El Reino Unido, compuesto por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, es una nación insular del noroeste de Europa. Inglaterra, la cuna de Shakespeare y The Beatles, tiene por capital Londres, un centro de influencia económica y cultural a nivel mundial. En Inglaterra también se encuentra el sitio neolítico de Stonehenge, el spa romano de Bath y las universidades de Oxford y Cambridge de siglos de antigüedad.
Cierto era que nuestro país era un lugar lleno de historia no solo del pasado, sino también del presente y el futuro en el que nos plasmamos, Inglaterra era notorio para muchos países por su aparente paz y calma en el gobierno y dirección del mismo país, gracias al Parlamento justo, al rey de Inglaterra y a los duques, en especial a mi abuelo. Éramos afortunados de vivir en una tierra tan prometedora.
Mi familia y yo vivíamos en el hermoso palacio de Holyrood, en Edimburgo, un lugar apartado y calmado de la sociedad debía decir, un lugar único y especial donde mi familia procuro que mi educación y niñez fuera completamente tranquila, para mi padre, el duque de Edimburgo le ayudaba esta cercanía, ya que él era parte del Parlamento de Escocia, había sido escogido como presidente del mismo.
Aunque ahora no estaba segura de cómo la salud de mi abuelo sucedería en este caso.
El auto entró por el marco de piedras que hacía la entrada móvil al castillo, dos de los guardias estaban de frente y dieron paso de inmediato, dentro habían cerca de cinco más de ellos, había una enorme fuente en el centro con diseños arquitectónicos antiguos, pero aún seguían en funcionamiento, las puertas del castillo de inmediato fueron abierta y en cuanto el auto frenó, vi a Jonathan bajar la escaleras con cuatro doncellas a la espera.
Jonathan era el mayordomo y secretario principal de mi padre, servía a la familia desde muy joven y se quedó mucho más, le encantaba su trabajo y siempre lo hacía con mucho esmero.
— mi duquesa —
— sir Jonathan —
Dio una reverencia con una sonrisa grata— ha vuelto más pronto de lo que imaginé, cuando la señora Hamilton nos contó sobre su venida, nos adelantamos de inmediato en todo para que estuviera a su disposición —ya me imaginaba todo lo que había hecho, las doncellas en fila esperaban con una reverencia que fuera capaz de darles la orden de volverse a su lugar.
Ya no era Lily, la que se debía presentar con una reverencia ante cualquiera, ahora ellos se reverenciaban ante mí, una transición reflexionaba que sucedía en mi vida como de costumbre.
— señoritas —dije en voz alta para que todas me escucharán y de inmediato volvieron a estar de pie correctamente— gracias por su presencia —
— para nosotros es un honor tenerla aquí, duquesa, hemos preparado los platos más exquisitos para su presencia —y no había duda, sí tenía hambre, no había desayunado, penosamente y el estómago me rugía silenciosamente.
— ¿Mis padres están en casa? —Jonathan ordenó a las doncellas llevar mis maletas, mientras la señora Hamilton me acompañaba y el señor Ferguson estacionaba el.
El eco de mi voz resonaba en todos lados, las paredes blancas y el piso lustrado hacía ver mi reflejo, había un enorme candelabro sobre nosotros totalmente iluminado y el olor a hogar me hacía sentir vigilada, porque habían cerca de tres guardias en el recibidor, el cuál nos guiaba directamente al pasillo principal.
— como ya habrá sabido y mis más prontas recuperaciones, duquesa, el duque de Edimburgo está siendo custodiado todo el tiempo y ha tenido todas las excelentes atenciones de sus padres, tanto que se han quedado allá durante toda esta semana —no habían vuelto a casa.
Eso era preocupante— en ese caso, iré con ellos, pronto, Jonathan, prepara mi comida para llevar —debía vestirme correctamente antes de ir con mi abuelo, era muy estricto en cuanto a la etiqueta, aún estando enfermo era necesario que luciera completamente como una duquesa.
Volver a Escocia, volver a Edimburgo, era como volver a mi propio acuario, donde todo parecía controlado, donde todos actuaban en sincronía, a veces como estatuas, a veces como servidores, nadie se movería sin una orden, nadie me hablaría si yo no lo pedía, nadie era sí mismo a mi alrededor.
Creo que era eso lo que extrañaba de Lily Foster, ella veía un mundo moverse a su alrededor, veía risas y comentarios innecesarios, veía a las personas bailar, a las personas siendo ellas mismas, sin necesidad de una aprobación.
— duquesa —Elena era una de mis damas de compañía o doncella, ella se encargaba de mí, comida, atuendos, despertar, hora de dormir, asuntos personales y de mi rutina normal. Era una de mis cuatro damas de compañía, las demás, desconocía su presencia en el lugar.
Mi cuarto era tan grande, que estaba segura que todo Winchester era capaz de entrar en él, las persianas abiertas y las ventanas mismas también, mi cama perfectamente tendida y el olor de cacao invadía mis narices, era mi olor favorito y era necesario que mi cuarto cumpliera con ese olor, el cacao vagamente me recordaba a el otoño, no sabía porque, pero lo hacía.
Pero, seguía sintiendo esa pesadez de una obligación que no quería cumplir, me hubiera gustado estar más tiempo en Derby, en Winchester.
— ¿ha disfrutado de sus vacaciones? duquesa —