Quiéreme en carnaval

Casa

El verano había llegado nuevamente, y tenía que comenzar a hacer planes para el carnaval. Esta vez planeaba arrastrar a mis amigos, que durante todo el año hablaron de viajar todos juntos a conocer algún lugar que ninguno haya visitado antes, así que me encargaron encontrar el lugar perfecto. Entonces me di con un anuncio sobre los carnavales de Venecia (Italia).

Me enamoré tanto de los datos que me brindaban que comencé a trabajar de inmediato en un plan de viajes para todos, y tardé como una semana. Anoté opciones de estadía, pasajes, lugares que podríamos visitar mientras no estamos de carnaval. Me ocupé de prácticamente todo para que no tuvieran más opción que ir allá. Además, no tendríamos que preocuparnos por el idioma, pues yo hablaba inglés perfectamente y es un idioma casi universal.

Entonces aproveché la próxima reunión para decirles mi plan, y antes de llegar a la mitad de mi charla, me Carlos me interrumpió:

- Hele... ¿No leíste los mensajes del grupo? - dijo Pablo. - Reina, vamos a ir a los carnavales de Jujuy.

- ¿Qué? ¿Cuándo lo decidieron?

- Esta semana lo decidimos todos en el grupo. - dijo Uma. - Ya tenemos estadía.

- Pero... ¿y yo? - estaba bastante confundida.

- Hay lugar para todos. - aclaró Carlos. - La casa de Lucas es muy espaciosa.

- ¿Lucas? ¿Quién es Lucas? - cada vez entendía menos.

- Lucas, Hele. El amigo de Carlos que vive en Tilcara. Está en el grupo.

Mis amigos habían decicido que iríamos a la casa de un desconocido de vacaciones y yo apenas me estaba enterando. Y lo peor es que me había pasado una semana planificando un hermoso viaje a Italia para que me bajaran de las nubes tan de repente.

Me había enojado bastante, y dejé de hablarles a todos. Salí de aquel grupo y estaba decidida complentamente a no ir a ese viaje. Si tenía que viajar sola a Europa, lo haría sin problema. De todas maneras, me dolía tener que hacerlo, ya que siempre pensamos en viajar juntos. Pero esa pequeña traición despertó a la adolescente de mi interior.

Me pasé las siguientes semanas sola, no asistí a las reuniones que hacían mis amigos, por más mensajes que cada uno me enviaba. Y una tarde de esas me puse a ver series en la televisión, cuando sonó una notificación con un tono normal -cada uno de mis amigos tenía un tono de mensaje personalizado-, entonces lo abrí.

 

DESCONOCIDO: Hola.

H: ¿Hola? ¿Quién sos?

DESCONOCIDO: Soy Lucas, el amigo de Carlos.

H: ¿Qué necesitas?

DESCONOCIDO: No te enojes con tus amigos, ellos no tienen la culpa de que vos no leyeras los mensajes del grupo y te hayas desaparecido una semana. Tenían que confirmar rápido que si venían y dijeron que sí.

H: No me digas qué hacer, ¿si? Podrían haberme llamado para preguntarme al menos si quería quedarme en la casa de un DESCONOCIDO. ¿Eso era todo lo que querías decirme?

DESCONOCIDO: Sólo te digo que deberías calmarte y viajar con ellos, dale una oportunidad a Tilcara; no es Río de Janeiro, pero tiene el carnaval más hermoso del mundo.

H: Si te digo que lo voy a pensar, ¿me dejas en paz? Aunque los dos sabemos que NO lo voy a pensar y NO voy a ir.

DESCONOCIDO: Pensálo, negri. ¡Ah! Y una última cosa: no querés quedarte en casa de un 'desconocido', pero Atilio y Guido eran amigos tuyos de toda la vida, ¿no? Saludos.

 

¿Cómo se atrevía? Ni siquiera lo conocía e intentaba decirme qué hacer y cuestionar mi vida amorosa. ¡Una razón más para no ir! Quería tanto viajar con mis amigos, pero si tenía que ver a este tipo todos los días de mis vacaciones, prefería viajar sola a Italia. Aunque... en cierto modo, tenía algo de razón.

Al día siguiente sonó el timbre de mi casa: eran ellos. Me sentí tan culpable al verlos, y debí haber tenido una cara terrible, porque al instante me dieron un abrazo todos juntos. Les pedí perdón por mi actitud y ellos aceptaron mis disculpas... con una condición.

- No pienso ir a la casa de ese tipo.

- Entonces no te vamos a perdonar. - refunfuñó Uma.

- Es que es un tarado, U. - dije, a lo que todos me contestaron con un silencio matador.

Suspiré.

- Si voy con ustedes... - abrieron sus ojos, sorprendidos y emocionados.- Pero vo a quedarme en otro lugar.

Pablo volteó los ojos.

- Aceptamos.

Esa tarde reimos como siempre, tomamos mate y planificamos esta vez juntos nuestras vacaciones. Nos ibamos a divertir tanto. Lo único malo entonces, era el hecho de tener que convivir con el amigo idiota de Carlos. De todos modos, no iba a dejar que eso arruine mi carnaval, lo único que me importaba es que al fin compartiría con mis amigos la mejor festividad del mundo. Tan pronto como se acercó la fecha, comencé a armar mi valija y para el día del viaje estaba totalmente lista.

 

U: #TilcaraAlláVamos

P: ¡SOLTÁME, CARNAVAL!

C: Lucas, ¿está todo listo allá?

L: Todo listo, chicos. Los espero a todos. #TilcaraConAmigos




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