— No mi amor — la madre miró tiernamente a Carla — ustedes fueron gemelos, nacieron normales, eran como dos gotas de agua, preciosos, perfectos, pero a los seis meses su pediatra les diagnosticó fimosis, la única solución era que los circuncidarán, para evitar complicaciones de limpieza, y en el futuro no tuvieran problemas cuando... se casaran, pero...
El padre tomó de los hombros a su esposa, y siguió con la historia.
— Di mi autorización al procedimiento, me dijeron que era rutinario, los llevamos confiados, pero luego de un rato — recordó el hombre con rabia y tristeza — el doctor que les iba a hacer la circuncisión salió muy complicado, balbuceaba algo de un problema eléctrico, yo me preguntaba que tenía que ver una cosa con otra. Les juro que pensé que usarían un bisturí nada más, pero usaron un método de cauterización con corriente eléctrica, hubo un corto circuito en la máquina, quemó totalmente el pene de Carl... o sea de ti — le dijo a su "hija".
— Esto no puede ser, yo soy una mujer... — balbuceó confundida.
— No sabíamos que hacer, ya no tenías... — por un momento se quebró el padre — para que pudieras orinar te pusieron ese catéter en el estómago, no sabíamos adónde ir para que te ayudarán, queríamos lo mejor para ti, pero no había forma de reconstruir lo que se había quemado. En ese momento fuimos con el Dr. Money, era un psicólogo muy famoso, nos dijeron que podría orientarnos. Apenas te vio dijo que lo mejor era hacerte creer que habías nacido como mujer, nos ayudó a hacer los trámites para que pudiéramos cambiar tu certificado de nacimiento. Lo que no sabíamos era que te uso de conejillo de indias, el Dr. White nos contó que el Dr. Money decía que se nace con neutralidad de género, que es la educación y el ambiente lo que determina si uno se comporta como hombre o mujer.
— Nos convenció que eso era lo mejor para ti — explicó la madre — si no te decíamos nada, actuarías como mujer y serías normal, incluso te sacaron los testículos. Esa vez que no nos acompañaste a verlo, quería que te sometiéramos a una cirugía para construirte una vagina. Por eso no fuimos más. Ahora sabemos que te utilizó para probar su teoría, que mejor que tú que tenías un hermano gemelo, así empezó a publicar tu caso con otro nombre, nunca nos dijo nada, ni nos pidió autorización... siempre nos decía que era por tu bien lo que hacía... todos los médicos nos dijeron que no había forma de reemplazar tu.... — se quebró, todos quedaron en silencio escuchando su suave llanto.
Ahora Carla entendió todo por fin, las visitas a ese médico, las inyecciones eran la terapia hormonal para que su cuerpo tomará las formas de mujer en su adolescencia. Por eso siempre había odiado la ropa femenina, y no quería jugar con muñecas. Corrió a su habitación, odiaba a sus padres por ocultarle lo que pasó. Lo primero que hizo fue tomar unas tijeras y se cortó el cabello, era un hombre y por nada del mundo seguirá viéndose como mujer, luego fue a la habitación de su hermano y se colocó ropa masculina.
Vestido así aparece ante su familia.
— De corazón quiero pensar que hicieron lo que pensaron sería lo mejor — les dijo — pero no se qué pensar, solo les pido que me ayuden a volver a ser quien siempre debí ser.
Luego del impacto de verlo así, fueron con el Dr. White, que los orientó en esa difícil transición, dos años más tarde por fin pudieron reconstruirle su pene, esa operación, cuando ocurrió el accidente, no era posible.
A los 18 años por fin volvió legalmente a ser Carl, cuando pasó a la Universidad, fue a la más lejana de su ciudad, debido a lo que le pasó le costaba hacer amigos, trataba de pasar desapercibido.
— Has visto ese chico, se ve simpático.
— Sí, pero es muy tímido. Vamos mejor con los que están allá — le respondió su amiga.
Siempre eran comentarios así los que se escuchaban por él, a pesar de todo terminó su carrera, y pudo entrar a trabajar en una empresa, a los 37 años conoció a una mujer divorciada, madre de tres niños que vivían con ella.
— Eres muy amable, y de verdad te amo, pero tengo hijos — le dijo Jane cuando él se le declaró — no es justo que cargues con ellos.
— Eso no es problema para mí, tengo una condición médica... de nacimiento. No puedo tener descendencia, si quieres seré como un padre para los tuyos, te amo — le respondió Carl, ilusionado.
Se casaron sin que él le dijera nada de lo que vivió, el joven sintió que todo iba bien para él, por fin llevaba una vida normal, como varón.
Unos años más tarde, el hombre le contó su historia a Milton Diamond, sexólogo, en una consulta por algunos problemas con su operación, quien lo convenció que publicará su historia.
— Puedes ayudar a los demás — argumentó el profesional para tratar de convencerlo.
— Como puede está tragedia que me pasó servir a alguien — le refutó su paciente.
— El estudio del Dr. Money según él fue exitoso, mintió en los resultados, por eso muchos niños y niñas en este momento son sometidos a lo que tú viviste, porque es para "su bien".
— No quiero que se sepa, todos me apuntarán con la punta del dedo como si fuera un monstruo.
— Se publicará cambiando tu nombre.
— Está bien — aceptó luego de pensarlo un rato.
Diamond se contactó con John Colapinto, quien escribió un libro donde se contaba toda la verdad, que sus padres nunca autorizaron este estudio, y que él nunca se sintió mujer, y todos los problemas que eso le acarreo en su momento, y todavía, luego de tantos años continuaban.
Fue un éxito de ventas, el autor compartió los ingresos con Carl, lo que le ayudó ya que su situación financiera era mala, y su vida personal iba peor, luego que perdió su trabajo. A esto se sumó que algunos meses atrás Carlos se suicidó, ya que nunca superó la culpa de haber sobrevivido a la circuncisión sin problemas, y el ver como su hermano sufría mientras crecía, y el calvario que vivió para volver a ser hombre, y todos los problemas que todavía arrastraba por todo lo vivido.