¿Cómo fue nuestra primera cita? Lo recuerdo demasiado bien
A Lizzi se le ocurrió que era buena idea llevarme a un bar ruidoso para conocernos
No es que no me gustara el alcohol, pero la cerveza nunca la había tolerado demasiado, sin embargo comencé a beber a su ritmo, maravillada por su seguridad y por su bonita sonrisa.
Cuando menos me di cuenta yo ya estaba algo pasada de copas y ella no dejaba de mencionar lo linda que me veía.
Desperté por el martilleo que sentía en mi cabeza, además de la boca seca. No recordaba haber llegado a casa, pero de alguna loca manera lo había logrado. Al girarme en la cama, del otro lado de la misma observe un bulto que se movía al ritmo de su respiración. Luego note que no estaba en mi habitación, por ende no era mi casa.
Con cuidado de no despertar a la persona a mi lado, me levanté con sigilo. Me habían puesto una pijama demasiado colorida y no había rastro de mi ropa.
Debido a mi búsqueda, el bulto a mi lado se enderezo y vi los ojos adormilados de Lizzi fijarse en los míos.
- Moira ¿qué haces levantada? ¿Te sientes mal?
Solo moví la cabeza a manera de negativa, esperando una explicación, la cual no llegó.
- ¿dónde estoy?- mi voz sonaba muy temblorosa
- oh, lo lamento, pero anoche al no dar con tu casa, decidí traernos a la mía.
- Creo que fui una molestia anoche- murmuré apenada
- Solo te quedaste dormida, fue adorable verte- gateo en la cama para llegar a mi lado y acariciar su mejilla- es mi culpa que todo acabara así ¿qué opinas si me reivindico, invitándote a desayunar?
- No debería de aceptar, pues ya te has tomado muchas molestias por mí, pero esta vez no me haré de rogar- con una sonrisa más iluminada que la de antes, se lanzó a mis brazos en un fuerte abrazo.
Esa mañana fuimos a desayunar su hermano, ella y yo. De esta manera pude conocerla en una faceta tan distinta y tranquila. Ella era la menor, por lo que estaba acostumbrada a obtener lo que deseaba. A diferencia de ella, Jared era muy maduro y centrado, además de ser feliz malcriando a su hermanita.
Luego del desayuno me llevo a casa, donde me interrogó hasta que se cansó, mientras yo disfrutaba su atención y pequeños detalles, como sus caricias en mi mano y mis mejillas, el hacer preguntas durante mi relato, demostrando la atención que me ponía.
- Moira, me gustas mucho y me gustaría que saliéramos mas, pero...no como amigas. Si no lo deseas lo entenderé.
Me sentí valiente por un pequeño instante, así que me acerque y plante un pequeño beso en la comisura de sus labios
- sí quiero.
Liz sonrió enternecida, tomo mis mejillas y junto nuestros labios en un pausado beso, tan cargado de emociones, que casi nos fue imposible separarnos.