Querido Otoño | El Duque y Yo

Capítulo 22: Gala de Otoño

Casi no oía o no recordaba las lanzadas despectivas de la tía London sobre el vestido. Sí, no le gustaba que usará el negro, pero Ashley decía que lucía hermosa, como princesa de media noche.

Jake, quién también nos acompañaba me dió las felicitaciones de la idea de usar "negro" señalando que no solo los hombres lo usarían y que esto entonaba una atención dramática en la mirada de todos.

Pero no me interesaba la mirada de todos en absoluto, sino la del Señor Barnes.

Quería saber la razón de la escritura de su carta, además de una explicación y saber si realmente estaba interesado en mí o solo eran ideas mías.

En cuanto llegamos, todo pareció ir en cámara lenta, el cochero tomaba mi mano y me ayudaba a bajar, la tía London caminaba frente a nosotros y saludaba a todos, la noche de encendía con pequeñas luces que iluminaban el lugar, una carpeta roja bajo nuestros pies y un grupo de periodistas en una esquina lejana tomando fotos.

— espero que sepas que está noche no es cualquier noche —la tía London volvió a recriminar— está noche es especial para la condesa de Derby —casi como si le preocupara que le hiciera algo malo a ella.

— lo sé, tía —

No pasó más de ahí y decidió dejarme finalmente y disfrutar de la entrada al castillo, la invitación de los mozos y todos dentro.

— te miran —oi a Ashley susurrar en mi oído cuando entramos por las grandes puertas— todos —

Y Jake se apresuró a mi otro lado— ¿Cómo no la van a mirar? Es la estrella de la noche —y le ví sonreír de lado ofreciendo su antebrazo para mí.

Eso me hizo sonrojar y le acepté el antebrazo, le ofrecí entonces el mío a Ashley y ella aceptó con gusto y con una sonrisa— está noche será inolvidable —recito entre sus labios.

Después de todo me alegraba que Ashley estuviera pasando una noche maravillosa, pero aún en medio de todo ello, mi corazón no dejaba de palpitar retumbante contra mi pecho, segura que se saldría de mí y buscaría al señor Barnes por sí solo.

En el pasillo, los retratos y estatuas esculpidas eran verdaderas obras de arte, desde el retrato de la familia completa del señor Barnes, hasta el del propio castillo desde un punto lejos.

Eran siglos y siglos de historia entre nosotros. El castillo era distintos a muchos otros, porque este no era solamente un solo edificio, eran un conjunto de edificios que se alzaban entre sí y formaban un patio circular, hasta donde sabía era el patio principal, no sabría si el duque de Cambridge lo habría cambiado.

Las personas a nuestro alrededor murmuraban como si fueran secretos confidenciales lo que charlaban. A diferencia de Winchester, los bailes de celebración no se hacían a puertas abiertas, en este caso, las puertas se abrían a personas de estratos superiores, los democráticos o diplomáticos, los señores de las grandes sociedades y de extravagante fortuna.

Claro, no eran muchos, pero eran suficientes para las fiestas de temporada. Fiestas que se suponía también debía hacer yo como duquesa y condesa propia en Edimburgo, pero que siempre me rehusaba a hacer, porque no aceptaba un baile que solo fuera para duques y políticos aduladores.

El enorme salón donde sería el baile, era el único capaz de soportar más de cien personas en un mismo lugar, había un enorme candelabro sobre la cabeza de todos, tana antiguo como los cimientos del castillo, las velas que alumbraban los alrededores era artificiales, pero eran necesarias para darle el aire vintage y de antaño que tanto queríamos, las mujeres vestían sus mejores trajes de época, otras simplemente tomaron un vestido que se acomodará a la situación, los hombres vestían el color habitual, el negro formal con zapatos lustrados y brilllantes. Reían tenuemente, casi como si ocultarán el hecho que reían o que estaban relajados, el ambiente era altamente relajante, después de todo era un baile, todos formaban sus propios grupos auxiliares, pero pocos  se movían de un lado a otro para visitar a otras personas.

— ¿Ya viste?, es la vizcondesa —en cuanto Ashley dijo ello de inmediato miré hacia esa dirección esperando que el señor Barnes estuviera ahí, pero en cambio, vi a la vizcondesa con una mirada asesina sobre nosotros.

— ¿no tiene otra cara? —masculle dando reverencia a la vizcondesa desde la distancia apropiada junto a Ashley y Jake.

La tía London de inmediato se nos acercó— comportense esta noche, no son niños, ya son adultos, suficientes niñadas han hecho, iré con la vizcondesa, Jake no te alejes de ellas —y dicho ello se fue entre la multitud en la misma dirección que nosotros veíamos.

— ¿Qué habrá querido decir con niñadas? —y cuando pasó un copero, Jake tomó una copa de vino y la revolvió entre su mano para tomar de ella. Era obvio que él sabía de qué se trataba, pero se volvía gracioso cuando la tía London regañaba.

Mientras el tiempo pasaba, los invitados poco a poco iban llegando, estaba de más decir que todas las mujeres se distraían con mi vestido, el inusual color negro azabache en una mujer y en un evento como este era como ver a un elefante en espéctaculo. Aunque la única mirada orgullosa y triunfante que alcance a ver hacia mí fue la de madame Lucie, también había sido  invitada, ella se acercó a nosotros casi como si viera su más grande proyecto despegar.




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