¿quien es mi polo opuesto y quien mi alma gemela?

Capítulo 7

Jared siguió con su comportamiento habitual, como si su confesión no hubiera pasado.

Liz había amenazado en llegar la siguiente semana y he de confesar que me encontraba más preocupada por la actitud de Jared que por la llegada de su hermana.

- ¿cuando llega tu hermana?- le pregunté en una de nuestras rutinarias mañanas de café antes del trabajo

- Parece que la otra semana ¿quieres verla?- su expresión se entristeció

- En realidad preguntaba, porque no quiero verla y además quería robarte, has estado de un humor raro.

- ¿Humor raro? -Sin quererlo una pequeña sonrisa asomó en su boca.- ¿qué tienes planeado?

- Déjame sorprenderte y enmendar mi errores-

- ¿Errores?

- Mentirte

- Moira...no tienes que com...

- Déjame hacerlo, además nos hace falta distraernos.

- Esta bien, me has convencido, pero dime ¿ a donde quiere llevarme?- me acarició la mano y yo entrelace mi dedo meñique con el suyo.

- Es una sorpresa. Solo empaca algunas cosas para el fin de semana. Pero algo cómodo.

Cuando paso por él, se veía entusiasmado, casi como un niño que esta a punto de hacer un travesura. Me saludo y solo se resistio hasta la primer caseta para preguntarme.

- y bien ¿hacia dónde vamos?

- te llevo a relajarte, eso es lo unico que deberia interesarte.

- Con eso no me estás diciendo nada Moira- se notaba nervioso por la incertidumbre

. Calma, no te voy a embarcar en un vuelo por 7 horas a paris o algo asi, solo disfruta el paseo ¿Si?

- Eso quiere decir que conducirás hasta el lugar que seleccionaste- susurró pensativo

- Jared, solo disfruta. Deja que yo me preocupe por el resto.

Maneje no más de tres horas, hasta que llegue a Bernal. Y si mi vista no me fallaba, Jared había soltado un suspiro de alivio ¿que pensaba? ¿que lo llevaría a saltar de paracaídas también? Reí internamente, al tiempo que me sentía halagada al notar que me creía más intrépida que el.

Era la primera escala, pues apenas podía soportar el hambre. El desayuno fue hermoso, pues estar en un café con una vista magnífica era de lo mejor. Aunque no me refiero precisamente a la peña, pues Jared era guapo...bueno no es que pareciera modelo, pero era bien parecido.

Tenía una estatura envidiable de un metro noventa, los ojos y el cabello castaños y usaba barba desde hace un año. No era el típico chico con los músculos marcados, pero no era un flacucho tampoco. Quizás de momento les parezca una persona por de mas común, pero me traía tanta tranquilidad y me hacía sentir tan querida, pero a mi me parecía un adonis.

Justo después de aquel refrigerio, fuimos a caminar y a comprar banalidades, desde un helado, hasta mas cosas para seguir comiendo, evitando el senderismo o cualquier actividad cerca de la peña, platicamos, tomamos fotos, jugamos y olvidamos todos esos problemas que nos habían mantenido tensos en los últimos días.

Note que él estaba dispuesto a aprender conmigo, pues aunque había cosas que él no tenía intenciones de probar o acercarse, con la intención de permanecer a mi lado lo hacía, llegando incluso a bailar en la calle sin importarle quien nos viera. Entre Jared y su hermana esa era gran diferencia, pues mientras el caminaba a mi lado, acompañándome, aprendiendo conmigo o bien guiandome, Liz solo corría a su ritmo, haciéndome avanzar a pasos agigantados en algunas ocasiones.

De las calles terminamos en un bar. Ninguno de los dos era muy fan de beber hasta perderse, así que después de dos cervezas, nos fuimos a la posada a descansar y prepararnos para el día siguiente.

Parecíamos niños incluso en la posada, pues después de una carrera en las escaleras para llegar a las habitaciones, terminamos jugando cartas en mi cama.

- Quien pensaria que una niña linda sabía jugar cartas mejor que muchos de mis amigos.- susurro asombrado luego de perder por quinta vez consecutiva.

- Soy un estuche de monerias, pensé que ya lo habías notado.- contesté con sorna

- de eso no hay duda

- ¿puedo hacerte una pregunta? 

- Sabes que si, lo que sea.

- Si te gustaba ¿Porque nunca te acercaste?- quizá era una pregunta cruel, pero llevaba días dándole vueltas a la misma en mi cabeza.

- Sabía que lo preguntarías en algún momento -se dejó caer en la cama cerrando los ojos.- Veras, el dia que te conocí me llamaste en demasía la atención, quise acercarme, pero siempre que lo intentaba ahí estaba mi hermana impidiendo. Ahora que lo pienso tiene sentido.

>> Creo que ella se dio cuenta antes que yo de los sentimientos que desencadenaste en mi.

>> Luego Elizabeth me dijo que estabas saliendo con alguien y pensé en que seria inapropiado decirlo, cuando estabas demostrando interés en alguien más.

- Así que fue por...- me quede callada

- ¿Por cobarde?- una media sonrisa curvaba su boca

No quise decir eso- desvié la mirada avergonzada.

- Eres demasiado amable para decirlo, sin embargo se lo que quisiste decir y esta bien, tienes razón.




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