen que el verde y azul siempre les quedará a todas las rubias, pero no es cierto —alegó— las rubias de ojos verdes y azules sí, pero las mujeres de ese café y miel en sus ojos merecen un tono tan dulce como ellas —era muy abierta en todo sentido, hacía reír a todos, estaba segura que era una mujer muy feliz.

— entonces me lo probare —y era capaz de convencer a cualquiera de probarse un vestido y de venderlo.

Aún miraba entre todos, buscando un vestido para mí, porque la tía London consideró que ninguno de mis vestidos eran aptos para la gala de esta noche. Sí, ya había pasado un día aquí en Derby y teniendo en cuenta que también el duque de Cambridge estaba aquí.

Casi me costaba pensar que en pocas horas lo volvería a ver.

Entre tantos atuendos, vi uno que llamó mi atención, un vestido negro victoriano, lo reconocía por la forma de sus hombros y el detalle incrustado en su pecho. El negro era un atajo directo para recordar al señor Barnes, él era el único que se veía tan atractivo en ese traje, que era imposible verlo de otra forma.

El vestido era distinto, no era de una época, era más bien el recuerdo sútil del pasado, era de vuelo de princesa, brillaba como una noche estrellada y tenía una capa de tela fina que caía sobre los hombros con un diseño y directamente caía también sobre la parte trasera del mismo.

— un vestido de encaje de corazón, seguramente dará un gran impacto —madame Lucie me tomó por sorpresa y me espanté en silencio cuando la vi— pero ¿no cree que un celeste caería mejor con usted? —

— oh no, yo solo… —nerviosa trate de explicar la situación, pero madame Lucie siquiera me dio tiempo.

— o, es que le recuerda a alguien en especial —ella me descubrió y todo lo que tenía pensado decir desapareció de mi mente. Madame Lucie sonrió coqueta— en ese caso, vestir un negro como este es más que adecuado, seguramente será la chica más única del baile y además captará la atención que espera —era muy intuitiva, pero tenía miedo por pensar lo que diría tía London de esto.

— no estoy segura, madame, nunca he usado un traje negro para un evento así —

— si es por su tía —nuevamente me descubrió— no se preocupe, que un negro siempre es tradicional, además, es recomendado por mí —y me guiñó el ojo sútilmente desenvainando el traje de su envotulra plástica— ¿se lo probará? —

Era tonto decir que no me gustaba y que no tenái ganas de probarmelo, pero quería resevarlo como una sorpresa para mí y para todos, así que le pedí de inmediato a madame Lucie que lo guardará en una envoltura que no se notará su color y así lo hizo.

Rápidamente pasamos de esa tarde a las horas en retroceso para el baile. Tía London nos había mandado a cada una a nuestra habitaciones para realizar nuestro propio maquillaje, alistarnos perfectamente y ser puntuales al bajar. Porque antes de las nueve de la noche, ella debía estar en el baile para ser chaperona y que nosotras debíamos dar el ejemplo y no involucrarnos con cualquiera, también que nos comportaramos, pero a esta altura sabía que se refería ma´s a mí que a Ashley.

De hecho me sorprendía que no se hubiera enojado a gran magnitud conmigo cuando llegamos a casa, en vez de eso, fue a su sala a tomarse un té relajante y no nos dijo más nada.

Asumí que debía ir a mi cuarto como castigo, mientras Jake el hijo de la tía London llevaba a Ashley de paseo y aunque ella me insistió en ir, me rehusé porque estaba mentalmente exhausta y creía que era mejor descansar.

Jake era el único hijo de tía London, era atento y muy extrovertido, además Ashley se había criado su infancia entera con él, así que en cierta forma eran como hermanos, Jake y yo nos llevábamos tan bien como todos los medios primos podían llevarse, él sí no conocía de mi procedencia, solo sabía que era la prima y sobrina de su tío y primas de familia, además no era como que le importará de donde venía, cuando podíamos Jake nos invitaba a ir de picnic, a Audrey, Ashley, Kelly, Jully y yo cuando estaba presente.




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