Sydney
Emma y yo pasamos parte del día de compras con Deisy para la fiesta de mascaras. Nuestra nueva amiga sabía exactamente lo que debíamos usar, y estaba emocionada por ello, sobre todo por los sofisticados vestidos que utilizaban las mujeres en la época victoriana. Pero hubo mucho más que comprar, zapatos, maquillaje, máscaras y finalmente el vestido, que era el protagónico de aquel evento. Cuando desperté esa mañana no me acordaba de que acepté hacer algo como eso, creo que entré un poco en pánico, ¿por qué disfrutaría de ser comprada por un hombre? Deisy nos dijo que no debíamos preocuparnos mucho, que el sujeto que nos compraría solo tendría una hora libre para conversar y cenar en un salón preparado para la ocasión.
No quería saber nada más sobre hombres millonarios, yo era una chica sencilla y sin estatus, un cero a la izquierda para sus glamurosas y complicadas existencias, y en el momento en que la estabilidad económica de sus vidas estuviera peligrando, chicas como yo éramos olvidadas. Me dolía mucho pensar que, quizá Wyatt no fuera la diferencia de todos ellos.
Luego de pasar por una sesión larga de maquillaje con Emma, Deisy me ayudó con el peinado, el que consistía en unos rizos sueltos. Mi vestido era de diferentes tonos rosados con blanco, las chicas dijeron que me iba bien ese color. Debajo de todo usé las prendas interiores de la vestimenta victoriana para mujeres, un corsé con cordones ajustados sobre un corpiño, combinados con una falda adornada de bordados elegantes, sobre capaz de enaguas. Me gustaba el diseño, ya que a pesar de que era elegante, no era extravagante. Finalmente me adornaron todavía más con unos pequeños aretes de perlas, y en mi cabello colocaron un prendedor en forma de tres rosas rosadas en diferentes tamaños.
Me acerqué al espejo y me observé sorprendida del resultado, no parecía yo. Me imaginé por un momento cómo sería mi vida si hubiera nacido en esa época. Quizá en la fiesta de mascaras habría conocido a un caballero que me invitara a bailar, y conversaríamos todo el tiempo. Y quería darle un rostro diferente a ese hombre de mis fantasías, pero solo estaba Wyatt de nuevo.
—Aquí tienes—dijo Deisy, apareciendo de repente atrás de mí, por lo que me salí bruscamente de mis pensamientos. La miré a través del espejo, ella tenía en la mano una máscara blanca adornada en la parte superior de flores rosadas y plumas doradas—. Recuerden nunca quitárselas porque ustedes son parte del entretenimiento principal, no las pueden reconocer, debe ser toda una sorpresa sus rostros.
Deisy estaba emocionada a pesar de haber estado molesta por el repentino cambio un día antes. En ese instante Emma entró al cuarto, luciendo un hermoso vestido verde aceituna con blanco, su rubio cabello estaba atado en una coleta alta, y su maquillaje era natural y neutro. Ella abrió los ojos con asombro cuando me vio.
—Sydney, pareces una princesa—Emma aplaudió alegremente—. Es que, serás la sensación esta noche.
—Definitivamente—coincidió Deisy con una sonrisa orgullosa.
Ella llevaba puesto un vestido rojo y blanco, lo que iba bien con su cabello rojizo. Entonces Emma la señaló.
—Tú también estás hermosa. Yo parezco su dama de compañía.
Me reí.
—Pareces una princesa, recuerda que ellas siempre son rubias.
Emma se cruzó de brazos.
—Yo debí nacer en una familia aristócrata en mi otra vida.
En ese momento el teléfono de Deisy vibró sobre la cama, por lo que fue a por él y contestó.
—Carly—saludó Deisy al contestar. Su mirada alegre desapareció de inmediato—. ¿Cómo que no vas a poder ir?
Emma y yo nos mantuvimos en silencio mientras Deisy escuchaba las razones de Carly para no participar de una locura en la que entramos principalmente por ella.
—Entiendo…—Deisy nos miró con tristeza, y entonces colgó—. Tiene un inconveniente con su ex esposo.
Fruncí el ceño, ¿su ex esposo? Eso no debía ser bueno, hace meses que no visitaba a Molly y tampoco le enviaba dinero.
—Entiendo si no quieren ir porque Carly no estará—dijo Deisy.
Emma se rió.
—¿Estás loca? No tienes idea de lo que me costó ponerme todo esto, no me lo voy a quitar ahora mismo. Además, estos pechos levantados deben servir para algo, a Liam le encantará desvestirme más tarde.
—¿Liam irá? —pregunté.
—No tiene suficiente dinero para comprarme, pero quiero que me rescate cuando termine la hora con mi comprador.
Deisy se echó a reír, y yo me acerqué a ella.
—Yo también participaré, dije que te apoyaría.
—Gracias chicas.
Pedimos un Uber cuando el sol comenzó a ocultarse. Deisy dijo que debíamos estar temprano, había ciertas indicaciones para las chicas de la subasta. Emma, Deisy y yo quedamos absorbidas y sorprendidas por el lugar de la fiesta, un hotel. Todavía después de casi un año en la ciudad, no había conocido el Time Warner Center, un enorme y lujoso complejo constituido por dos torres gemelas enlazadas entre ellas por una gran cantidad de tiendas. El hotel estaba dentro, ubicado en dos de los últimos pisos. Lo primero que disfrutamos fue de las impresionantes vistas de Central Park, el río Hudson y el horizonte urbano de Manhattan. Estaba maravillada.
El lujo de nuestra época desapareció un poco cuando cruzamos las puertas hacia el salón de la fiesta. Si estuviera en un sueño, creería que realmente estábamos cerca de 1840, porque lo primero que llamó mi atención fue aquel candelabro enorme, que diría yo, era la pieza o adorno central de esta fiesta. Las cortinas, los centros de mesa con flores y velas, la iluminación del salón incluso te hacía sentir dentro de una película de la época. Había también una tarima, y a su lado un grupo de cinco músicos con violín, cello, saxofón, piano y flauta trasversa. Y finalmente mesas, pero el centro del salón estaba vacío, Deisy dijo que habría bailes.
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Editado: 02.07.2022