Sydney
Llegué como un huracán furioso justo cuando nos tocó pagar; Emma solo me miró extrañada cuando, en vez de usar la tarjeta de Wyatt, usé la mía. Sé que no debería darle importancia a las mal intencionadas palabras que salen de la boca de Elena, pero para ser sincera en ese momento no podía evitar sentir, aunque sea por un instante, que usaba las posesiones de Wyatt como ella lo hizo.
Cuando estuvimos afuera del mercado tuve la deplorable necesidad de patear el bote de basura a la horilla de la acera. Por supuesto que no lo iba a hacer, pero Emma notó la intención en mis ojos, así que se adelantó y se metió en medio de la proyección de mi mirada.
—¿Puedo saber por qué ves ese pobre bote de basura como si te hubiera robado dinero?
Me volví hacia Emma, quien me echó una mirada suspicaz.
—¿Algo pasó allá adentro?
—Estaba esa mujer, la ex novia de Wyatt, Elena—expliqué finalmente.
Emma miró hacia el mercado con el mismo desconcierto que yo cuando vi a Elena.
—¿Qué hacía aquí?
Me crucé de brazos y miré hacia la calle con disgusto cuando recordé lo que habló de Wyatt y la policía, además de recordar que tenía ese pendrive en el bolsillo de mi sudadera.
—Por lo visto, hablar de tonterías conmigo.
—¿Te estaba siguiendo?
—Sí, bueno, no. Me enseñó unas fotos que postearon de nosotras en el mercado.
—¿Realmente es una actriz famosa? Eso es lo que haría una fanática obsesionada. Ahora no puedo creer que me haya visto sus películas. Aunque la verdad siempre me pareció una psicópata. Por otro lado, se siente bien ser famosa ya que mi amiga lo es.
Sonreí, sintiendo que mi mal humor se esfumaba con el cotorreo animado de Emma.
—¿Qué te dijo? —me preguntó.
Por más que quisiera contarle a alguien sobre mis preocupaciones con respecto a Wyatt, no podía, ese era un tema personal suyo y no quería ser como Elena en ningún aspecto.
—Nada que no haya leído antes en las redes sociales.
Emma asintió reflexivamente antes de hablar.
—¿Recuerdas a esa columnista de la revista Uncensored?
—¿Sarah Murphy?
Emma asintió.
—Sé que no quieres que investiguemos sobre eso, pero Elisa insiste en que esa mujer tiene algo personal en contra tuya.
Elena había dicho que la información que estaba en el pendrive se la había conseguido una amiga que tiene habilidad para ese tipo de asuntos, ¿quién mejor que una periodista para eso? Además de que ya habíamos comprobado que Elena y Sarah parecían ser amigas.
—No, está bien. Pienso que es ilógico que esa mujer me odie, pero parece que es así, y no está demás averiguar por qué.
Emma se emoción visiblemente. Entonces sacó sus lentes de sol del bolsillo de su abrigo y se los puso.
—Llámame Sherlock Holmes de ahora en adelante.
Me reí, pero, aunque intenté ignorar esa sensación, sentí temor de lo que pudiera descubrir, y, sobre todo, de equivocarme al decidir investigar sobre el pasado de Wyatt a escondidas de él.
—¿Puedes acompañarme hasta Upper East Side? Son muchas bolsas.
Emma se quitó los lentes y lució visiblemente emocionada cuando me miró.
—¿Me estás hablando de ir a la guarida de Wyatt Powell?
Me reí.
—No es una guarida, es más bien un ático. Ya sabes, esos apartamentos en…
—Lo sé—Emma movió su mano en un ademan indiferente—, ¿quién en este mundo no sabría qué es un ático?
Cuando Emma se rió, sonreí tensamente al recordar la primera vez que Wyatt me llevó a su casa, no tenía idea de que un ático pudiera llegar a ser algo tan lujoso. En realidad, no tenía de muchas cosas del mundo de Wyatt, y ya que comencé a pensar en eso, recordé que siempre fui yo la que lo arrastró a mi mundo. Cada foto que nos tomaron hace un mes cuando nuestra relación todavía permanecía oculta, fue en un lugar al que yo quise ir. Él nunca había intentado cambiarme. Incluso estuvo a punto de dejar su trabajo por mí, así que pensé, ¿valía la pena traicionar la privacidad de Wyatt?
De camino al apartamento de Wyatt en el taxi que Emma había detenido, decidí deshacerme del pendrive que Elena me dio, no sabía qué encontraría ahí, pero si Wyatt me decía que estaba bien, prefería creerle a él.
Cuando llegamos le escribí un mensaje a Wyatt para avisarle que había terminado las compras, que estaba en el apartamento y que Emma me acompañó.
—Oh, cielos…—balbuceó Emma cuando las puertas del ascensor se abrieron y el impactante interior del apartamento quedó a su vista—. Esto es como estar dentro de la película.
Sonreí.
—No exageres.
Entré para ir directo a la cocina y dejar las bolsas sobre el mesón isla. Emma me siguió e hizo lo mismo con las bolsas que llevaba.
—Actúas así porque tú estás acostumbrada a esto desde que sales con Wyatt—replicó Emma—. En cambio, yo sigo siendo una chica humilde.
Me reí.
—En eso te equivocas. Carly tiene un piso aquí, no venía muy seguido, pero fue hasta que comencé a frecuentar a Wyatt que conseguir no deslumbrarme por cada cosa lujosa que viera.
—¿Carly es millonaria también? Sabía que su bolso no era una imitación.
Abrí la puerta de uno de los estantes de arriba para guardar algunas cosas, pero luego de una batalla fallida, no logré alcanzarlo. Me volví hacia Emma que todavía parecía sorprendida por todo lo que veía.
—¿Me ayudas con esto?
Emma se rió y luego rodeó el mesón para alcanzarme.
—Eres tan pequeña—tomó los paquetes de galleta y los organizó dentro del estante—. Yo me encargo de esto, puedes guardar lo que va en la nevera.
—Gracias.
Cuando me acerqué al mesón para sacar las compras que se refrigeran, mi teléfono vibró. Era un mensaje de Wyatt.
¿Todo bien? ¿Por qué no usaste la tarjeta que te di?
Wyatt.
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Editado: 02.07.2022