Quiero que vuelvas a mi

Capítulo 4

Sydney

 

Taylor se ofreció de llevarme en su auto a la cafetería donde se hizo frecuente encontrarme con Carly para desayunar cuando quedábamos. Recordé ese día en la calle, cuando me salvó de ser atropellada, estaba tan absorbida por lo que sentía que ni siquiera objeté cuando Taylor me subió a su auto. Me quedé dormida y lo siguiente que supe fue que desperté en la casa de Emma. Me visitó al otro día, yo estaba tan destrozada que ni siquiera pude levantarme de la cama para mirarlo. Pero continuó yendo cada día después de ese.

—Ahora puedes hablarme sobre por qué no quieres darle una oportunidad a Lehman—dijo Taylor, mientras conducía.

Sonreí al volverme hacia él.

—Yo no dije eso.

Taylor se rió.

—Eres más transparente que el aire, Syd.

Incliné mi rostro para ver mis manos con timidez. Quería esforzarme mucho para deshacerme de eso, porque todos sabían exactamente el momento en que me habían ganado.

Miré por la ventana cuando me dispuse a contestar lo que realmente pasaba por mi mente sobre entrar a esa universidad en específico.

—La Sra. Young mencionó que solo el 36% de los que aplican a Lehman son aceptados. No sé si mi promedio sea suficiente.

—¿De qué estás hablando, loca? —se echó a reír de nuevo, y yo no pude evitar corresponderle porque su risa era tan contagiosa—. Recuerda que me enseñaste tu promedio, eras una nerd completa.

Sonreí. La biblioteca no solo me sirvió para esconderme de mis tíos. Los estudios fueron mi escape durante mi segundaria. Era más fácil perderme en las interminables horas de estudios que en el dolor por las palabras crueles de mis tíos. Y con la meta de salir un día de Kansas con la cabeza en alto, me gradué con honores.

—No tengo dinero para eso—respondí finalmente.

—Sabes que podría ayudarte con eso.

—Sabes que jamás voy a aceptar tu dinero.

La expresión de Taylor cambió de inmediato.

—La colegiatura no es tan cara como en otras universidades Syd. Y ya no tienes que enviarles dinero a tus tíos. ¿Por qué te detienes?

Fruncí el ceño, yo no le había hablado de ese tema a Taylor.

—¿Cómo supiste sobre eso?

Suspiró pesadamente.

—Emma me lo dijo. Syd, no sigas dando excusas para darte la oportunidad de cumplir tus sueños finalmente.

—No es eso, yo solo… no sé qué me pasa.

—Tienes miedo, yo entiendo eso. Pero que eso no te detenga. Syd, cree en ti misma y en lo que puedes lograr—Taylor se estacionó del lado contrario a la cafetería, y entonces me miró—. Eres una chica maravillosa.

Le sonreí.

—Gracias Taylor.

Él me devolvió la sonrisa.

—Si estás realmente agradecida, date una oportunidad y aplica para Lehman, no pierdes nada con intentarlo, Syd.

—No vas a parar con eso, ¿verdad? —enarqué una ceja.

—Sabes que no lo haré. Estaré hablando con la Profesora Young—estrechó los ojos y me señaló con su dedo índice—. Te lo advierto.

Rodé los ojos, pero inevitablemente me reí.

—Lo haré, lo haré. Lo prometo.

Taylor bajó su dedo acusador y solo se quedó ahí, sonriéndome suavemente, con sus dulces y habituales ojos azules sobre mí. Me giré hacia el frente y rompí el repentino y extraño momento. Entonces lo oí carraspear.

—Estaba pensando que podríamos salir esta noche. Es la primera vez que tengo una noche libre desde hace meses, quería divertirme.

Ladeé mi rostro para mirarlo de nuevo, ocurriéndoseme una buena idea.

—Eso suena bien. De hecho, hoy es mi noche libre en el trabajo, podemos salir con Emma y Liam. Conozco un buen sitio. ¿Te parece?

Cuando Taylor se volvió hacia el frente, noté su algo extraño en su rostro, pero, aun así, asintió y sonrió.

—Suena divertido. Pero dime algo, ¿hay alcohol en ese lugar?

—Es una posibilidad—me reí—. ¿Por qué la pregunta?

—Si salimos con Emma necesitaré mucho alcohol para soportarla.

Me reí. Taylor no disfrutaba de Emma y su excéntrica personalidad, aunque yo la hallaba divertida y carismática. Desde que vivía con ella comencé a divertirme de verdad.

—No te preocupes, Liam va a estar y la distraerá—le guiñé un ojo.

—¿Y quien lo ayuda a él?

Sonreí mientras le dedicaba una mirada negativa.

—Ya me iré, Carly debe estar ansiosa pensando que algo me ocurrió.

Ese momento Taylor volvió a mirarme fijamente.

—Jamás saldrás lastimada mientras estes conmigo.

En ese momento recordé las promesas que me hizo Wyatt sobre jamás hacerme daño, cuando me decía que me quería siempre a su lado. Cuando estaba con Taylor era fácil olvidar que había hombres con el poder de herirme tanto como Wyatt. Desvié mi rostro y abrí la puerta.

—Nos vemos esta noche.

—Hasta entonces, Syd.

Mientras cruzaba la calle me devané los sesos en buscaba de la llave del candado que aseguró todos los recuerdos que tenía de Wyatt en mi mente, pero no tuve éxito. En el momento en que nos encontramos de nuevo, supe que localizó la llave, y así como la primera vez que puso sus ojos sobre mí, no pude dejar de pensar en él.

Sacudí mi cabeza y decidí excluir a Wyatt de nuevo, por lo menos mientras tuviera que verme con Carly. Miré hacia arriba y le eché un vistazo al letrero de Pastry & love, la cafetería, a la vez me detuve para oler los deliciosos aromas que se mezclaban en mi nariz. La cafetería estaba cerca del trabajo de Carly, así que era perfecta para ella.

—Por aquí cariño—me llamó Carly, saliendo por la entrada principal de la cafetería, me sonrió con emoción—. ¡Tengo una mesa!

Le sonreí en respuesta a su emoción y la seguí adentro. Esa cafetería solía estar llena de personas, sobre todo en la mañana, por lo que sospeché que Carly hizo malabares para conseguir una mesa vacía.

La mesa estaba junto al ventanal, mi lugar favorito.




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