¿quien es mi polo opuesto y quien mi alma gemela?

capitulo 25

- Tienes solo una noche.- respondí sin pensarlo

- Solo eso necesito.- se enderezo lo suficiente para que nuestros rostros estuvieran frente a frente.

Senti su respiracion en la piel de mi cara, que poco a poco se acercaba más, hasta depositar un beso en mi frente, bajar a mis mejillas, mi nariz, mi mentón y finalmente a mis labios.

Fue un beso tan lento y cuidadoso que parecía algo imposible que fuera ella quien me lo estaba dando. Me tomó de ambas mejillas, para evitar que me alejara y así continuar este beso que estaba lejos de contener siquiera un atisbo de lujuria o deseo.

Nos levantamos solo para irnos a recostar a su cama, mientras me seguía mimando, yo desee hacer lo mismo con ella, pero no me lo permitió.

- Tu ya me has demostrado de diferentes maneras cuanto me...amas, dejame hacerlo ahora a mi.- lo medito un instante- no pienso llevar esto a nada sexual si tu no quieres. Pienso que antes fue lo suficientemente tonta para creer que si te hacía el amor, era suficiente para demostrarte que te amaba, ahora se que debí de amarte de todas las formas posibles y que hacer el amor no solo implica tener sexo, si no escuchar, besar, venerar y compartir sueños.

- Para mi la prueba más grande de amor que me puedes dar es que le grites al mundo de nosotras. No quiero ser un secreto.

- Pero...sabes que con mi familia…

- se que seria un gran paso, por no decir un complicado paso. Pero necesito eso, para sentirme segura.

- Mi familia te odiara, pues saben que estuviste de novia de Jared, no supieron de ti y de mi. Creerán que tu reputación es nefasta.

- Tu y yo sabemos la verdad, no me interesa que clase de reputación piense tu familia que tengo, lo que si quiero es que me des el lugar que merezco.

- Me pides lo unico que podria negarte.

- y es por ello que representa lo más importante para mi, al menos lo suficientemente importante, para que yo me atreva a dar ese salto de fe.

- Si dieras un salto de fe, seria sin condiciones.- Liz no dejaba de besarme de manera tierna, sin embargo podía ver su ceño fruncido.

- Ya una vez te entregue mi corazon sin restricciones y todo acabó mal para mi. Perdona si esta vez estoy intentando protegerme un poco.

- Entonces, ¿esa es tu petición?

- Si, esa es mi petición, solo para empezar…

- No puedo hacerlo.- se levantó, dejándome confusa.- No puedo, no soy lo suficientemente valiente, para decirlo y ser rechazada por mi familia.

- Liz, tu madre no te va a rechazar, estoy segura de ello.

- No la conoces lo suficiente, además no dejaré mi cómoda vida con ellos. De decir la verdad, tendría que olvidarme de vivir en mi casa, de gozar de mis comodidades, estaria realmente sola.

- Podríamos empezar juntas, yo tengo una casa aquí y un empleo estable, no seria como empezar de cero.

- Lo dices asi de facil por que tu tienes el apoyo de tu padre y de tu madrastra.

- Tu lo tendrías si fueras más valiente y te aceptarás a ti misma para empezar.

- Tu siempre te has creído mejor de las dos. Siempre eres la pobre y linda Moira. Al inicio eras la chica que había perdido a su madre, luego la chica que salía con una niña caprichosa, después la abandonada y ahora ¿que mártir quieres ser?

- No sere mas la mártir Liz, por eso es que te estoy rechazando. A mi me hiere tu cobardía, así que lo mejor para ambas será que seamos felices, pero separadas.- me levantè de la cama y tome mis cosas.

- Liz me detuvo y me obligo a mirarla antes de besarme con verdadera pasión.

Fue horrible, pues ese beso tenia un sabor a despedida tan cargado, que ambas comenzamos a llorar si dejar de besarnos. Sus manos sujetando mi cintura y mi nuca, las mías alrededor de su espalda.

El beso se prolongó hasta que la respiración de ambas se había agitado y había despertado deseo.




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