Hay quienes dicen que la mejor etapa de la vida se la vive en la secundaria, otros dicen que la escuela primaria, o hasta la universidad –y lo cierto es que sólo saben decirte cómo vivir-; y se refieren al amor y la amistad. Bueno, si tengo que hablarte de esto, deberíamos remontarnos a mi vida escolar:
En mis tiempos, usábamos el término “show” para referirnos a un chico/a joven adolescente o no, que era sensación en las redes sociales – tener menos de cincuenta reacciones en unos minutos se dejaba para quienes no eran nadie en la sociedad-. Mi escuela tenía miles de esos. Los chicos show eran –se suponía- los más lindos de la escuela, sólo tendrías una oportunidad si eras una chica show o en casos especiales, amiga de alguna de ellas. Con ellos, viceversa. ¿Cómo olvidar mi primer flechazo? Mi primer crush, como le dicen ahora. El más lindo entre sus amigos, el mejor en todo. Llegaba al aula y automáticamente todo se iluminaba, mis ojos se perdían siguiéndolo y era tan mágico; y debo decir que Alejo parecía hecho por dioses. Pero ¿acaso lo amaba como se supone que amas a alguien?
Por supuesto que ese momento era interrumpido por los chillidos agudos e insoportables del grupo de chicas del fondo, con quien él y sus amigos se juntaban. Entonces me sentía como la única en mi especie; el problema era que me preocupaban tanto mis defectos y me comparaba demasiado con esas chicas delgadas, adineradas, con fisonomías salidas de una escuela de modelos; que no me concentraba en lo más importante… yo ¿Acaso no me amé como se suponía.
Como todas estas situaciones se repetirían hasta ese último año, me hice una promesa personal de hacer todo lo posible porque la secundaria fuera diferente. ¡Y lo es! Aquí otra decepción… pareció como si nadie hubiera notado mi cambio. Todo siguió exactamente igual a como era en la primaria. Y así a lo largo de los años de estudio, que parecían no terminar más. Entonces mi personalidad cambió, me volví introvertida, tímida, aumenté un poco de peso, dependiente de la opinión de los demás.
Sin embargo, en algún momento llega alguien a tu vida, con tu misma situación, y a lo largo de la secundaria sufren altos y bajos, pelean, se hieren, están a punto de alejarse; pero algo se los impide y ninguna de las dos sabe qué es. Entonces ahí –junto con diferentes acontecimientos que también son pruebas para ambas- es cuando realmente sentís que tenés una mejor amiga incondicional, la amas, aprecias y valoras como tal. Encontrás una de las formas más pura de amor, pero no te das cuenta sino hasta que pasaron todos los años de la secundaria, los cuentas y no crees todo lo que vivieron juntas, lo que lloraron, lo que rieron, lo que les queda por vivir; y sin embargo cada día están más unidas. Eso es amor.
De todas maneras me di cuenta, ¿quién necesitaba amor? ¿Por qué me preocupaba tanto por ello? Empecé a preocuparme por mí misma. Comencé a viajar año tras año a diferentes lugares, buscando diversión, aventuras, locuras; y no hay mejor lugar en el mundo para eso, que la mejor de las festividades del mundo: el carnaval.