Con sus mejillas empapadas en lágrimas y su corazón roto ella le dio la espalda al único chico que la había conocido en todas sus facetas, quién le había enseñado a ser más fuerte, conocer el amor, ser valiente y jamás rendirse, hoy le estaba dando un fuerte puñetazo.
Escuchó como la llamaba, pero jamás dejó de correr, quería escapar de aquel lugar. Se sentía perdida y con un miedo de mil mundos, pero ella tenía que ser fuerte, no podía permitir que siguieran manipulando su vida. Con su cuerpo empapado por la lluvia ingresó a su casa, encontrándose con la mirada de desaprobación de su madre.
—¿Qué es esto Emilia?.— le dijo su madre.
—¿Por qué me has revisado mis cosas?.— le respondió con otra pregunta, haciendo que su madre se enfureciera más.
—Si esto es tuyo, puedes ir sacando de tu tonta cabecita todas las ideas de seguir adelante.— la joven se sintió enfurecida con el mundo entero y enfrentó a su madre.
—Si no me aceptas en estas condiciones me iré, pero no voy a permitir que me vuelvas a manipular mamá.— sintió su corazón bombear sangre con fuerza por todo su cuerpo, una puñalada más no la matarían «Pensó.»
—Entonces toma tus cosas y vete de mi casa, no quiero que estés aquí para cuando tú padre regrese, él está muy furioso y decepcionado.— dijo con malicia. Emilia tomó en sus manos los pedazos de su corazón y con apenas 18 años decidió irse de su casa, de sus vidas y sobre todo dejar atrás aquel falso amor.
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Editado: 03.11.2024