Sydney
No me levanté de la cama a las 7 de la mañana, como era habitual en mí. No pude dejar de pensar en la noche anterior, así como tampoco en el sueño que me acompañó casi toda la noche. En aquel sueño estaba con Wyatt y Peyton, hicimos lo único que no pudimos hacer cuando estuvimos juntos, llevar a Peyton a un McDonald. Sonreí por el recuerdo del sueño, casi creí que la vida real solo fue una pesadilla.
Quería creer en Wyatt, quería confiar en que no volvería a dejarme si su mundo intentara rompernos, quería creer que esta vez me dejaría elegir si las cosas se pusieran difíciles. Cada pequeño espacio de mi mente lo extrañaba, cada parte de mi cuerpo lo deseaba, y cada fragmento de mi corazón lo amaba, pero incluso aunque todo de mí fuera sincero sobre lo que siento por Wyatt, existe la única razón por la que no puedo volver, y esa razón es él mismo.
Eran las 10 de la mañana cuando tomé la decisión de levantarme, darme una ducha y preparar el desayuno para ir a Empower Sports Center y distraerme un poco de pensar en las últimas palabras de Wyatt que todavía no tenían sentido para mí.
Emma llegó a la cocina justo cuando terminé nuestro desayuno, ella estaba hablando por teléfono.
—Es Deisy, dice que quiere hablar con nosotras—me explicó Emma.
—Cuando termine de desayunar iré a escalar rocas, ¿es muy urgente?
—Debes venir ahora o Sydney se va al mundo de las rocas—Emma se rió cuando escuchó lo que Deisy le contestó—. Luego te explico. Ven ahora, te esperamos.
—Emma, estoy a punto de irme—le dije cuando colgó la llamada.
—Sabes que no puedo rechazar un chisme, mucho menos cuando viene a mí.
Sonreí negativamente, pero le serví su desayuno y me mantuve en silencio mientras la observaba comer. Por lo visto, ni Emma o Deisy se dieron cuenta de que el hombre que me compró fue Wyatt, lo que agradecí, no quería tener que lidiar con eso por el momento.
—Anoche fue la mejor noche del mundo—comentó Emma alegremente—. No te avisé, pero luego de llegar a casa me fui con Liam a su apartamento, volví esta mañana a las 7 y media.
—Sabes que no somos madre e hija, no tienes que darme explicaciones. Me alegro de que hayan pasado una noche divertida.
Emma se sonrojó en las mejillas como de costumbre. Pero de repente abrió los ojos y se dio una palmada en la frente.
—Se me olvidó preguntarle de dónde sacó esos 45 mil. Es que es simplemente mucho dinero.
—Debiste apagar tu lívido anoche y preguntarle sobre eso—bromeé.
Emma resopló.
—Tienes razón, ¿por qué seré tan cachonda?
Fue todo, estallé en risas al escucharla. Emma me miró sonriente.
—Que bueno verte reír, anoche estabas extraña. Parecías triste. ¿Cómo te fue con el hombre que te compró?
—Uhmm, no hubo mucha conversación.
—¿No hubo mucha conversación? Literalmente tú y ese hombre desaparecieron tan pronto como el baile comenzó.
—Solo nos sentamos en una mesa alejada, a ninguno le apetecía bailar.
Emma estuvo a punto de contestar, pero alguien tocó la puerta. Así que fue a abrir la puerta, era Deisy, quien entró como un rayo a la cocina con Emma pisándole los talones y con expresión de Deisy está loca.
—Puedes sentarte—la invitó Emma.
Cuando Deisy se sentó le serví un vaso de agua, se la bebió de un solo trago.
—¿Estás bien? —inquirí.
De repente Deisy me miró con admiración.
—¿Estás saliendo de nuevo con Wyatt Powell?
La pregunta de Deisy dejó a Emma estupefacta, quien rodeó el mesón rápidamente para estar a mi lado y mirar a Deisy de frente.
—¿Por qué dijiste eso? En esta casa tenemos prohibido hablar de ese hombre.
Deisy me miró confundida por un momento, diría que su mirada desorientada era sincera, como si supiera algo que todavía no podía comprender.
—Deisy, qué sucede—le pregunté.
—Es que Wyatt estuvo anoche en la fiesta—explicó Deisy.
Emma abrió su boca estupefacta y se volvió hacia mí.
—¿Te está acosando? ¿Lo sabías y por eso desapareciste con el hombre que te compró?
—Wyatt compró a Sydney, Emma—aclaró Deisy—. Si ella desapareció con un hombre, ese hombre fue Wyatt Powell.
Me quedé congelada al saberme descubierta. ¿Cómo Deisy pudo saberlo? Mientras tanto Emma me miró desconcertada.
—Cielos santos, Sydney, ¿eso es verdad?
—Sí—admití—. Pero no sabía que él estaría ahí.
Emma rodó los ojos.
—El nivel de drama que hay en tu vida es insuperable. ¿Hasta donde pretende llegar Wyatt haciendo eso? Es solo un hombre egoísta que te hará sufrir de nuevo. ¿Es por él que desapareciste de la fiesta? ¿Te obligó a salir con él?
—¿De verdad crees que él es así? —terció Deisy—. El registro de trasferencias dice que Wyatt no solo pagó por Sydney, pagó por ti también Emma.
Emma frunció el ceño y se volvió finalmente hacia Deisy.
—¿Que hizo qué? ¿Cómo se atrevió?
Deisy se levantó del banco y la miró negativamente.
—Emma, ¿no entiendes? Estoy segura de que le hizo el favor a tu novio de comprarte para ti.
Emma sonrió como si se burlara de esa idea, pero podía notar su mirada desconcertada.
—¿Por qué alguien regalaría, así como así 45 mil para que una pareja fuera feliz? Me estás tomando el pelo.
—No lo sé, quizá Wyatt Powell no es tan malo como crees.
—Escucha esto y no lo saques de tu cabeza, Wyatt terminó con Sydney sin ninguna explicación y le rompió el corazón en cientos de pedacitos, no estuviste aquí para verlo, pero yo sí.
—No vi su dolor cuando estuvieron separados, pero sí los vi estando juntos y fue imposible no notar que estaban muy enamorados—Deisy me miró confundida—. No sé por qué decidió terminarlo Sydney, pero debió haber una razón. ¿Se lo preguntaste?
Intenté volver al peor día de mi vida, después del de la muerte de mis padres. Aunque sospeché cientos de veces que hubo una razón diferente a la que Wyatt me dio para dejarme, nunca pensé en que ni siquiera se lo pregunté.
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Editado: 02.07.2022