Capítulo 9

Sydney

Me alejé de Wyatt una vez me di cuenta de lo que estuve pensando. Nada había cambiado entre nosotros; aunque fina, la línea existía y pretendía sostenerla con fuerza. Cuando notó mi intención, miró hacia otro lado y sonrió con una expresión pesimista.  

—Sydney, no quiero hacerte daño.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, haciendo lo posible por mantenerme indiferente ante aquella frase suya que ya había roto mi corazón una vez—. Emma está ebria, fue una equivocación que te llamara. Me disculpo por ella y lo que te haya dicho, así que ya puedes irte.  

Wyatt echó una fugaz mirada hacia la puerta para entrar al club. Habían puesto música nuevamente, y la gente estaba tan eufórica como hacía menos de 30 minutos. Entonces levantó su muñeca y revisó la hora en su reloj.

—¿No es demasiado tarde para que tú y tus amigas estén en la calle?

Sonreí estupefacta.

—No soy una niña. Y tú no eres ni mi padre o…—sacudí mi cabeza cuando me di cuenta de lo que estuve a punto de decir, así que lo corregí mientras me quitaba su abrigo—, o nada para mí.

Estiré mi mano en su dirección con el abrigo, mientras nos mirábamos fijamente. Antes de que el tiempo se detuviera y las mariposas despertaran, estampé el saco sobre su pecho y lo rodeé para entrar al club de nuevo.

—¿Y eso es todo?

Me detuve cuando escuché su pregunta.

—Entonces me sacaste de tu vida, ¿y te enamoras tan fácilmente otra vez? 

Miré al piso, y sentí mucho frío, aunque no había brisa.

—Cada día después de que todo terminó me pregunté cómo estabas, me preguntaba si estabas bien, si estabas cansado por todos los problemas de tu empresa. Y a pesar de que lo nuestro terminó, también me pregunté si pensabas en mí—me volví hacia él—. Seguro pensabas que te odiaba, porque cuando intentabas llamarme no contestaba. Y estoy completamente segura de que ahora crees lo que Emma te dijo sobre mí. Pero no tienes ni idea Wyatt, porque siempre quise llamarte, porque esa valentía que reuní esa vez para enfrentar el mundo al que me presentaste todavía estaba conmigo, y estaba dispuesta a luchar por ti. Y sí, quise llamarte, soñaba cada día con que alguien tocaba a la puerta del cuarto y eras tú, que me dijeras que te equivocaste, que quieres volver. Pero cuando despertaba volvía a la realidad, tú fuiste quien me terminó. Fuiste tú.

—Sydney…

—Así que no puedes venir y decirme que te superé fácilmente—grité, interrumpiéndolo, porque no quería escucharlo, porque nada de lo que dijera podría hacer que duela menos el hecho de que me dejó cuando ya me había hecho creer en él—. Tampoco puedes molestarte por quienes dejo entrar a mi vida para reemplazar a una persona que rompió conscientemente mi corazón.

Las lagrimas pujaban por salir mientras las sostenía con mucha fuerza en mis ojos y lo miraba, sintiendo que por primera vez en semanas me sacaba un peso de encima.

—Sé que lo arruiné, que jamás debí decir adiós, porque es la estupidez más grande que he hecho en toda mi vida—dijo rápidamente, como si temiera que en cualquier momento me fuera a ir y a dejarlo hablando solo otra vez—. Y creí que podría renunciar a ti si me convencía de que fue por un bien mayor, no pensé que cualquier oportunidad sería suficiente excusa para correr atrás de ti para verte, aunque sea un instante fuera de mis pensamientos. No recuerdo cómo pude ser feliz antes de ti.

Tragué saliva lentamente, procurando no molestar mucho ese nudo en mi garganta que desbordaría mis lágrimas, mientras se derretía dentro de mí todo ese deseo por hacerlo sufrir. Mi verdad era que nunca había querido lastimarlo o que pagara por eso, pero todo seguía igual para nosotros dos. Lo miré a los ojos, sintiéndome adolorida cuando recordaba que nada de su vida había cambiado, que todavía era el famoso empresario con el que una chica común como yo no debería estar.

—Wyatt, no puedo hacer esto de nuevo. Y no te odio, porque si soy sincera conmigo misma, todavía te amo, incluso aunque nunca lo escuché venir de ti—entonces se me escaparon algunas lágrimas, las que tenían la esencia de Wyatt, y las que, creo que jamás dejarían de existir—. Porque sé que habrá más situaciones como la que nos separó, y volverás a tomar esa decisión solo. Porque no puedo arriesgarme a dejarte volver a mi vida, para tener que decirte adiós de nuevo. Antes de que duela todavía más, prefiero decirte adiós ahora.

Di un paso hacia atrás, mi cuerpo y mi corazón dudando de alejarme de Wyatt otra vez, pero antes de que hiciera algo de lo que me iba a arrepentir de nuevo, corrí de vuelta al interior del Club, sin dejarle una oportunidad de que él o yo nos detuviéramos nuevamente.

No fue fácil volver esa noche al club y actuar como si nada hubiera pasado alrededor de mis amigos, pero Emma y Deisy hablaron con Taylor y decidieron dar la noche por terminada. Yo quería quedarme y continuar, no quería dejar que todo en mi vida se detuviera por él, pero recordé que eso era justo lo que estuve intentando ocultar todo el tiempo desde que terminamos, que a pesar de que de cierta forma había avanzado, me sentía estancada, que con su presencia o sin ella en mi vida, cada día lo extrañaba más. Así que tomé la decisión de enviar mi solicitud para Lehman Collage, me debía una verdadera oportunidad, no para volver a mi antigua vida antes de Wyatt, si no para hacerla mejor. Si no lo hacía, iba a seguir en donde estaba, perdiendo el tiempo en intentar convencerme de que en algún momento lo que nos separó un día va a desaparecer. Aunque me doliera, esta vez, ser valiente significaba huir.

La semana pasó rápido considerando que, por lo general, cuando me sentía deprimida parecía que el tiempo se alentaba para hacer que cada momento doloroso se extendiera más. Trabajé cada noche en el restaurante temiendo volver a encontrarme con Wyatt después de haberle dicho que seguía enamorada de él, pero no apareció, y todavía después de haber planificado una reunión con Carly para que conociera a mis amigas el sábado por la mañana, me sentía deprimida porque no lo intentó una tercera vez.