Sydney
Me despedí de Wyatt en el ascensor y fui hasta el piso de Carly. Apenas eran las 8 de la mañana, así que estuve segura de que todavía estaba en casa. Mientras caminaba por los pasillos me sentí extraña, como si fuera la primera vez que venía, cuando solo pasó un mes desde que eliminé este lugar de mi mapa mental.
Carly no tardó demasiado en abrirme después de que toqué el timbre. Pero su primera reacción al verme fue la de rodar los ojos.
—Maldita sea, es verdad.
Fruncí el ceño.
—¿De qué hablas?
—¿Por qué otra razón estarías en el mismo apartamento del hombre que te rompió el corazón hace un mes?
Carly se cruzó de brazos y enarcó una ceja.
—¿Lo viste? —le pregunté.
—Cariño, para hoy, todos los duendecitos del polo norte ya lo deben saber.
Carly se hizo a un lado y me dejó pasar. Ella estaba vestida para salir, así que supongo que no teníamos mucho tiempo. Continué hacia la sala mientras ella se desvió hacia la cocina.
—Intento entender por qué lo hiciste. ¿Quieres café? —dijo en voz alta desde la cocina—. Pero todavía no le encuentro sentido a que Sydney Cole haya hecho algo como eso.
—Sí quiero el café, pero prefiero no hablar sobre el espectáculo que di ayer porque la respuesta no te gustará—contesté.
Carly salió de la cocina con dos tazas de porcelana blanca, las dejó sobre la mesa del centro, y se sentó a mi lado.
—Juro que un día de estos entre tú y Molly me causarán un infarto—resopló.
—¿Es por Lucas? Deisy me dijo que él fu la razón por la que no fuiste a la fiesta.
—Sí, el idiota se apareció de la nada en mi casa, actuando como si nada hubiera pasado. Estoy harta de verlo merodear aquí. Por suerte salió muy temprano.
—¿Se está quedando aquí? Él no tiene derecho.
—Estoy clara de eso, pero Molly no quiere que se vaya. Es su padre y lo extraña. Mi relación con ella no es la mejor ahora tampoco.
—¿Qué sucedió con Molly?
—Creo que está enamorada.
—¿A Molly le gusta un chico? —exclamé sorprendida.
En seguida Carly me siseó para que bajara la voz.
—Ella está en su habitación.
—¿Esto no es lo que has esperando desde hace tiempo? Es normal que le guste un chico.
—Algo me dice que no me va a gustar ese chico.
—¿Por qué?
—Molly se ha estado escapando, mi hija nunca ha hecho eso—susurró viendo con cautela hacia las escaleras—. No sé qué voy a hacer si ese muchacho es igual al bastardo de su padre. Fue difícil llevar un embarazo en la universidad, luego que haya desaparecido durante todo ese tiempo, pero lo peor es que lo haya perdonado cuando volvió de la nada.
—Molly es una chica lista, confía en ella.
—¿Entonces debería seguir dejando que se escape?
—No, pero puedes hablar con ella y decirle que no tiene por qué salir a escondidas con él, siempre y cuando te lo presente primero.
Carly volvió a resoplar.
—Esto de ser madre no es lo mío Sydney, ¿quieres que te dé a mi hija? Seguro tú la educas mejor que yo.
Me reí, y alcancé mi taza de café.
—Lo estás haciendo bien, es solo que Molly está en una etapa difícil.
Cuando le di un sorbo a mi café, ella también bebió del suyo.
—Lucas quiere quedarse para el cumpleaños de Molly—mencionó Carly abatidamente—. Por supuesto que ella está emocionada, y estoy feliz de que Molly sea feliz, pero no dejo de sospechar de él. Volver tan repentinamente, no lo sé.
—¿Cómo se porta él? ¿Parece sospechoso?
—Ese es el problema, que no parece sospechoso, y eso es lo sospechoso. Ya no toma, y actúa como un padre ejemplar yendo por ella a la escuela.
Por lo que Carly me dijo de él en oportunidades anteriores, a Lucas nunca le importó perderse una semana bebiendo en un bar. Ciertamente, su cambio fue muy repentino.
—¿Crees que esté tramando algo malo? —inquirí.
—Debe estar actuando así para que piense que ha cambiado y así lograr hacerme volver con él. Pero se acabó Sydney, es suficiente. Los hombres me estresan.
Sonreí tristemente cuando recordé a Alex.
—¿Es por eso que no le das una oportunidad a Alex?
De pronto la expresión indiferente de Carly se transformó en una cohibida.
—De hecho, anoche yo…—Carly guardó silencio por un momento y volvió a mirar con precaución hacia las escaleras, luego continuó en voz baja—. Tuve sexo con Alex.
—¿Qué? —exclamé en voz alta. En seguida cerré los ojos cuando me di cuenta de que en realidad grité—. Lo siento.
Hasta entonces recordé que Alex se había comprado un piso en el mismo apartamento que Carly.
—Quisiera echarle la culpa al alcohol, pero recuerdo absolutamente todo—Carly suspiró cansadamente—. Fui hasta su piso y me lancé encima de él como perra en celo.
Me reí.
—¿Has hablado con él?
—Por supuesto que no. Me ha llamado cientos de veces, pero no planeo devolverle la llamada o contestarle. Tengo demasiados problemas aquí.
—Carly, ¿te gusta Alex?
Carly tomó de su café en silencio. Al cabo de un minuto sin respuesta, decidí hablar de nuevo.
—Alex es un buen hombre, y te respeta mucho.
—Eso no importa.
—Yo creo que te gusta mucho y por eso lo niegas.
Carly rodó los ojos.
—Por ahora solo quiero poner la vida de mi hija y la mía en orden. ¿Tú que harás? ¿Estás segura de continuar con Wyatt?
—No quiero dejarlo Carly, lo amo—miré mi taza de café, sonriendo mientras recordaba lo que hice el día anterior—. Y lo que hice, aunque fue precipitado, fue una forma de hacerles saber a todos que no me voy a rendir.
Carly volvió a rodar los ojos y a suspirar.
—Por lo visto, las cosas van bien si parece que te quedaste anoche con él.
Me reí por su forma obstinada de hablar.
—Eso fue justo lo que sucedió.
#2466 en Novela romántica
#647 en Novela contemporánea
drama amor celos millonario cenicienta, amor a prueba de todo, segundas partes
Editado: 02.07.2022