El camino hacia mi casa estaba siendo algo incómodo, íbamos en su carro con su chófer de conductor, yo iba con las manos en mi regazo estaba nerviosa, tenía tantas cosas por aclarar que no sabía por dónde debo empezar o que decir. Pero no tuve que hacerlo, al final el fue quien habló.
-Aqui está tu teléfono - habla después de cinco minutos en marcha, y me lo extiende - te llegó un mensaje de tu amiguito - vuelve hablar y me pareció que hablo en un tono sarcástico, lo que me pareció bastante raro ¿Que amiguito?
Desbloqueo la pantalla y veo un mensaje de Tom, donde me dice que ya llegó una sonrisa inevitable aparece en mi rostro también me pide que me cuide, si supiera lo que me pasó está noche se preocuparía en sobre manera así que mi sonrisa desparece, no abro el mensaje lo leo desde la barra de estado y decido que más tarde le contestaré.
-Al parecer ese mensaje la hizo muy feliz ¿Verdad? Tan cercana es a su amiguito que un simple mensaje la hace feliz. Su voz me trae de regreso.
-Disculpe, a que se refiere señor - apagó mi teléfono y lo veo pero el no lo hace.
-Nada olvidelo, es su vida y puede hacer lo que quiera y como quiera.
Ante esa respuesta no dije nada, es mejor callar así que volvimos al incómodo silencio, que solo es roto por el sonido de nuestras respiraciones, la tensión entre nosotros es tan palpable, que puede ser cortado sin dificultad alguna, incluso el chófer lo nota, sus cambios de humor me desconciertan y me dan pavor porque no se en que momento me gritará, me hago pequeña en mi asiento, aún quedan unos minutos de viaje así que me dedico a observar por la ventana, ya son más de las 3:00 am, la tranquilidad de la noche por decirlo así me da paz, siempre me ha gustado observar la noche desde el pequeño pórtico de mi casita, ver el firmamento nocturno me da esa sensación de plenitud, donde puedo tener un momento con Dios y puedo hablar con él, un momento conmigo misma o mis dibujos. Algo que sin duda está noche no pude hacer.
El chófer nos indica que hemos llegado y es verdad, estamos frente a mi casita, aquí donde fui feliz y ahora vago como alma en pena sin mi familia, tomo mis cosas con cuidado así como la bolsa de medicinas.
-Permitame señorita, ahorita le ayudo.
-No, deja que lo haga ella sola suficientes problemas me ha traído está noche como para ayudarla otra vez - reprochó, yo sin poder creerlo me giro a verlo mientras que el no lo hace, solo observa hacia enfrente, parpadeo un par de veces, esto es desconciertante, hace un ratito atrás incluso me cargó para ponerme en el asiento del auto con una delicadeza infinita y ahora me corre de su auto - Ya te vas a bajar o quieres que yo lo haga también.
Su tono tosco hace que me apresure y al momento de salir rápido hago un movimiento brusco que provoca un quejido salga de mi.
-Evelyn- grita, me sostengo del auto y me quedo ahí un momento tratando de recuperar la respiración del dolor, cuando llega a mi lado e intenta tomar mi cintura para ayudarme yo me alejo rápido, se que soy tímida e insegura, pero no puedo tolerar que primero se note amable conmigo y de un momento a otro me trate así como lo hizo, no, todos tenemos un límite y el mío creo que ha llegado.
-No se acerque, yo puedo sola - hablo en voz baja de que aún no recupero el aliento, pero lo suficiente para que pueda escuchar - Le agradecezco lo que hizo por mi está noche lamento darle tantas molestias, no fue mi intención.
Lo veo a los ojos y su mirada es indescifrable, una mezcla de emociones puedo ver y yo las siento en mi interior, pero mi maltrecho corazón no soporta más su trato.
-No, no quise decir eso, yo...
-No - levanto mi mano lo detengo antes de que vuelva a hablar y diga otra cosa que me lastime más - si fue lo que quiso decir, la boca solo habla lo que piensa en la cabeza y siente el corazón, no quiero ni deseo su lastima señor Lovenjoy, como le dije yo solo soy la empleada molesta que le tiro el café encima, ese es mi lugar.
No sé de dónde tuve la fortaleza para decirle eso de frente, tal vez tantas faltas de su parte colmaron el vaso hasta que esté se derramó.
-En el futuro espero no ser una molestia para usted, nuevamente gracias por su ayuda - lo dejo ahí mientras yo camino despacio hacia mi casa, cuando recuerdo que el tiene el número con el que fue reportado mi incidente, así que regreso - Necesito por favor el número que el oficial le dio para hacer mi denuncia formal.
-Vendré por ti más tarde, iremos juntos.
-No es necesario, iré yo sola, cada quien por su parte.
-Le dije al oficial Preston que los dos iríamos, sería raro que si somos novios no lleguemos juntos.
-No tenemos por qué llegar juntos, tampoco dar explicaciones, no somos nada usted es mi jefe y yo solo su empelada. Por favor - hablo en tono tranquilo y suplicante, no tengo ánimos de iniciar una discusión cuando la probabilidad que gané es escasa - Señor por favor.
-No, después de medio dia vendré por ti, e iremos juntos y no está a discusión, ahora entra a tu casa. Quiero ir a descansar.
Sabía que perdería, el siempre tiene que ganar, pero en esta ocasión no será así, ya me las ingeniare, camino a paso lento y cuando estoy por la mitad del pequeño sendero me detengo y me giro a verlo, él siguiente ahí de pie, pero no puedo evitar preguntarle.
-¿Por qué tomarse tantas molestias con la empleada torpe e inútil señor? - una pregunta directa y certera, que no tolerare que me dé una negativa, ni siquiera el se esperaba esa pregunta.
-Vaya no eres tan callada como creía - dice, y si supiera el que si soy callada, que no se de donde me está saliendo el coraje para enfrentarlo, pero mientras tenga estos minutos de valor lo haré.
-No deseo que malinterprete, le agradezco lo que hizo por mi, pero es evidente su disgusto por mi, no quiero dar más molestias - bajo la cabeza en símbolo de pena, adiós al valor que tenía, por qué se ha ido así como ha llegado, bueno, fue bueno mientras duró.