Quiero enamorarte

Estrés

Gruñe insegura. No entiende el afán por arruinar la tarde. Se toca la barbilla, mira de reojo a Rylan. Cierra los ojos y suspira.

—Si mal no recuerdo, te quedan tres días para volver, ¿no? —pregunta el chico ante el silencio de ella.

—¿No es como que apresurado hablar sobre esto?

—¿Esto?, apresurado es el día de hoy, siento que hemos dado un brinco por emoción, y ahora me encuentro abrumado, ¿a eso te refieres con “esto”?

—¿Y como tenía que pasar? ¿Alguna cita previa? —ríe—. Por favor Rylan, relájate un poco, ¿si? —Alicia le acerca el rostro y le toca con suavidad el hombro.

—No puedo, estoy ansioso. —Aparta la mano de ella.

—Bien. —Se sienta de brazos cruzados—. Quería darte una sorpresa, pero alargué mi estadía porque aún falta un toque más.

—¿Solo por eso?

—Yo no sabía que este día llegaría… pero en fin, seré sincera y directa. —Entrelaza sus manos con las de él—. No tengo ningún problema con una relación a distancia, nos podemos ver el fin de semana, es un viaje largo si, pero creo que vale la pena. —Rylan la observa nervioso—. Podemos rotar, yo vengo, tú vas, bueno, en realidad sería por mi parte, dudo que tu trabajo te lo permita.

—¿Estás segura? No es fácil, y la distancia… una semana entera de por medio, no lo sé, no me gusta la idea.

—La pregunta en realidad es: ¿quieres estar conmigo? —Asiente—. Entonces buscaremos cómo solucionarlo, y ya, no hay porqué preocuparse… y menos arruinar este momento —Alicia desliza la mano por debajo de la franela del chico.

—¿Así sueles resolver los problemas? —pregunta Rylan con picardía.

—Siempre funciona… —dice sin dejar de mirarlo, sonríe coqueta. Rylan imita el movimiento y le aprieta la cintura con ambas manos. Acaricia la suave piel mientras acerca su boca para saborear su cuello. Alicia deja escapar un pequeño gemido al sentir los dientes en su hombro, aprieta con fuerza la espalda de Rylan mientras este logra soltar el gancho del sostén—. No pierdes el tiempo ¿eh?

—Creo que tus palabras sobran —dice al ponerle el dedo índice en la boca, y sonríe como respuesta a la expresión de ella.

—¿Acaso es eso una provocación? —Clava sus uñas en los brazos.

Escuchan un sonido en la puerta que los hace volver con prisa a sus asientos en el sillón. Ana está en la puerta, busca la llave con calma, mientras este par siente la vergüenza subir hasta sus rostros. Rylan aclara su garganta, incómodo. Alicia voltea para mirarlo. Regresa su ojos al televisor y lanza un cojín sobre el chico mientras toma el control para darle reproducir al último capítulo visto. Suelta su cabello y con su mano lo bate. Desliza sus dedos entre los hilos negros, finge estar perdida viendo la pantalla. Rylan la observa, intenta ver la trama de la serie pero mueve su cabeza, incrédulo ante su reacción.

—Espero no interrumpir nada. —Entra Ana juzgando la situación.

—Para nada —responde Alicia sin dejar de ver el televisor.

—¿Ese es el último episodio? ¿En serio vieron la tele toda la tarde? —ríe—. Aw, cositas que son —finge un tono de ternura, y procede a encerrarse en su cuarto.

Alicia mira fulminante la puerta de su compañera. Murmura palabras que reflejan su frustración. Rylan cierra los ojos y sonríe. No puede creer lo tierna, seductora y ágil que logra ser esta chica en tan poco tiempo.

—Eres peligrosa… —susurra.

—¿Por qué? —pregunta curiosa.

—Sabes cubrir rápido… Digo, no puedo evitar imaginar ciertos escenarios —confiesa.

—Eso es un comentario ofensivo, pero… —Aspira y exhala—. Tengo muchas emociones en este momento, y prefiero ir al cuarto a continuar lo nuestro, creo que sería lo mejor.

—No. —Mueve la cabeza de un lado a otro—. Tengo que irme.

—Por favor, estoy cansada de suplicarte…

—Ya sabes que tengo trabajo.

—¿No tienes algún compañero que te cubra?

Rylan se levanta del sillón y le entrega el cojín. Alicia lo mira con una mueca de disgusto en su boca. Bufa y revira los ojos de molestia, se levanta sin ganas y camina hasta la puerta, la abre y le señala el camino.

—Que sepas que no he quedado nada contenta.

—Eso puedo ver —Se acerca—. Pero tómalo con calma, ¿si?

—Hay una sola forma de calmarme —insinúa amenazante.

—Alicia… —ríe.

—Ya, larga. —Toma su brazo y lo obliga a cruzar el portal.

—Espera —dice al sostener la puerta—. Tengo algo pendiente… —ríe nervioso—. Alicia… es que no, sabes…

Ella no puede evitar sonreír por la risa nerviosa de Rylan. Se cruza de brazo mientras espera la pregunta.

—Es absurdo lo difícil, pero —advierte con su dedo índice— lo haré. Alicia… ¿te gustaría ser… mi novia? —ríe por sentirse un tonto.

—Si —responde sonriente y toma su rostro en las manos para besarlo—. Yo sé que a tu abuela no le gustan los payasos, pero así me encantas.

—Bien, buen insulto —asiente mientras presiona sus labios. No duele tanto cuando lo dice su abuela.

—Es lo mínimo que puedo hacer, si supieras como me dejas —lamenta.

—Buenas noches Alicia.

—Eran buenas. —Lo sigue con la mirada, y cierra la puerta en lo que desaparece en el horizonte.

Regresa desanimada al sillón. Apaga el televisor y se prepara mentalmente para una ducha. Hasta para algo tan sencillo se encuentra sin ganas.

—¡Amiga! —grita Ana al salir de su cuarto—. Ya tenemos planeado el siguiente evento, y será en tres días.

—¿El toque no fue ayer? ¿Acaso no es muy pronto?

—Es perfecto, mira —le muestra el celular—. Ya tenemos casi todo arreglado, casi organizado por un grupo de fanáticas.

—Pero, ¿cómo permites eso? ¿Enserio? ¿Una subasta? —Alicia mira el anuncio alterada.

—Tranquila, será solo una cita de una hora, puedes comprar todos los tickets que quieras y tener una cita con Rylan, no te parece una buena oportunidad?

—¿Y quién está de acuerdo con esto?




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